Historias de vida-Mujeres
El género influye en nuestras vivencias, perspectivas y significados acerca de lo que implica atravesar un conflicto armado o una guerra. A lo largo de la historia, estos momentos de violencia generalizada, exacerban los modos de diferenciación y jerarquías previas relacionadas con el género, al mismo tiempo que las crisis, y las necesidades que devienen de ellas, suscitan quiebres en los roles que tradicionalmente se asumen como femeninos o masculinos
En el caso del conflicto armado interno vivido en el país entre 1980 y el 2000, las cifras recogidas por la CVR revelan esas experiencias diferenciadas. El 80% de los asesinatos fueron cometidos a varones, lo que reconfiguró estructuras comunitarias locales y trastocó los roles familiares tradicionales. En paralelo, como suele suceder en las guerras, tanto los grupos subversivos como las fuerzas del orden, utilizaron a las mujeres como servidumbre sexual y doméstica, y la violencia sexual a mujeres fue parte de las políticas represivas de ambos bandos.
Esta serie es una ventana a poder escuchar y comprender qué significó ser mujer durante los años del conflicto armado interno, desde distintos contextos y desde sus propias voces. El interés de las mujeres que participan en esta sección de La oruga, es dar a conocer cómo su infancia, adolescencia, juventud y adultez, reflejan esos difíciles momentos de nuestra historia. Con sus relatos, ellas nos permiten poder observar esa época a través de su mirada. Sus voces nos cuentan sobre la cotidianeidad de la guerra y las múltiples crisis la que acompañaron; sobre los proyectos políticos en los que participaron; sobre la migración y el asentamiento en las ciudades; sobre la convivencia, la familia, y sobre la construcción de su identidad en tiempos de violencia.
Sus vidas evidencian cómo las desigualdades de género se entrecruzan con otras maneras de discriminación –como el origen, la clase, la cultura, el color de piel o el idioma– que se asientan en matrices más antiguas, y cómo se vivieron de una manera particularmente difícil durante el conflicto armado. Aquí podrás apreciar el devenir de las mujeres no solo vinculándolo a violaciones a los derechos humanos, sino también con formas más sutiles de dominación y sometimiento.
Al escucharlas, podemos comprender cómo las vivencias de violencia originaron sensaciones de miedo, incertidumbre y desconfianza cotidianas relacionadas específicamente con la identidad de género femenina, que han afectado la visión que las mujeres tenemos sobre la democracia, la política y la institucionalidad.
Las décadas del conflicto armado fueron momentos de gran efervescencia política, en los que muchas mujeres participaron activamente en propuestas y actividades comunitarias que buscaban democratizar nuestra sociedad. Esos proyectos se vieron también atravesados por la violencia, dejando atrás propuestas políticas colectivas, que hoy tienen un espacio restringido de expresión. Además, aquellas mujeres que vivieron el conflicto de manera más encarnada, y que cuyas vidas quedaron marcadas por la guerra, se vieron en la necesidad de movilizarse públicamente para enfrentar a aquellos que las confinaban al miedo, o para exigir justicia y reconocimiento sobre el abuso sobre sus cuerpos, o por la ausencia -por asesinato o desaparición- de sus seres queridos.
Las mujeres que aquí participan, guardan en su memoria no solo lo que les sucedió a ellas de manera individual. Ellas conocen y narran el modo en el que su espacio de vida fue transformándose ante la incertidumbre y la barbarie, cómo se fueron trastocando las formas de relacionarse, o cómo el Estado y la subversión fue desenvolviendo su accionar durante el proceso.
Su propia vida es muestra de los modos en los que humanamente las mujeres nos enfrentamos a las experiencias de violencia. Sus recuerdos, son parte de la historia del resguardo de los derechos humanos, su memoria testimonia un bagaje de experiencias acerca de cómo fue lidiar, personal y colectivamente, con la experiencia de la violencia política.
Las páginas que aquí se muestran, son espacios de memoria de las participantes. Ellas han elegido cada elemento expuesto, cada frase, recuerdo, canción, imagen o dibujo. La mayoría ha decidido no brindar información sobre su identidad, y lo que aquí publican es un presente que, con atención y cuidado, han elegido compartir con el espacio público. Como la vida, estos espacios de memoria no son espacios cerrados o estáticos, se irán transformando, a partir de lo que ellas piensan que las representa.
Crédito de la imagen de portada: Fotografía de Adrián Portugal, para La Mula.