Noemí nació en Lima en 1962. A través de su historia de vida, Noemí cuenta también la historia  la de Villa El Salvador, de la izquierda y del conflicto armado interno. Ella se define en la actualidad como «militante de izquierda y activista ambiental». Ha participado en proyectos y actividades comunitarias desde muy joven, y se dedica también a ser activista por la defensa de los derechos de las mujeres.

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Álbum

Villa El Salvador

Artículo de Michel Azcueta sobre VES

Entrevista al primer alcalde de Villa El Salvador, Michael Ascueta, donde cuenta sobre cómo fue VES durante los años de violencia, y la organización vecinal democrática del distrito.

El padre Eugenio Kirke junto con Gustavo Gutiérrez.

Fuente: Amigos de Villa

Imágenes de Villa El Salvador tomadas por Carlos Ferrand entre 1971-1974.

Fotografías de Gonzalo de Reparaz Ruiz de las invasiones en Ciudad de Dios, en San Juan de Miraflores tomadas en 1954.

 

Artículo de Antonio Zapata sobre Villa El Salvador.

Un grito al sur de Lima Artículo de Jonathan Diez. (2013).  Revista Quehacer 184, p. 68.

Artículo en El Peruano sobre aniversario de Villa El Salvador.

Episodio de Sucedió en el Perú sobre Villa El Salvador

Imágenes de los orígenes de Villa El Salvador, recopiladas en Historia de Villa El Salvador

Canción «Recuerdos de Villa», de Amilcar Soto.

Mujeres de Arena, canción en homenaje a las mujeres de Villa El Salvador, de Amilcar Soto, cantada por Susana Baca.

Línea de tiempo

  • 1962

    Nací en 1962. Soy la sexta de 11 hermanos, mis padres son de Apurímac

  • 1962-1971

    Mis primeros años viví en Surquillo, ahí estudié primaria y secundaria

  • 1971

    Vine a Villa El Salvador con toda mi familia

  • 1976

    A los 14 años ingreso a participar en la parroquia en el coro, como monitora, creamos la biblioteca Tarpuy, y formé parte del grupo Josed. Era militante cristiana…

  • 1979

    • A los 17 años inicié la militancia en la izquierda VR-PUM, allí conocí a muchos amigos, entre ellos a María Elena Moyano, hacíamos labores comunitarias y conformamos el grupo de música.
    • En el barrio creamos el Grupo Rikchari, junto a mis hermanos y a otros amigos. Hacíamos labores comunitarias y conformamos el grupo de música.
  • 1980

    En Lima, en Villa y muchos lugares más, aparecen perros muertos… una de las primeras manifestaciones abominables de Sendero

  • 1982

    • A los 20 ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, junto a uno de mis hermanos. Él ingresó a medicina, yo a economía.
    • Conocí a Jefferson, un muchacho de la parroquia, muy especial
  • 1983

    Gana la izquierda por primera vez en Lima y en Villa El Salvador

  • 1984

    A los 22 años dejé la universidad, no había clases, siempre había huelgas y paros… y solo había pasado primer ciclo, además faltaba dinero para los pasajes.

  • 1983-1986

    Mi tiempo se fue en pequeños trabajos y mi actividad social, la militancia política, las movilizaciones y las luchas, y también viajar: Cusco y otros lugares del país, Rusia, y luego otros países más.

  • 1985-1990

    • Gobierna Alan García, y la crisis económica nos golpea, no había para comer, no había empleo y cada día subía todo.
    • SL tiene mayor presencia en Lima, eran comunes las explosiones, los apagones, los toques de queda y la prohibición de reuniones
  • 1986

    • Asumí la secretaría general de mi grupo, tenía 24 años… dejé los espacios juveniles para trasladarme al espacio vecinal.
    • Participo en la Cuaves, fui delegada ante la asamblea nacional popular.
    • Muere Jefferson, en Colombia, era parte del Batallón América, él tenía 23 años.
    • Ruptura del PUM (muy dolorosa…), la militancia se dispersa…
  • 1990

    • Es presidente Fujimori
    • Sendero amenaza y mata a dirigentes, acusándolos de soplones, y sigue haciendo explosiones en todo Lima.
    • La iglesia y las organizaciones (muy debilitadas) impulsaron las marchas por la paz con justicia
    • Llegando a una marcha por la paz, me entero que la policía me buscaba a mí y a otra amiga por un supuesto asesinato de un policía (los compañeros ex PUM nos ayudan)
  • 1990-1991

    • Sendero siguió matando gente, cada vez de manera más cruel. Nosotros empezamos a responder a SL con volanteo y borrando pintas.
    • 2 de mis hermanos son apresados por ayudar a un herido, supuestamente de SL
  • 15/02/1992

    • Sendero Luminoso asesina María Elena, volándola en mil pedazos.
    • Al poco tiempo, uno de mis hermanos es obligado a salir del país por amenazas de Sendero.
  • 29/03/1992

    Otro de mis hermanos es apresado (lo sacan de su casa, donde vivía con su esposa)

  • 05/04/1992

    Golpe de Estado de Fujimori, los detenidos en seguridad de Estado son trasladados a Canto Grande (penal)… sin argumentos.

  • 1992

    • Son tiempos de zozobra, miedo, persecución, la policía revisa toda mi casa y por supuesto, nos estigmatizan…
    • Mis hermanos y yo iniciamos una campaña de defensa de mi hermano preso injustamente (expedientes a la prensa, movilizaciones y más)
    • Su esposa nos dice que ella asumirá la defensa y el cuidado de mi hermano preso, pero nos enteramos no solo de que ya tenía otra pareja cuando aún vivía con mi hermano, sino que abandonó su caso sin informarnos, y fue la primera en afirmar que mi hermano tenía algún nivel con la muerte de María Elena (para ocultar su deslealtad, quiso victimizarse y culpó a mi hermano de todo lo que pudo). Mostró lo peor de ella, a nivel político: su arribismo y doble moral se hizo evidente, y a nivel personal: la deslealtad, la mentira y la perversidad.
    • A mi hermano le atribuyen falsamente un seudónimo de SL que tenía varias responsabilidades.
    • Mi hermano y mi familia tuvimos que vivir y soportar el régimen cerrado en las cárceles, los jueces sin rostro, los motines donde murió mucha gente, y nosotros rezábamos para que mi hermano siga vivo. Ya en aquella época el terruqueo y la estigmatización eran cosa de todos los días.
  • 1994

    En medio de toda esa tensión, mi hermana mayor muere de manera fulminante por un aneurisma.

  • 1995

    • Fujimori gana las elecciones con todo el poder y los cuestionamientos encima
    • A mi mamá la atropella el carro y muere, cuando regresaba de visitar a mi hermano preso.
    • Mi hermano recibe una sentencia de 20 años de los jueces sin rostro, sin pruebas de nada. Fueron tiempos de sombras, de resistencia y de lucha por justicia, con todo en contra…
    • El padre Hubert Lanssiers preside la comisión especial de indultos y revisa el caso de mi hermano.
  • 04/10/1996

    Mi hermano sale en libertad, después de 4 años y medio, en el primer grupo de indultados que trabajó la comisión presidida por Lanssiers.

  • 1997

    Se inicia un periodo de sanación y de atención de daños colaterales de la familia.

  • 1998

    Fui elegida regidora por Somos Lima (todos los miembros éramos ex militantes de izquierda).

  • 2001

    • Me casé a los 38 años.
    • Seguí activando en espacios de concertación
  • 2002-2003

    Viajar y trabajar

  • 2005

    Inicio activaciones en Agricultura Urbana

  • 2010

    Inicio mis estudios en psicología.

  • 2013

    Me divorcio.

  • 2015

    Se forma el Colectivo Mujeres de Arena, del cual soy parte hasta ahora.

Transcripción

Esta transcripción se ha generando automáticamente y su precisión puede variar.

Parte 1: Historia de Vida de Noemí (1)

Noemí

Yo nací en el año 62, soy la sexta hija de 11 hermanos.

Mis papás vienen de Apurímac, del mismo pueblo, el pueblito se llama San Antonio.

Entonces ellos, como muchos en el país, ¿no? tuvieron un proceso de migración de San Antonio en Chuquibambilla a Abancay, de Abancay a Cusco, de Cusco a Arequipa, de Arequipa a Lima.

Es una ruta casi, casi, no sé si lógica, pero digamos el nivel de conexión en aquella época era así.

Tamia

¿Vivieron en todos esos lugares o fue que la familia se forma…?

Noemí

Mi papá y mi mamá se juntan y estaban en San Antonio, pero luego se fueron a Abancay, después a Cusco y en el camino iban naciendo.

Entonces tengo los dos hermanos mayores nacieron en Apurímac, mi otra hermana nació en Cusco, en Arequipa nadie nació, pero bueno, estuvieron como un año, un poco más y después se trasladaron a Lima. Mi papá, mi mamá, que ya tenían cuatro hijos, tres hijos, con tres hijos se vinieron a Lima y cuando llegaron, llegaron donde una familia que vendía jugo en el mercado.

Entonces mi mamá me cuenta que ellos no tenían donde vivir y de manera escondida se quedaban en el puesto de mercado a dormir.

O sea, mi papá, mi mamá y los tres, mis tres hermanos durmieron por un tiempo en ese puesto porque mi tía les decía acá pueden quedarse, pero tienen que estar escondidos porque estaba prohibido.

Tamia

Y una pregunta, ¿en Apurímac a qué se dedicaban tus padres? ¿Te acuerdas?

Noemí

Es la agricultura y la ganadería.

O sea, tienen ovejitas, vaquita, no tanta vaquita, pero sí, ¿no?

Entonces mi mamá es de la familia [Segundo apellido de Noemí], que de alguna manera como que tenían un poquito más de recursos, tierras así.

Mi papá no… no cuenta, no hemos sabido así de tierras suyas y esas cosas.

También eran varios hermanos ellos.

Entonces mi papá lo que tenía era una tradición así un poco bohemia, tocaba el charango, cantaba y entonces creo que por eso no le gustaba a mi abuelo materno.

Pero bueno, se juntaron al inicio con la desaprobación del abuelo materno, pero luego ya en ese tiempo el honor se resolvía casándose.

Entonces eso pasó con mi papá y mamá.

Y después viene el proceso migratorio, que realmente es en busca de oportunidades distintas a la agricultura, pero no solamente eso, sino que el tema del acceso en general a todo lo que es servicios, salud incluso ahora allí hay una posta médica que está construida pero que no hay atención.

Hay una señora que más o menos tiene habilidades, pero no es enfermera, no es técnica, nada de eso, sino es una señora que preocupada “por” a veces va y compra medicinas para que haya para cuestiones de emergencia.

Hay un colegio que está bonito, pero que van niñitos, sobre todo de inicial, porque ya después un poquito más grandecitos van a otros pueblos.

Entonces es un pueblito donde no hay, ahora.

Entonces en aquel tiempo me imagino que abrí el colegio, pero mi mamá recuerdo que contaba que caminaba muy lejos para ir.

Eso quiere decir que no era en su pueblo.

Tamia

Y cuando dices esto, ¿cómo era?, ¿el honor se solicita?

Noemí

Sí, era cuando, por ejemplo, lo que pasa es que creo ahí la historia no nos contaron bien, pero creo que mi papá se robó a mi mamá.

Entonces así era.

Aunque ellos decían se robó, pero seguramente habrá contado con el consentimiento de mi mamá.

Entonces se la llevó a mi mamá y se desaparecieron.

Mi abuelo estuvo molesto, pero cuando finalmente volvieron, lo primero que hicieron fue casarlos.

Entonces la formalidad tiene que ver con eso.

Mi abuelo además fue en algún momento alcalde, pero siempre fue una suerte de juez, pero no porque tuviera fuera abogado ni nada de eso, sino seguramente tenía habilidades para para dirimir, ejercer justicia, qué sé yo, porque a él acudían cuando había conflictos, a él acudían.

Entonces, ¿cómo construían ellos sus autoridades o cómo definían eso?

No sé exactamente, no conozco los detalles, pero sí recuerdo que a mi abuelo lo veían como una autoridad así con mucho peso.

Tamia

¿Y tus padres hablaban quechua o no?

Noemí

Sí, los dos eran quechua hablantes.

No nos enseñaron a nosotros el quechua.

Ahora lo entiendo un poco.

Creo que ellos sentían que si nosotros hablábamos quechua nos iban a marginar, excluir, discriminar.

Entonces prefirieron, no,

Que aprendiéramos el español bien.

Bueno, así habíamos crecido.

Pero ellos hablaban en quechua cuando no querían que supiéramos lo que estaban hablando.

Así sus secretitos.

 

Tamia

¿Entonces tú los has escuchado hablar quechua? ¿Tú has nacido acá?

Noemí

Yo nací acá en Surquillo, en Lima.

Sí, de hecho, mis dos hermanos anteriores también, ¿no?

También nacieron en [nombre del hermano mayor de Noemí], [nombre del segundo hermano mayor de Noemí] nacieron aquí también y yo fui ya la sexta.

Y después siguieron llegando.

Mi mamá se embarazaba como que cada dos años.

Nosotros nos llevamos dos años, dos años, dos años, dos años, dos años.

Así que por lo – años.

Mi mamá se la ha pasado entre embarazos y bebitos.

Tamia

¿Y cómo lo veías a ella siendo mamá de tantos hijitos, hijitas?

Noemí

Supongo que yo quizás también es por cómo se concebía el rol.

Bueno, mi mamá era una mujer dulce.

O sea, no la veo a mi mamá como la señora loca que uno se imagina con tantos hijos, como loca o alterada.

No era así mi mamá, no, ella era más bien calma, tranquila.

La veía siempre trabajar.

Dios mío.

Y también recuerdo sus manos maltratadas mucho.

Tamia

¿Y en qué trabajaba? ¿Qué es lo que hacía?

Noemí

Era la atención, era el lavar ropa, que en ese tiempo se lavaba todo así, el cerro de tinas era con tu tina, 1 tabla y así, a lavar la ropa.

Era el planchado, porque mi papá trabajaba como mozo en un restaurante.

Entonces en esos restaurantes mi papá tenía que ir con unas camisas almidonadas acá.

Entonces recuerdo a mi mamá planchando con esas esa plancha de gallito con carbón y echándole almidón al cuello para que esté bien tiecito.

Todos los… o sea, todos los días mi papá iba así, porque él iba así con su corbatita michi, o sea, bien formal.

Él trabajaba para esos restaurantes, así como de prestigio, donde tenía que ir muy bien, muy bien arreglado.

Tamia

Entonces así entonces tu mamá trabajaba todo el día, digamos, atendiendo…

Noemí

Sí, encargada de nosotros, porque como te digo, durante 20 años por lo menos, ella se le ha pasado y entre embarazos y bebitos.

Entonces ese tiempo es atender a los más bebés, atender al otro, al más mayorcito, ir al colegio.

También se generaba ingresos, porque ella en cada festividad hacía cosas.

Por ejemplo, el 1 de noviembre ella hacía coronas con flores de papel.

En Navidad hacían arbolitos, porque no había en ese tiempo ninguno de los árboles chinos que ahora hay.

Entonces mi mamá hacía arbolitos de celofán y luego de papel, no me acuerdo, papel metálico verde, y los hacía manualmente.

Nos sentaba a todos nosotros.

Yo recuerdo haber forrado también eso, porque ella nos enseñaba.

Teníamos que hacer bolitas rojas para que en cada puntita aparecía y ella terminaba armando esas cosas vendía.

Y después ya en Villa el Salvador, mi mamá en las tardes vendía mazamorra.

Salía ahí a la puertita de la casa que conoces, ponía afuera la mesita, su mantelito y sacaba sus dos ollas, después nos decía ya, tú tocas allá y tú tocas acá.

Ahí también “vecina, mi mamá tiene mazamorra.

Hoy día he hecho mazamorra de fruta”, otro día así.

Y cada día hacía y entonces con ese dinero, recuerdo que mi mamá compraba las cosas que necesitaba para la casa, porque no había casi, ¿no?

Entonces había esos señores que pasaban con su triciclo, con un montón de cosas y que te daban a crédito.

Mi mamá entonces compraba su tina, su olla, todo a crédito.

Y entonces cada vez que venía el señor, mi mamá le pagaba.

El señor a veces comía su mazamorra y cosas así.

A veces hacía mazamorra, a veces hacía picarón

Y cuando hacía, cuando era un poquito, digamos una cosa como mayor, hacía anticuchos también, pero todo en la puerta de la casa.

Y bueno, y era bacán en parte porque nosotros estábamos jugando ahí, porque no había pista, sino era arena, jugando ahí en la arena y mi mamá con la mazamorra chequeándonos y otra cosa, ah, tejiendo, está vendiendo, está sentada y está tejiendo, alguna ropa para nosotros.

Entonces se multiplicaba pues ella así la recuerdo.

Pero aun así nos miraba y se reía con lo que jugábamos.

O sea, ese rol tenía, supongo que ella entendía también totalmente despersonalizada, o sea, totalmente postergada ella, ahora que lo pienso.

Totalmente vivir para el otro, en ese caso para nosotros, así una entrega 100×100.

Tamia

Pero ella estaba… ¿tú la veías contenta en su rol o sentías que había una frustración?

Noemí

Creo que estaba contenta como era parte de la concepción, entonces sí, yo la veía…

Quizás la forma en cómo crecimos a ella le fue llenando de alegrías.

A ella le gustaban mucho mis rebeldías, por ejemplo, porque yo desde chiquita era así, mi papá si era gritón, mi papá nunca nos pegó, no recuerdo que me hayan pegado, ni jalaba la oreja.

[Se ha cortado una parte en la que Noemí cuenta que a veces había arrebatos agresivos por parte de su papá cuando llegaba a la casa, no los golpeaba, ni a ella ni a su mamá, pero sí hacía que Noemí se sienta atemorizada. Cuando conversamos sobre ello, me cuenta que no justifica esos arrebatos, pero que los analiza y los inserta como parte de un sistema patriarcal, en el que su rol de proveedor le daba un lugar laboral en el que tuvo que tolerar situaciones de marginación y sometimiento para poder mantener los ingresos para la familia, y que en el hogar más bien tenía un lugar de poder en el que desbordaba sus frustraciones, como una “rabieta”. Al mismo tiempo, comenta otros aspectos sobre su papá: es descrito como una persona luchadora, que nunca dejó de trabajar, con ese ejemplo, inculcó en sus hijos el valor del trabajo. Me cuenta también que sus hermanos recuerdan momentos de acompañamiento muy bonitos, paseos en los que tocaba charango, idas al cine. En buena parte es por él que la música fue parte importante y cotidiana para la familia].

Tamia

Tú tenías hermanos más grandes que tú, tu hermano… hermana mayor, era, ¿no?

Noemí

Mujer: El mayor es varón.

Y las dos…

Las dos mujeres… Las que siguen son mujeres.

Tamia

Entonces los hermanos mayores eran un varón, 2 mujeres.

¿Y cuántos años te llevaba el más grande?

Noemí

El mayor de todos, creo que 10 años por lo menos.

Entonces era como mucho más grande que tú…

Sí, sí, porque claro, como éramos 2-2-2, yo soy la sexta, entre 10 a 12 años me llevaba.

Tamia

Y de ahí para abajo también, ¿y cómo era convivir con…?

Noemí

Claro.

Y en mi caso, las mujeres estaban al inicio, las mayores y al final.

Y entonces mi nivel de relacionamiento, de amistad porque tú construyes amistad con tus hermanos…

Puede ser tu hermano, pero si hay mucha edad, o sea, no es tu pata, no es tu amigo, no es tu cómplice.

En cambio, los que son intermedios conmigo sí, con él, claro, es mi hermano mayor, todo eso.

Pero a veces la forma en cómo se ejercía autoridad era similar a la que mi papá asumía.

Entonces él era el que también quería como gritar así.

Y mis hermanas, [nombre de la segunda hermana mayor de Noemí] era callada.

Mi hermana, la que falleció, era callada, era muy tímida ella.

La recuerdo como que cuando llegaba de visita o alguien, ella se metía a su cuarto.

La otra no, la otra creo que trataba de conquistar a mi papá a partir de ser así como que bien, ah, mi papito, que no sé qué, que por ahí por ahí conseguía cosas, pero ahí nada más.

Pero digamos, [nombre de la segunda hermana mayor de Noemí] le tenía cierto miedo a mi papá. [Nombre de la tercera hermana mayor] buscaba otras maneras de llegar a él, pero ninguna de las dos se reveló.

Y mi papá era de los que no dejaban tener enamorados ni nada, uff.

Y ellas sufrieron más eso.

Cero permisos, no iban a fiestas, eran… o sea, digamos, la educación para ellas fue distinta a la que yo tuve.

Tamia

Y hay algo que quisiera saber, ¿por qué se mudaron de Surquillo a Villa el Salvador? ¿O cómo fue esa mudanza? ¿Cómo y por qué?

Noemí

Sí, la recuerdo.

Mis papás, como te comenté, llegaron al mercado al poco tiempo, consiguieron un lugar para alquilar en Surquillo.

En ese tiempo había muchos callejones con pequeñas casitas, casitas bien chiquititas, chiquititas.

No sé cómo entramos ahí, pero bueno.

Entonces ellos consiguieron en una suerte de callejón un poco ancho, que se llamaba San Fernando.

San Fernando 285, recuerdo el número.

Y nosotros vivíamos en el lote 11, interior 11, no se decía lote que era al fondo.

Y como era al fondo, donde estaba la casa, mi papá aprovechó que acá está la casita y ya terminaba, aprovechó en poner acá una suerte de había una cortina, creo que ahora son esas cortinas como de palitos que ponía que la ponía acá para hacer un poco la extensión de la casa, tipo patio, más, porque no alcanzábamos.

Dormíamos en camarotes de a dos en cada camarote.

O sea, si en un camarote entran dos, entramos cuatro.

Nosotros como éramos chiquitos, cuando uno es niño, “ya tú duermes acá”… ya no importa, ¿no?

Pero sí, eran así.

Y era una casa chiquita.

En general, los primeros años estuve ahí, tuve amiguitos, de hecho fui a la escuela que estaba cerca.

Pero resulta que alguna vez el señor Ayudante, así ya se apellidaba el señor que alquilaba las casitas

Tamia

¿Su apellido era Ayudante?

Noemí

Su apellido era Ayudante.

El señor Ayudante era uno de esos señores así medio prepotentes y abusivos.

O sea que cuando venía allá se te hablaba horrible.

Yo recuerdo y recuerdo porque le tenía miedo.

Entonces, ¿qué le diría alguna vez a mi papá?

Y mi papá, con el geniecito que se manejaba, terminaron mandándose pero a no sé dónde.

Y mi papá le dijo: “yo no te voy a pagar, ya te fregaste”, que no sé qué…

Y entonces el señor, nosotros, cuando veíamos que venía desde el inicio, entraba en el callejón, ya veíamos y bum, para escondernos, porque el señor se paraba a la puerta, empezaba a gritar “¡He dicho que me paguen, ¿por qué no me pagan?!”

Y estaba ahí media hora hasta que terminaba de gritar.

Y terminaba yéndose.

Pero ya empieza a hacer zozobra, pues, ¿no?

Para nosotros, miedo, qué sé yo.

Nosotros no salíamos escondidos hasta que se vaya.

Y ya mi papá estaba desesperado buscando dónde vivir.

Y en ese andar, su amigo le dice “en Pamplona hay lotes”.

Y mi papá agarró y puso su estera, ya se fue.

Él no dudaba.

Es una de las cosas que yo recuerdo mucho de él, muy decidido, muy… no dudaba.

Se fue y puso ahí, plantó sus y entonces se salía del trabajo y se iba a estar la choza, llevaron cositas de la casa para prestar ahí.

Pero eso fue unos días nada más, porque de ahí fueron desalojados violentamente.

Y él es el que viene…

Eso que sucedió en Pamplona y todo eso, en la historia de Villa el Salvador, y que mató… mataron ahí a una persona.

Mi papá cuando viene, dice: “han botado todo”…

Él nos contaba, pues, porque él fue allá, pero él no estuvo en la “repre”, sino que él llegó después.

Y entonces, pero yo le digo: “¿Y la casita? ¿Dónde estará la casita?”

“No hay nada”, decía, “todo estaba… todo estaba tirado”.

Pero curiosamente, mi papá tenía una forma de contar, nunca hacía drama, o sea, en el sentido de esto no, ya no hay nada.

Muy lógico, muy así era.

Entonces, bueno, ya no teníamos lo de nada.

Y después, al poco tiempo, él una vez llega así apresurado: “En Villa el Salvador, En Villa El Salvador, ahí están dando los lotes”.

Y mi papá se vino así con todo.

Ya en ese tiempo, mis hermanos mayores ya eran como adolescentes, jovencitos.

[Segunda hermana mayor de Noemí] creo que tenía 15 años.

15 años.

La otra 17, el mayor 18, 19, más o menos.

Entonces mi papá no preguntó, pues, no preguntó si vamos a ir o no: “Ya, nos vamos”.

Agarró, puso su consiguió el lote y dijo: “¡nos vamos!”.

Hasta ahora recuerdo el día de la mudanza, era un camión grande donde estaban todos nuestros trastes.

Ya después veías, realmente era traste todo lo que teníamos, pero era lo que teníamos.

Y eran esas cocinas mundo a kerosene, eran, este, así… ¿no?

Y mi papá decía: “allá tenemos una casa grande”, decía: “grande”.

Y claro, creo que eran, no sé, ahí 40 m² y pasar a una casa de 140 era: “allá tenemos una casa grande, y nosotros estamos acá al ladito de la pista, y acá a esta cuadra está el mercado”… Así él iba describiendo todo lo que había.

Tamia

Estaba contento, entusiasmado

Noemí

Él estaba contento. Mi mamá también. Sí, mi mamá también. Pero sí recuerdo que sobre todo a una de mis hermanas, a la mayor de las mujeres, la que falleció, ella lloraba, lloraba en silencio.

La que te digo que era más tímida, lloraba en silencio.

Es que ella ya tenía un enamoradito a la vuelta.

Y en aquel tiempo, trasladarte de Surquillo a Villa el Salvador, casi como viaje interprovincial, y encima no había acceso a movilidad, ¿con qué vas a llegar?

Era despedirse del enamoradito.

Tamia

¿Y pero qué había?, un lote, pero, ¿qué había en el lote?

Noemí

Ah, cuando llegamos… cuando llegamos no había pista, no había nada [risa]. Ninguna de las cosas que mi papá decía, porque todo era arena, “¿dónde está la pista?”… Cuando te dice eso: “está cerca, ahí está la pista, y ahí no más está el mercado”, que no sé qué. Y cuando yo llego todo era un arenal, arenal, arenal, arenal. Así todo, todo, todo. Pero los niños ven las cosas de manera distinta. Yo estaba feliz porque… por el tema de seguridad, mi papá y mamá se sentían seguros. Esta ya es nuestra casa, nadie nos bota de acá. Entonces así ya con eso yo estaba feliz. Pero sí recuerdo ver que mis hermanos, el mayor que también tenía a su pareja, durante los dos primeros meses no se vino a Villa El Salvador. El asunto está que como que sin querer queriendo, al quedarse con su pareja ya se emparejó, porque él vivía en la casa con nosotros, pero ya a los 19 años ya se emparejó porque…

Tamia

¿Y se quedó por Surquillo?

Noemí

Se quedó, pero poco tiempo, como unos dos o tres meses. Mis dos hermanas sí llegaron, y ellas estaban así tristes, porque te vas al rincón del mundo, pues. Yo estaba feliz.

Tamia

¿Y cómo fue armar su casa?

Noemí

Mi papá la armó, supongo que contrataba ahí… Además, él fue muy cuidadoso porque como éramos tantos, todas las casas tenían sus chocitas así bien precarias. Mi papá creo que se endeudó y compró ladrillos. Pero no estaba construido, sino que en ese tiempo tú podías poner como superpuestos, o sea… pero no tan inseguro, porque puso palos, puso no sé cómo, y armó la casita.

Y cuando llegamos era como que un rectángulo nada más. Un rectángulo dividido en tres dormitorios, sala y acá era la habitación de ellos y la cocinita. Pero es como que este es el terreno y esta es la casa. Así más o menos así estaba la casa. Esa era la ubicación. La pista supuestamente era por acá, pero como ese tiempo era arenita, no había nada. Y nosotros recuerdo que mi papá mandó a construir, al inicio teníamos bidones, pero después mandó a construir una poza de cemento para que el camión llenara, le puso su cañito y con una conexión acá, y ya teníamos agua. En Surquillo era el callejón de un solo caño. O sea, nunca había, no había, no había… un caño. Entonces el privilegio de tener un caño en la casa para lavarte las manos… ¿cómo es, no?, como te acostumbras… Es más fácil acostumbrarse a la comodidad cuando esta es gradual, que cuando es al revés. Y vas perdiendo más bien ahí, porque te vas frustrando. Pero en este caso es distinto. Entonces ya y teníamos caño en la casa, teníamos esto. Mi hermano incluso lo que hizo fue hizo unas bolitas de cemento, que sea como el camino, y dijo voy a poner grass. O sea, se empieza a soñar con la casa, se empieza a soñar con la distribución de los espacios. Yo recuerdo en esos afanes a mi mamá, a mi papá, todo eso.

Al inicio no me gustaba que se te caía algo y se llenaba todo de arena. Por ejemplo, a veces tú estás picando algo, tu fruta se cayó, el plátano se llenaba de arena como cuando estás en la playa, ¿no? Entonces esa sensación. Pero luego mi papá… en ese tiempo yo asumía “mi papá tiene plata”, y lo que pasa es que parece que no le pagaban tan mal y como todo se iba para la comida o qué sé yo. Pero él rápidamente dijo también “vamos a hacer piso acá, pisito”, pero todo, ahora que lo pienso y que sé un poquito más, era así el piso [hace una seña con los dedos de que era muy delgado, como de dos centímetros], o sea, una cosita así y ya, ¿no? Pero él lo solucionaba y entonces allá tenemos caño, tenemos piso y ya, ¿no? Igual tienes que llenar con el camión cisterna, pero digamos, fueron como comodidades para nosotros, así entendida, porque antes no vivíamos así.

Tamia

¿Y cómo era con los vecinos? ¿O sea, se organizaban para crear su barrio? Porque todos llegaron así a lotes, entonces ¿había algún tipo de relación?

Noemí

Eso claro, lo que recuerdo es que todo se decidía en la asamblea. Mi papá fue el dirigente de producción o algo así. Entonces en la asamblea ahí estaban viendo qué lotes declaraban en blanco. Porque al inicio es el gobierno, qué sé yo, los que asignan el lote, pero después ya son los dirigentes. Declaraban en blanco porque no hay vivencia, y si había otra familia que lo necesitaba, le otorgaban. Entonces, en nuestro caso no hubo problema porque éramos tantos ahí. Y mi papá lo que hizo fue yo voy a necesitar un lote más porque mi hijo mayor ya tiene su pareja, porque un soltero no podía tener, pero no le podían adjudicar. Y como [nombre del hermano mayor de Noemí] ya estaba ya, mi papá qué le diría pues: “ya te he conseguido tu lote aquí en la misma manzana, así que vienes”. Y le consiguió su lote. Y claro, ese fue como que el gancho para mi hermano mayor, él se vino también.

Tamia

Con su pareja.

Noemí

Sí, sí. Pero sí, la vida organizacional era increíble. Todo era asamblea, todo, todo, todo. A nivel de manzana y a nivel de grupo. Incluso cuando había en el grupo, mi papá iba, mi mamá, estaban en la reunión parados porque no había un lugar donde sentarse. Es tú, el micrófono, qué sé yo, hablando y nosotros alrededor por ahí jugando, en la arena enterrados, siempre, siempre. Y yo tengo mucho ese recuerdo. Pero también la arena era limpia, es como la del mar, como cuando vas a la playa, así, no es un lugar sucio. Las personas fuimos ensuciando y contaminando. Pero al inicio yo jugaba con las conchitas y así como cuando vas a la playa empiezas a mojar para hacer cosas, también los hacía. Entonces era como estar en la playa siempre. O sea, era bonito. A mí me gustaba, mi recuerdo es bonito. Como que los niños tenemos también una percepción distinta de la pobreza. Si tienes comida y tienes cosas así… Sí, era claro, pues que no pertenecíamos a las casas lindas que había en aquella época. Pero, este, me sentía contenta porque sí había para comer, por lo menos en esa época, porque sí después hubo etapas en las que no había.

Pero sí en esa época, en esa primera época, sí había mucha organización, mucha colaboración y todos, todos tenían una disposición. Es un poco como que sabes que estamos pasándola mal y necesitamos seguir, ayudarnos sí o sí. Es como que si tú, yo y otra gente emprendiéramos un viaje medio al vacío y sin saber y: “¿Sabes qué?, ya, mira, tenemos que prever esto, tenemos que juntarnos, cómo hacemos para esto, tú puedes llevar esto, ya yo voy haciendo. Digamos, es, o sea, no era posible avanzar si no te juntabas. Y entonces y todo mundo tenía esa comprensión, entonces no tenías que llamar, la gente venía: “ya, vamos, hagamos esto, hay que hacer esto de acá”, qué sé yo. Entonces yo veía esa disposición. Por eso digo, es como embarcarte así en una aventura en la que estás en grupo y la única posibilidad de sobrevivir es protegerte. Entonces eso, pero claro, con la alegría de que es tu casa, de que vas a construir. Entonces he leído ahora algunos testimonios de lo que sentían muchos dirigentes y la gente estaba feliz de tener un lugar donde vivir, a pesar de que era la nada, porque decían “sí, que se ha asignado lotes, que no sé qué, que los servicios”, pero ahí. Entonces yo tengo esa sensación. Supongo que mis hermanos más o menos contemporáneos conmigo, también. No así con mis hermanos mayores, yo recuerdo sobre todo a [hermana mayor de Noemí] con su tristeza y a [hermano mayor de Noemí] que sentía que… o sea: esto es el atraso, esto es él. Y alguna vez él decía “no se preocupen hermanos, yo voy a hacer todo lo posible por sacarlos de acá”. O sea, veía eso como algo, algo, pues… entonces era el fin del mundo para él. Y bueno, esa era su forma de ver.

Tamia

Y cuando eras, bueno, eras una niña, ¿cuáles eran tus referentes de mujeres? Ya me has hablado de tu mamá, de tus hermanas, pero ya estando de repente en el barrio, ¿había mujeres, mujeres que te llamaron la atención?

Noemí

Tan chica, no. Y quizás es porque al crecer yo entre mis hermanos, yo era uno más también. Entonces si ellos jugaban fútbol, yo también. Yo recuerdo que peleaba mucho con los espacios. Entonces eso hacía también que fácilmente a mí no me podían decir “Noemí, barra la casa”, “¿ah?, ¿y [hermano de Noemí] y [hermano de Noemí] y no sé qué…”. O sea, siempre estaba como que muy, muy así. Y si ellos jugaban, yo también tenía que jugar. Yo recuerdo que cuando ellos jugaban fútbol: “yo también, yo también quiero jugar”, “No, es que tú eres mujer…”, “A mí no me importa, yo quiero jugar”, y así, ¿no?, y ellos: “Ya está bien, ya”. Pero cedían no más porque jugábamos con ellos, siempre jugábamos a todo. Entonces siento que crecí así, entonces. Y jugaba fútbol. En una época en que, claro, te decían… recuerdo que alguna vez sí me dijeron: “ella es machona”, y yo: “¿seré machona… pues de repente? Me daba cosa saber qué será eso: “¿Qué tan malo es ser machona? Pero de repente soy machona porque juego fútbol, pues, ¿no?”. Entonces sí tenía eso, pero bueno, trataba de no preocuparme mucho, pero recuerdo, recuerdo eso. Entonces hasta ese tiempo mis referentes eran mi mamá y cómo eran mis hermanas, la segunda era como más mona, más de… Yo sentía “ella es bonita”. Yo no me sentía como mujer bonita. No, no era. Entonces veía “Ay, qué bonita”, yo no, yo no era bonita. Entonces no sé si tiene que ver con ese con esa relación con mis hermanos, de ser uno más igual que ellos y de tratar de comportarme como ellos.

Tamia

¿Pero era algo que te molestaba no sentirte bonita, o era “yo soy diferente” no más?

Noemí

No, no me molestaba, no me molestaba. Sí, cuando veía a las chicas como más cuidaditas en el colegio, en secundaria, sobre todo, pude ver a chicas que eran, que se cuidaban más así. Entonces yo ahí sí me sentía un poco como más descuidada, pero no teníamos posibilidades de… digamos, de estar mejor. Yo heredaba, por decirte, el uniforme de mis hermanas. O sea, heredabas la ropa o mi mamá nos cosía a veces lo que podía. Entonces no era que alguna vez, no recuerdo ni siquiera que me compren ropa midiéndote, o sea, eso ese recuerdo no lo tengo. O sea, era heredar. Y después en el tiempo, incluso ya de más grande, más adolescente, por ahí creo que mi primera chamba me fui a Gamarra a comprarme cosas, pero después con María Elena [Moyano], con ellas comprábamos ropa de segunda. María Elena tenía muy buen gusto y a ella le quedaba todo, eso recuerdo.

Tamia

Entonces tú, ya estamos entrando un poco hacia la adolescencia, ¿y al colegio ibas en Villa mismo? ¿Primero en Surquillo y luego en Villa?

Noemí

No, lo que pasa es que cuando vamos a Villa, el año 71, se llega en mayo, y entonces no había colegio y las familias que se iban a vivir se quedaban sin ir a la escuela. Entonces allí, claro, la gente se organizó para construir escuelas, para ver cómo hacía. Ahora, construir, entre comillas, era hacerla con esteras, era poner ladrillitos para que tengas donde sentarte por ahí, mesitas, improvisar. Ya yo voy de repente con mi sillita y estoy sentada en ladrillitos, me pongo un papel o algo. Y las clases eran así, las primeras clases. Pero eso se hace después de unos tres meses de quedarte sin colegio (“colegio” decíamos en aquella época), y no saber cuándo va a empezar. A mi papá esa posibilidad, a mi mamá tampoco no les gustó: “Ellos no pueden perder las clases. Además, acá todavía no hay colegios, ¿a dónde los vamos a poner? Tienen que seguir nada más yendo a Villa… no, a Surquillo.

Tamia

¿Se iban todos los días hasta…?

Noemí

Sí, sí, sí. Sí, no dejamos de ir. Y fue duro porque no había carros. Sí… yo recuerdo, por ejemplo, yo era la más pequeña en ese tiempo de las que iban al colegio. Mi mamá… había una señora, una morena, que para meterse al carro, ella decía “yo voy con mi aguja” para poder meterse. Porque en ese tiempo lo que pasa es que la gente entraba así en cardumen y no entraban. Y ella lo que hacía era abrir la ventana y mi mamá me pasaba por la ventana a mí, o sea, porque yo por la puerta no podía subir, porque había mucha gente, se amontonaba y a mí me metían por la ventana y la señora ya me… como que me cuidaba. Y después yo aprendí a saber dónde bajarme, o sea, no perdí la…

Sí pasé cosas en el carro, por ejemplo, recuerdo que tendría, no sé, 10 años… una vez estando en el carro, yo estaba así, estaba aplastada, estaba aplastada, pero yo estaba aplastada, no me había dado cuenta. Y en eso una señora le hace escándalo al señor que estaba detrás de mí: “¿Qué te crees?, Estás…”, este, ¿cómo se llama? El señor estaba como sobándose conmigo, pero yo no me había dado cuenta, no sabía de eso. Y entonces yo me doy cuenta que la señora le está… Y en ese tiempo, bueno, no sé si era niña, no reaccioné. Sentí mucha vergüenza de la exposición porque la señora le armó un escándalo al señor, el señor que terminó yéndose. Pero claro, después de que sucede eso, ya yo me voy dando cuenta de que estoy expuesta a eso en el carro, sobre todo si voy sola, porque después ya procuraba ir… porque igual me fui encontrando con amigas que también vivían en Villa El Salvador y nos veníamos juntas, entonces ya en mancha era distinto, ahí sí. Si alguien se pegaba, yo me arrimaba más para acá, así. Pero…

Tamia

Fuiste siendo consciente de esa vulnerabilidad…

Noemí

Sí, sí… Y que no pasó solamente una vez… Esa vez, con la vergüenza… después yo estaba, así como aguantando las ganas de llorar, no sé si lloré, pero estaba así avergonzada, no decía nada, no, no podía enfrentar al adulto. No, no era parte de…Y recuerdo también después, otra vez, que alguien… sentí que me empezaban a empujar y yo empiezo a moverme, o sea, para irme un poquito más allá, porque obvio, el carro estaba lleno y el tipo me dice: “no te vayas, no te vayas”, peor todavía, me dio más miedo, pero ya sabía que no era bueno, o sea, que eso no estaba bien. Pero no es que te expliquen, porque ese nivel de información o de cosas, yo no sabía. O sea, no sabía, o sea, hasta dónde y qué cosa es lo que está mal y también si yo tengo la culpa. Entonces sí, en los dos casos sentí vergüenza y sentí culpa.

Tamia

¿Y ya cuando estaban en grupo?

Noemí

Sí fue distinto, porque yo tenía amigas que eran más, este, como que sabían más de eso. Y era eso que te decía, en algunas cosas yo no había crecido, en otras sí. Pero por ejemplo, para conocer esta… porque yo recuerdo a mi amiga Juana, que además era altita: “¡Oiga!, ¡¿qué le pasa?!”. Ella sí armaba… yo no era capaz de, no sabía, pero sí, entonces fui aprendiendo ya desde ahí. Ya tenía que ver el modo de ponerme en una posición en el carro en el que nadie se ponga detrás tuyo. O sea, si pegado al esto, siempre así, y con el bolso acá. O sea, ya era como que cuidarme, esas cosas sí, son parte del transportarte…

Tamia

Y aprender a ser una chica…

Noemí

Sí, también, sí, también.

Tamia

¿Y en el barrio, si sentías que era más tranquilo? O sea, ya me estabas contando que conociste, por ejemplo, a María Elena o a las otras, ¿cómo así llegas a…?

Noemí

¿A conocerlas? Mi primer vínculo realmente es con la parroquia. Entonces, ya cuando tenía como 13 y 14 años, mi mamá además era de las personas que se vinculaban rápidamente. Incluso cuando vivíamos en Surquillo, ella participaba la parroquia Jesús Obrero en Surquillo, organizaba allí concursos de que tu casa estuviera limpiecita, arregladita. Y entonces ellos iban a ver: “Ah, ya, tu casa está arregladita”. Sí, sí, yo recuerdo que mi mamá participaba en eso. Y este, recuerdo porque alguna vez casi la hice quedar mal, porque ella había puesto… arreglado todo, o sea, con las cositas que teníamos, porque teníamos una mesita de madera, había un ropero chiquitito, un estante de libros así, realmente bien poco para ser tantos. Una vez ella me dice: “Guarda esta media”, había una media en bolita, y yo fui y lo dejé en el estante, no sé por qué, o sea, estaba haciendo algo, me entretuve y lo dejé en el estante. Y recuerdo que veo que vienen unos señores y empiezan a revisar toda la casa, o sea, a ver, mira, como que yo voy allí, levanto a ver si está limpio, ah, esto está ordenado. Abro las cosas… y a ese estante mi mamá le había hecho unas cortinitas, abre la cortinita y estaba la media [risas]. Entonces, cosas así, ¿no? Y recuerdo que mi mamá se ríe y dice mi hijita lo ha puesto acá. Y yo sentí que la estaba ensartando a mi mamá, porque ahí entendí que… y después le daban, o sea, por participar en esas cosas, siempre participaba en la parroquia, le dieron una canasta de víveres así. O sea, creo que veía el modo siempre de agenciarse.

Y después [ya en Villa] cuando está en la parroquia también, porque era muy creyente, ¿no?

Tamia

Tu mamá era muy creyente, ¿y ustedes?

Noemí

También porque fuimos aprendiendo. Y cuando estábamos allí, luego se forma el coro en la parroquia, entonces uno empieza a vincularse. Conocemos a Eugenio[1], que es sacerdote irlandés, en ese tiempo, además, la iglesia empieza también un despliegue de trabajo inmenso en todo Villa, trabajando con comunidades cristianas, hablando de la “opción por los pobres”, de “una iglesia comprometida con su pueblo”. Es todo un movimiento así muy fuerte y Eugenio allí. Entonces éramos un grupo de niños y decíamos vamos a escenificar en Semana Santa la muerte de Jesús. Mi hermano era Jesús, nosotros éramos María, bueno, así. Entonces, y había una suerte de un cerrito que lo habían estado cavando, y curiosamente en el cerrito se había formado como una suerte de anfiteatro, esta parte plana y lo demás acá, y ahí se hacían las obras de teatro. Entonces nosotros ahí participamos. Al inicio realmente estábamos… ya después, o sea, como que la dinámica y el impulso eran de Eugenio y de una monja, había varias, pero Margarita, que es una mujer súper inteligente, entonces ellos empiezan a trabajar también jornadas de capacitación con nosotros, de lo que implica ser cristiano. Entonces hay todo un proceso de reflexión, de formación y participábamos en diferentes espacios. En aquel tiempo decíamos bueno, ser cristiano es estar comprometido, y entonces uno tiene que comprometerse, y yo también quise comprometerme: “ya, ¿en qué te vas a poner? Tú podías estar en coro, ser animador de niños”, y yo me anoté en la biblioteca Tarpuy, que no había todavía, sino que había que formar la biblioteca, y también nos formaron para ser bibliotecarios.

Hicimos colecta de libros, armamos la… Eugenio era carpintero, entonces él hizo los estantes, la salita donde los chicos hacían la tarea y después ya yo iba a atender. Entonces ese fue un espacio bonito de aprendizaje, de lectura. Eugenio, Margarita, nos motivaba mucho eso.

Tamia

¿Y qué significa Tarpuy?

Noemí

“Sembrar”, Tarpuy es sembrar [en quechua]. Entonces es un proceso de formación que hace que incluso formamos un grupo juvenil que se llamaba JOSED, el nombre es muy… recontra cristiano: Jóvenes Sedientos de Dios. Entonces en la idea de crecer, pero no desde el punto de vista… Ahora parece… cuando pienso en el nombre, parece más de una iglesia conservadora, pero en ese tiempo era una concepción distinta. En algún momento, recuerdo que ya en el año 77 empiezan a surgir el tema de las huelgas, los paros, las movilizaciones. Eugenio iba a las asambleas, y alguna vez cuando detuvieron a los dirigentes, Eugenio estaba en la asamblea y también se lo llevaron a Eugenio, entonces la iglesia intervino para sacar a Eugenio, que pasó uno o dos días preso.

Tamia

¿Y esas asambleas eran ahí en Villa?

Noemí

Sí. La CUAVES, la CUAVES es: Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa el Salvador, que era una concepción también bien bonita, porque no solamente es… digamos, yo me organizo para exigir, sino una concepción de dirigentes, gobernantes: “vamos a gobernar, vamos a construir la ciudad”, pero obviamente también: “vamos a demandar”. Pero este concepto de autogestionario no es solamente un discurso, sino ellos asumen que nosotros vamos a crear la ciudad: “Que el gobierno ponga los maestros, nosotros vamos a hacer los colegios”. Y en cada eje, digamos, de acción, había muchos componentes así: somos una comunidad autogestionaria. La CUAVES en su fundación se asume como una comunidad socialista, y era porque en aquel tiempo muchos dirigentes, sindicalistas, todo eso, estaban presentes, y en los debates, que eran muy intensos, esto se da. Yo en ese tiempo todavía no era dirigente, era muy chica para ser dirigente, pero Eugenio insistía siempre en saber que el cristiano tiene que estar comprometido con su pueblo, entonces: “ah ya, hay que estar en las asambleas”. Y yo empecé a ir. Al inicio no entendía nada, de verdad, nada, porque hablaba uno y me convencía, y hablaba otro y también [risas], o sea, no podía entender las diferencias. Ya después me di cuenta que, claro, que tienen que ver con posturas políticas dentro de la izquierda, incluso, pero en ese tiempo yo no las entendía. Y además estábamos muy metidos en la parroquia. Y en algún momento, creo que fue en una jornada así un poco que me dio penita, pero él decía que… Conversamos mucho, porque, sí, vamos al grupo parroquial, pero luego había este partido y ya no podíamos tuvimos que salir porque es la iglesia y no sé qué…Entonces y recuerdo que él nos dijo: “lo que pasa es que el grupo JOSED y la iglesia quizás les quedó como un zapato chico, y entonces ustedes tienen que salir”.

Tamia

Les dijo a ustedes…

Noemí

Sí.

Tamia

Ya…

Noemí

Sí, o sea, como que, si queremos avanzar y comprometernos en otras cosas, no va a poder ser con él, desde la iglesia, asumiendo… no desde el grupo parroquial.

Tamia

Si no desde…

Noemí

Sino desde la propia comunidad. Entonces, esa fue una de las primeras cosas. Y después de eso a mí me dio penita, porque claro, ahí yo tenía amigos que venían del grupo 20, de diferentes grupos residenciales. Y después… pero como nosotros éramos mancha, porque era [hermano de Noemí], [hermano de Noemí], yo y [hermano de Noemí], o sea, éramos cuatro hermanos que estábamos metidos ahí en diferentes cosas de alguna manera, pero en la parroquia. Entonces se decidió formar un grupo juvenil dentro de mi grupo, donde vivo, de mi comunidad, y ese grupo se llamó Rikchari, que significa Despierta.

Tamia

Rikchay

Noemí

Rikchari

Tamia

Rikchari.

Noemí

Una palabra quechua. También en aquella época ya era claro para nosotros que buscábamos reivindicar, indicar el quechua como parte de nuestra identidad, porque todos nosotros proveníamos de gente de provincia, entonces era parte de eso. Ya empiezo a tener también formación en temas de género. Yo ya empiezo ahí a cuestionar un poco los roles también en mi casa, y sobre todo un poco con eso también enfrentar un poco el machismo de mi papá. No siempre de la manera adecuada, pero bueno, pero ya empiezo.

Tamia

¿Y cómo reaccionaba él?

Noemí

Bueno, mi papá, por ejemplo, lo primero que veía era por qué yo salía tanto a la calle. O sea, como que yo era una callejera frente a mis hermanas que no salían, no solamente no salían, sino que no estaban ni conversando con chicos, nada. En cambio yo andaba en mancha. La ventaja mía era que andaba con mis hermanos. Entonces ellos estaban ahí, todos éramos amigos, qué sé yo. Pero él: “¡Tú eres mujer!”, entonces yo empecé a decir: “¿Y qué quieres que haga acá?”. Yo ya hice mis cosas.

Entonces, pero sí empecé a confrontar, porque antes él era de los que decías_ “Papá, ¿puedo ir a tal lugar?”, “No”, y con los hombres nunca había, ¿sabes?, limitación. O sea, a ellos no les negaba el permiso. A las mujeres sí, porque y él era de los que: “Ustedes tienen que cuidar a sus hermanas”. Era un rol protector, era la concepción que él tenía. Para él eso era lo correcto.

Mi mamá no estudió, estudió hasta primero de primaria, entonces ella sabía con las justas leer, y claro, y firmaba. Pero después, no. Y mi papá estudió hasta la primaria, tenía estudios primarios nada más. Entonces él, bueno, veía que nosotros teníamos que terminar de estudiar, pero en el caso nuestro [de las hijas mujeres], él quería que aprendiéramos oficios, oficios para que nos defendamos en la vida. Su concepción igual siempre: es la mujer va a asumir el rol doméstico. Y entonces mi hermana [hermana mayor de

Noemí

] aprendió corte y confección, [tercera hermana mayor de

Noemí

] creo que estudió algo de secretariado. Y en mi caso, en el colegio, yo tenía que optar entre cosmetología, repostería, corte y confección, labores. Labores le decían a todo lo que es bordados, tejidos, así, no me acuerdo que más, pero esos eran. Y en esos colegios, en aquella época de los cinco días, dos o tres días le dedicabas a el tejido y el bordado. Era parte de la concepción educativa también.

Tamia

Era un colegio nacional…

Noemí

Claro, el colegio Lourdes de Surquillo, ese era en aquel tiempo Instituto Nacional Industrial número 27, nuestra Señora de Lourdes, dirigido sólo para mujeres, porque tampoco estudié en un colegio mixto, había colegios para hombres y mujeres. Entonces era parte de la concepción. Entonces no es que mi papá fuera un desfasado, él estaba pensando en eso y esas eran las labores. Yo escogí labores, y lo escogí porque era el único… porque recuerdo que les dije: “¿Y en labores puedo escuchar música?”, “Sí”, “Ah, ya, entonces acá me quedo”. Fue por eso, o sea, esa fue mi elección al definir labores. Al final me gustó y creo que desarrollé ahí habilidades para tejer, bordar y esas cosas, pero hacía una sola cosa y ya está. O sea, no es que se me ocurra hacer en producción o en serie nada.

Tamia

¿Y tus hermanos si tenían otro tipo de trato de tu papá, se imaginaba?

Noemí

Tenían que formarse para enfrentar en lo mejor que puedan, para enfrentar la vida. El mayor marcó la pauta, porque de alguna manera él ingresa a San Marcos. Entonces esa termina siendo un poco la alternativa San Marcos. Y mi papá estaba orgulloso de que su hijo mayor entrara a San Marcos y todo eso

Tamia

Y se iba desde Villa hasta San Marcos… ¿El mayor era el que tenía su pareja?

Noemí

Sí. Luego tiene traspiés, obviamente, por los temas de la pareja y todo eso, pero él fue el primero en ingresar a San Marcos. Mis hermanas no. [Hermana mayor de

Noemí

] estudió corte y confección y durante un tiempo se dedicó a coser, así… como ella era joven, luego, luego ella se casa a los 22 años. Después te comento cómo se casó, porque creo que no le va a gustar que lo cuente, pero, este… Pero es curioso porque tiene que ver un poco con la forma en cómo se concebía…

Tamia

El ser mujer…

Noemí

Sí, también, sí. Entonces mi otra hermana, [hermana de Noemí], no, ella estudió para ser secretariado, pero no se dedicó a eso.

Y más bien cuando ya luego mi hermano [hermano de Noemí] ingresa a ingeniería industrial. a San Marcos también. [Hermano Noemí], el que sigue, creo que él postuló varias veces, y después de varias veces logra también ingresar.

Tamia

¿Él es el que estudia medicina o no?

Noemí

No, medicina es el que me sigue a mí. Entonces yo había terminado y ya éramos muchos en la casa, ya el tema de que haya disponibilidad para, por ejemplo, para pasajes, eso no había.

Yo recuerdo que yo todo lo hacía caminando en Villa Salvador. Entonces lo recorría a pie y como tenía tiempo, todo lo caminaba. O sea, íbamos con… Empezamos a formar las Coordinadoras juveniles, porque todo en Villa se articulaba, y nosotros también empezamos a articularnos. Y entonces yo caminaba y hacía todo… o sea, porque no había para pasaje. Por ahí si tenías un sol, un sol 50 era para para comprarte una galletita o algo así. Pero después…

Tamia

¿Tú estabas haciendo trabajo comunitario?

Noemí

Sí.

Tamia

¿Y qué cosas hacían?

Noemí

Como grupo… A ver, se hacían juegos, se hacían campeonatos, se hacían actividades culturales, se hacían jornadas de lectura, actividades artísticas, cantábamos, se hacía teatro.

Tamia

¿Eso es cuando ya estaban fuera de la iglesia y estaban más en CUAVES?

Noemí

CUAVES, es a nivel vecinal… El grupo Rikchari…

Tamia

Ah, en Rikchari

Noemí

Hacíamos música y hacíamos actividades para la comunidad.

Tamia

O sea, era un grupo cultural.

Noemí

Un grupo cultural, sí, un grupo juvenil cultural.

Tamia

¿Y qué los movía?, ¿los movía lo que habían aprendido de la iglesia o algo más?

Noemí

No, es lo que aprendes de la iglesia, pero la necesidad de hacer todo, porque faltaba todo. Entonces ya: “hay esto, mira sí… o tal cosa, o mira, hay tal persona que está mal, hagamos una jornada, hagamos anticuchos”, “ya, hacemos”, así. Íbamos de paseo durante el tiempo en la parroquia, nosotros tuvimos muchas jornadas de capacitación y de formación. Entonces espacios de reflexión, digamos. Fue toda una oportunidad para nosotros. Y claro, después organizábamos actividades culturales, “jincanas”, con música, poníamos waynitos, hacíamos acciones de solidaridad. Luego se empiezan a formarse las Coordinadoras Juveniles, y yo empiezo a asumir ya no solamente a nivel del grupo, sino a nivel del sector. Entonces, de todos los grupos del segundo sector, se forma una coordinadora, del tercer sector, otra coordinadora del primer sector también. Y yo era muy activa, o sea, ¿sabes qué?, así de disciplinas… Entonces estaba muy metida. Yo venía de estudiar y en las tardes hacía lo que mi mamá me dijera, me cambiaba y después salía. Yo estaba muy ocupada, me recuerdo así, como una persona siempre muy ocupada: “después de esto tengo que hacer acá, después no sé qué, después es el cumpleaños de mi amiga, un rato vamos a su casa”, pero siempre muy tranqui. Íbamos a su casa, la mamá nos invitaba, lo que tenía, ya estábamos en la fiesta. Y como era… en la parroquia yo tenía bastantes amigos, entonces yo era muy amiguera y por lo tanto todo el tiempo estaba en la calle. Y mi papá se dio cuenta de eso. Entonces él quiere frenarme, porque para él una chica no puede estar tanto en la calle, es básicamente eso. Y entonces yo: “¿Y qué cosa quieres que…”, le decía, “¿que me quede acá, que me siente, que vea novelas?, ¿eso es lo que quieres, papá?”. Y yo sí: “Eso es lo que quieres para mí, papá”. Ya empezaba a cuestionarle: “Que me siente, que vea novelas, después que venga el primer idiota y me engañe” [risas]. Así, ya hablar en esos tonos. Por ejemplo, recuerdo que a mi mamá no le gustaba que siquiera dijéramos “idiota”. O sea, era fuerte, ¡después ya he sido más lisurienta!, pero en la casa: no, ¿no? Pero sí, ese tipo de cosas. Cuando estoy en las Coordinadoras, él lo conocí alguna vez, así como que lo vi en la parroquia, cuando hubo eventos, porque todo se centralizaba, se articulaba.

Tamia

¿Y ahí fue donde conociste a Jefferson?

Noemí

Sí, cuando estoy en las Coordinadoras. Lo conocí alguna vez como que lo vi en la parroquia, cuando hubo evento. Entonces lo conozco a él de la parroquia, pero no nos hablábamos. “Ah, sí, ya veo que ese chico es líder”, porque yo veía que él hablaba, se dirigía a los grupos, así.

Yo, lo mío era en el segundo sector, pero se estaba formando la Federación de Mujeres. Yo ya a los 17 ya empiezo a entrar a la militancia, porque me invitan, me dicen: “Mira, Noemí, hay todo un esfuerzo partidario, que por aquí, que por allá, que es de izquierda”, de hecho, ya me gustaba la izquierda. Ya los grupos de cuando íbamos al grupo Rikchari, en todas las tomas que había en los colegios, íbamos un rato a cantar, a alegrar, a generar un poco de alegría, porque la gente estaba luchando. Entonces nosotros decíamos ya, tenemos que ir. Y organizamos: “hoy día vamos al colegio tal, al colegio tal y al colegio tal, mañana vamos al colegio”. O sea, era nuestra agenda.

Tamia

¿Y compaginaban con las tomas?

Noemí

Claro.

Tamia

¿Y qué cosa eran las tomas?

Noemí

Los colegios eran tomados por padres de familia, por las huelgas del SUTEP, en aquella época, por las huelgas magisteriales que duraron años.

Tamia

Pero eran tomados, ¿en qué sentido?, ¿cómo apoyo a los…?

Noemí

Sí, como apoyo. Y entonces estaban los profesores y estaban los padres de familia, las APAFAS, y ellos hacían en la puerta del colegio que estaba cerrado, hacían sus ollas comunes para compartir, porque los profesores estaban sin trabajo y no tenían ingresos. Entonces ahí se hacía colectas. A veces íbamos a los mercados a pedir colecta para que ellos tengan, pero nosotros sobre todo íbamos para que se alegren. Entonces era una manera de… Era nuestra forma de… Bueno, chiquillos que vienen y vamos a cantar para ustedes, para que bailen. Y ahora, cantar es una manera de decir, ahora nos reímos, porque mis hermanos dicen: “Yo según yo, afinaba la guitarra, pero afinaba la guitarra según mi oído, pero no afinaba esta guitarra con la guitarra de él”, o sea, los instrumentos en su conjunto. Así que como sonaríamos en aquella época, no lo sé. Pero bailaban.

Tamia

Pero la pasaban bien.

Noemí

Sí, sí. Además, sentíamos que ese era nuestro rol, ¿sabes? Nos sentíamos en la obligación de actuar desde lo que podíamos. Y dinero no teníamos porque, ¿no?, andábamos lateando. Todos lo hacíamos. Entonces era hacer acciones de solidaridad. Y en Villa había mucho por hacer, faenas comunales, acciones también de cultura que no había.

Tamia

¿Y cómo se pasaba en la voz?

Noemí

Como tú te vas conociendo: “oye, ¿quieres participar?” Ya, ya, “yo me sumo”, ya tal. Y algunos venían y otros de repente decían “sí, sí, sí”, y después nos tocábamos la puerta. Al inicio es entre como que el barrio, ¿no? Pero después se va extendiendo. Y ya después, cuando yo participo a nivel de coordinadoras, ya empiezo a conocer a los chicos del grupo tal, nos reuníamos todos los dirigentes de los grupos juveniles y ahí se definía quién iba. Y en ese espacio fui yo elegida. Entonces yo ya estaba a nivel de segundo sector, y ahí es que conozco a Jefferson, porque él está en el primer sector. Y me dice él, me dijo: “te he visto por la parroquia”, “Sí, yo también te he visto”, le digo, “yo también te veo, te veo”. Y ahí empieza a surgir un gusto. Pero yo lo veía muy lindo y además muy inteligente. Siempre siento que la inteligencia es atractiva, y me parecía, además de los tipos que leían así, chibolo. Ahí nos fuimos conociendo. Luego fuimos como que… teníamos que hacer, por decirte tenemos que hacer la convocatoria para tal reunión y no sé qué: “ya vamos a hacer la convocatoria”. Entonces hacer la convocatoria es ir de casa en casa. Entonces íbamos juntos, y era como caminar 3 horas juntos. Entonces nos fuimos conociendo más, siendo amigos, porque no es que siempre hablas de esto [organización], sino que después te ríes, empiezas a hablar de otra cosa, a jugar, y entonces a decir… Recuerdo que sentíamos que éramos dueños de Villa El Salvador. O sea, podíamos caminar, no había los problemas de inseguridad que hay hoy, podíamos caminar sin problemas. Y como lo caminábamos todo a pie, entonces nos sentíamos, creo, felices, ¿sabes? Yo recuerdo esa sensación de las calles son nuestras. Esa sensación es muy bonita. Y entonces que claro que la gozas en la medida en que hay esa acción. Y además porque te permite, pues, hacer cosas.

Sentíamos que estamos haciendo cosas, sentíamos que estamos buscando, no solamente una sociedad nueva, sino al hombre nuevo o mujer nueva que está en nosotros. Entonces y recuerdo que alguna vez nos decían: “¿Y dónde está el hombre nuevo o la mujer nueva?”, y está en aquella persona que está más allá del cansancio, que está más allá de, digamos, de si tienes hambre, o de… digamos: es la capacidad para esforzarte siempre más allá de… Entonces eran los sueños del momento, eran las cosas, y yo siento que bueno, que entonces no importa si estoy cansada, no importa si no tengo plata, no importa si no me veo tan linda, porque mi ropa es la misma siempre. Entonces… porque eso sí, yo recuerdo que no tenía para cambiarme.

Tamia

Y entonces, ¿ahí todavía no militaban en un partido?

Noemí

No, ya empiezo a militar.

Tamia

¿Cómo fue esa entrada a la militancia?

Noemí

Cuando tú participas en un espacio público, la gente empieza a identificarte, pues, entonces… y los primeros que te ven también son la gente de los partidos. La gente de los partidos que está pensando en: “Oye, ahí hay buenos cuadros, ¿cómo no los jalamos?”. Yo sé que ahora esa es la lectura. En aquel tiempo no nos dijeron así tampoco, pero vieron, de pronto jóvenes muy activos, hombres, mujeres, muy activos, y había que ver cómo los jalábamos, cómo de alguna manera nos acercamos a ellos. Entonces yo recuerdo, por ejemplo, que una vez vino un dirigente, nos empiezan a invitar a tal lugar, “vengan chicos, vamos a hacer esto”, que por aquí que por allá. Luego Michelle Ascueta, que en ese tiempo era del PUM (Partido Unificado Mariateguista), él también: “Cuando quieran yo puedo ir”, porque en ese tiempo se hacían muchas charlas de realidad nacional, realidad nacional. Y era bacán la reflexión que él hacía, cómo se crearía, el hecho de que se genere un bolsón habitacional valoriza toda esta parte. O sea, es analizar el tema de la migración, y de lo que somos. Entonces era interesante. Eso lo hizo en la parroquia y a nosotros nos gustaba. Y entonces le dijimos: “Ya, Michelle”. Y claro, él por ejemplo, era una persona, era docente, tenía muchas, ya era militante. Entonces empieza nos dice: “Cualquier cosa cuenten con nosotros”. La gente empieza así como que acercarse más. Y luego él viene con amigos, luego nos dicen, pero no a todos, sino, este, “Noemí, mira, nosotros venimos trabajando en la izquierda, estamos promoviendo. Cuando quieras se van a hacer escuelas de formación, si quieres participar”. Claro, al inicio yo lo veo así como algo interesante, pero al mismo tiempo ya es otra cosa, ya me daba cuenta de que es otra cosa. Y entonces yo dije “no, mejor vamos despacio”. Pero luego nos encontramos pues en las actividades, se va generando confianza. Y ya, después me dicen: “¿tú quisieras participar en una reunión? Se está abriendo una escuela de formación para jóvenes”. Ya, yo ahí acepto. Y ese fue como el primer paso. Entonces yo acepto: “Pero sí es un espacio cerrado, no te vamos a decir dónde es la reunión, no puedes utilizar tu nombre, sino un seudónimo”. Ya era el partido, digamos, en clandestinidad. Todos los partidos de izquierda eran así en aquella época. Entonces… y fui a la reunión con todo el misterio, pero al mismo tiempo el interés. Entonces fui a un punto y en ese punto había una persona y me dicen “de acá tienes que ir a tal lugar”. Es decir, para no tener problemas de que… ya en ese tiempo te decían si te detienen no hay que decir cosas así, ¿no? Porque incluso antes de ser militante ya nosotros participábamos en los paros nacionales, o sea, era la movilización del pueblo, y si nosotros tenemos que estar con el pueblo, hay que estar allí.

Tamia

Ahí ya estamos en los s, ¿no?, ¿o todavía?

Noemi: No… 79, 80… eran tiempos de mucho movimiento, porque 77, 78 y 79 fueron tres años de movilizaciones, de paros nacionales, así de movimientos fuertes. Entonces son los años en los que empezamos a participar, ya no sólo cantando en el grupo juvenil, sino ya en los paros empezamos a salir nuestras primeras marchas, pero allí también nos vamos haciendo visibles con los grupos más partidarios.

Tamia

¿Tú ahí ingresas a la universidad?

Noemí

Sí, por esas épocas sí, pero antes me hice militante. Yo cuando ingreso a San Marcos ya era militante, porque yo además ingresé un poco atrasada, porque lo primero que hice fue trabajar. No había plata en la casa, entonces trabajaba en unas tiendas. Ahí nomás en Villa El Salvador y mi hermano se estaba preparando. La idea era que yo también me preparara para la universidad. Yo inicialmente había dicho: “Voy a trabajar un año, luego me preparo”, porque ya mis hermanos han ingresado a la universidad. Yo quería la universidad. Curiosamente, mis hermanas no habían visto esa opción. No, no tanto que no querían, sino que no forman parte de los estímulos, pues, ¿no? Pero yo al ver a mis hermanos, yo sí quería, pero tenía la desventaja de que yo estaba un poco más atrasada en términos de que a mí el mayor tiempo lo invirtieron para que yo aprenda a tejer y abordar antes que…

Tamia

Que a cosas académicas.

Noemí

Sí. entonces yo tenía que estudiar. Y lo notaba, porque cuando salía el inicio, mis puntajes eran bajos. O sea, hacían los exámenes y te publicaban todo eso, que roche, y yo pasando vergüenzas. Pero rápidamente me fui, me fui, o sea, rápidamente avancé. Creo que también siempre fui un poco competitiva, ¿no? En la concepción que ahora se maneja, pero sí: “no, yo no voy a quedar atrás”. Entonces empecé con eso.

Y allí y ya [primer hermano menor de Noemí] también había terminado el colegio, entonces él también estaba, e ingresamos juntos.

Eso fue para mi papá y mamá una alegría. Y yo era la primera mujer que ingresaba a San Marcos dentro de la casa. Entonces mi papá, bueno, también un poco ahí sus esquemas… Ya su hija en la universidad también,

No solamente es [primer hermano menor de Noemí], sino yo también.

Entonces fue una fiesta. Recuerdo en esos avatares, fue como al año, así mi hermana [hermana mayor de Noemí], sin decir nada, también se preparó leyendo sola en la casa, preparando sola, y postuló a La Cantuta [Universidad Nacional Guzmán y Valle, de educación], e ingresó. Un día viene emocionada: “Yo también ingresé”, ya tenía ella 27, 28 años, o sea, ya, digamos, era mayor, si se quiere. Pero ella estaba sola, ¿no?, entonces vino feliz con eso. Y eso fue bueno también para la casa, ¿no? Porque…

Tamia

Realmente sí quería.

Noemí

Sí quería, claro. Lo hizo solita. ¿Cómo consiguió para pagar? No sé, porque lo hizo solita. O sea, nos comunicó cuando ya había ingresado a todos. Me dio un poco de pena, porque es una lucha como bien individual. O sea, yo siento que yo siempre tuve a mis hermanos. Mis hermanos eran mis amigos, me respaldaban, ¿cómo se llama? Y también incluso cuando mi papá decía algo: “no, papá, pero ella está con nosotros”. Entonces sí, entonces sí sentía su respaldo. Aunque yo les decía yo no necesitaba que dijeras eso, porque yo… [ríe]. Entonces así y así fuimos haciendo, creciendo. Y la militancia en el barrio me gustaba, pero era una militancia mezclada con toda mi fe cristiana y todo eso.

Yo me enamoro de Jefferson, pero digamos, como que no llegamos a estar propiamente, pero sí nos gustaba andar cogidos de la mano. O sea, había una relación y me sentía correspondida, además. Pero ya en ese tiempo yo sentía que él se estaba como involucrando cada vez más. Igual lo veía con una agenda así… Recuerdo que tenían unos papelitos anotados, anotados con iniciales, no había nombres, así. Era muy cuidadoso eso. Yo decía: “¿por qué lo tiene así?”. Es cuando entro al partido [al PUM] que me doy cuenta la necesidad de todos los consejos de seguridad que tienes que tener. Y los consejos de seguridad son por si eres detenida, tú no tengas mucho que…

Tamia

Ninguna prueba…

Noemí

Sí, no, pero además, si no tienes nombres, no tienen nada de eso.

Tamia

Ni siquiera lo sabes tú misma.

Noemí

Así es. Entonces y yo veía así en su agenda también, era muy, muy enclave todo. Y recuerdo que: “ya Noemí, a ver, ¿cuándo nos vemos?”. Y a no era solamente que nos vemos para ir a hacer esto o hacer aquello, “Ya, a ver”. Y él veía “ya, puedo venir el día miércoles a las tres”. Y era para estar juntos nada más, no era para: “ya, está bien”, entonces yo decía “sí, está bien”. Y ya no lo movía.

Y lo que hacíamos era: nos íbamos con el sol cincuenta que teníamos, íbamos, nos daban una… íbamos a un restaurante que era la vuelta, un restaurante todo feo, pero que te daban has visto esas tazas… ¿recuerda esas tazas como de metal, grandes, así?, ya, ahí nos daban café, creo que estaba un sol, y pedíamos un paquete de galletas para los dos, y nos las pasábamos 3 horas, creo, en ese lugar, que no tenía clientes la señora. Así que estaba ahí…

Tamia

Conversando.

Noemí

Sí, solucionando el mundo [ríe], resolviendo los problemas del mundo. Pero ya hablaba él hablábamos ya de la revolución, hablábamos de eso.

Tamia

¿Y los dos estaban en el mismo partido?

Noemí

No, no. Y es más, yo sabía que él estaba metido en algo, y él también intuía, pero no hablábamos de eso, porque estaba prohibido en general de partidas hablar de eso. No hablábamos de eso. Y él ya se estaba vinculando con el MRTA [Movimiento Revolucionario Túpac Amaru]. Él estaba muy influenciado por lo que fue la revolución nicaragüense, que fue una revolución nicaragüense… es decir, muy guevarista, muy así. Entonces… y además con una fuerte participación de gente de la iglesia. Fuerte, fuerte. La revolución nicaragüense realmente es una de las revoluciones más bonitas. Claro, cuando uno ve lo que lo que hay ahora es terrible, pero digamos, como motivación y todo eso. Y él tenía mucho de eso. Y en ese tiempo yo ya estaba en el… entré a VR [Vanguardia Revolucionaria], pero ya estaba en el PUM. Y el PUM era un espacio de formación partidaria. Las reuniones eran cotidianas, cada semana. Que si el núcleo, el martes acá… mi agenda era llena. Yo eso lo recuerdo mucho. Mi agenda era llena. Entonces ya estábamos en actividades y de alguna manera entonces separábamos espacios para estar juntos. Ya no para ir a hacer cosas, sino para estar juntos y conversar y así.

Tamia

Porque ya cada uno tenía sus actividades más de partido.

Noemí

Sí, sí. Y que eran reservadas.

Tamia

¿Y tus hermanos estaban en el PUM también, o no?

Noemí

Sí, sí.

Tamia

¿Pero en qué momento entraron?, no fue al mismo tiempo, ¿no?

Noemí

Fueron convocados. [Hermano de Noemí] y yo fuimos los primeros convocados.

Luego [Hermano de Noemí], mi hermano, también.

Él un tiempo hizo el servicio militar, que fueron dos años. En ese tiempo se hacía dos años. Y no pudo… se desvinculó un poco, ya cuando entra. Y claro, la formación militar pues también es un proceso distinto, fuerte, violento, de valentía.

Tamia

[Hermano de Noemí]

 

Noemí

[Hermano de Noemí].

Tamia

¿Y por qué su servicio militar? ¿Lo obligaron?

Noemí

Eran tiempos en que se los llevaban en leva… No había como, éste… Era batida. Era batida. Y a él se lo llevaron en batida. O sea, no es que él quisiera ir o dijo “voy a hacer el servicio”. En la casa. nadie quería hacer el servicio. Primero porque estaban estudiando, pero allá no les importaba. En ese tiempo no importaba.

Mi papá fue a hablar con un familiar que era militar, a ver si lograban liberar a [Hermano Noemí].

Nosotros estábamos preocupados.

[Hermano Noemí] se lo llevaron en batida.

Él lo que hizo fue básicamente averiguar dónde estaba, a dónde se lo habían llevado y ya.

Tamia

Ni siquiera informaban a la familia…

Noemí

Es que te llevaban en batida y eso significa que como que te llevan detenido y te llevan y no sabes dónde estás. Entonces hasta que los papás averigüen y todo eso. Y bueno, él decidió quedarse. Pero recuerdo que él decía “yo no voy a permitir que ninguno de mis hermanos entre a este lugar”, porque los golpeaban, pues. La formación militar en ese sentido, no ha cambiado. Es dura, es humillante. Los golpean, los trauman, hacen cosas horribles. Así lo forman. Así lo forman. Entonces… a no pensar y ejecutar. Es horrible la formación castrense. Pero bueno…

Tamia

Dos años estuvo ahí…

Noemí

Él estuvo dos años. En esos dos años obviamente se desvincula. En esos dos años más bien, él tiene su enamoradita, se embaraza, ella también, joven. Entonces un poco como que sus sueños de universidad y todo eso se ven frustrados, porque ya luego tiene que ver cómo responde ante el hijo que va a tener, todo eso, ¿no? Digamos, tiene un proceso distinto. Él luego entra a la militancia también, pero ya es la militancia, pero ya tiene él un hijo, entonces tiene que trabajar, ya no puede estudiar. El problema del trabajo, como no tenía un oficio, era difícil.

Ya luego vienen las etapas de crisis económica, no había empleo, y [Hermano de Noemí] la pasó muy mal.

Sí, y es el que además, en el PUM… más que trabajar… Digamos, se organizaba uno por células.

Había la célula femenina, donde estaba María Elena, había la célula juvenil, donde estábamos nosotros, la célula vecinal. Y en la ruptura, ya luego el asunto se…

Tamia

Más adelante…

Noemí

Si eso ya es después, ¿no?

Sí, sí, en esos años. Luego yo ingreso a la universidad. En la universidad tuve mis primeros desencuentros con los chicos de izquierda, porque éramos cachimbas, entonces… y yo he decidido no vincularme mucho con ellos, porque yo cuestionaba cómo sus militancias no los comprometía como seres humanos, sino, digamos, muy leídos, chicos así de buenos discursos… Yo sentía eso. Quizás me equivoque con todos, pero así los juzgué. Yo sentía que no, que ellos más bien eran de los típicos chicos que se aprovechaban de las chicas que recién entraban a la universidad y todo eso. Y qué ocurría, ¿no?, pero no de todos, no de todos… entonces…

Tamia

Pero los interpelabas

Noemí

Sí, y yo decidí que sí, porque si los otros no hacían nada, tampoco cuestionaban, entonces yo ahí sí no quise. La universidad era el espacio para aprender. Me desencanté un poquito siendo San Marquina y todo eso, porque San Marcos ya tenía una tradición pues, de izquierda, todo eso. Y entonces yo dije “Uy, acá voy a voy a hacerla” [ríe], pero no, era una cosa distinta. Además, en el barrio había reflexión, se aprendía, pero allá era marcadamente más académica. Chicos que leían muchísimo más, entonces, que leían filosofía, que hablaban de caracterizar la realidad, hablaban de, o sea, de conceptos así. Y nosotros leíamos así. Pero siempre es de cara a la realidad, siempre vincular mi reflexión con mi realidad concreta. Y por lo tanto, Villa era parte de eso. Villa era todo para nosotros, así lo concebíamos. Entonces es inevitable que todas las energías y el tiempo que le das a una comunidad, obviamente, incluso ahora con todos sus problemas, siga siendo importante, te marca en la vida.

María Elena, por ejemplo, también así, mientras vivió, ella era así, nos fuimos conociendo. Ella ya era mamá, por lo tanto estaba en la comisión femenina de mujeres. Pero ya, digamos, ellas tenían demandas de mamás, de compañeras que estaban trabajando en comedores, vasos de leche, qué sé yo. Entonces era otra, no es lo mismo, digamos, no son las demandas, por lo menos no las prioritarias, porque a veces la mayoría se postergan.

Tamia

O sea que tú eras estudiante y ella… a pesar de que tenían más o menos la misma edad.

Noemí

Sí, ella me llevaba por tres años. Es como cuando tú dices “sabes que, ya, yo no soy mamá, entonces sigo pensando en mí, en mi soltería, que se yo, y mis necesidades. Tú eres mamá y no solamente son tus necesidades, sino las de tu hijo. Y muchas veces seguramente, y ocurre en la sociedad, bueno, primero es tu hijo, entonces y más si eres mamá, y además recontra misia, entonces tus prioridades, tu orden de prioridades es distinto.

No eres la chica que puede organizar las cosas juveniles, qué sé yo, digamos, tus demandas juveniles pasan do plano.

Entonces sí, era claramente distinto.

Tamia

Se dividían entonces las mujeres dentro del partido según eso.

Noemí

Sí, pero también la idea era que había mujeres que trabajaban en el sector juvenil con mujeres, y María Elena era de las militantes disciplinadas. Alguna vez decían, nos dijeron es que María Elena no es una dirigente de base, María Elena es una militante que está haciendo acciones políticas con mujeres.

Así la veían, porque ciertamente ella además porque era muy dicharachera, ella era juvenil y era rebelde también.

Nosotros sí estábamos claramente en el movimiento juvenil, pero nos encontrábamos, íbamos a las fiestas juntas, o sea, sí había eso.

Tamia

Una amistad…

Noemí

Se fue construyendo, pues, se va construyendo la amistad con ella.

Y ella además era muy bailarina, muy reilona, muy, muy así, es de armar la fiesta.

Pero así como era de armar la fiesta, también era de las que si llegaban a un lugar, María Elena no tenía ningún temor en ir en contracorriente.

Si todos están, ella paraba, pedía la palabra, hablaba fuerte e iba en contracorriente.

O sea, hay que tener fuerza para, para, digamos, cuando todos están…

Porque tú dices… No, ella no, ella sí tenía esa fuerza.

Tamia

¿Y otras mujeres que también recuerdas así?

Noemí

Muchas, muchas.

O sea, junto con ella están [Noemí menciona 5 nombres de líderes mujeres], muchas, muchas de las militantes… [Noemí menciona un nombre más]… Sí.

Tamia

¿Y tú sientes que ellas aportaban una mirada distinta a lo que se conversaba dentro de las reuniones, las asambleas?

Noemí

Sí había cuestionamientos, María Elena sí, en las asambleas a veces se cree que “Ah, el partido la está mandando, Michelle la está mandando”.

No, ellas determinaban cuáles eran sus agendas y cuáles eran las prioridades.

Ellas determinaban.

Y María Elena se peleaba con medio mundo, y se peleaba con, con todos, con los dirigentes nacionales.

Hasta ahora recuerdo que para la Asamblea Nacional Popular, en la Federación Popular de Mujeres, se da una división, y la que fue la primera presidenta quiere hacer un paralelo, dos organizaciones, pero María Elena tenía, digamos, con ella estaba el 80 % de las organizaciones de mujeres, y la otra, digamos, con 20.

Y en la asamblea popular, no sé cómo, como estaban ahí de todas las izquierdas, logran inscribirla también a ella.

O sea, estaba inscrita la federación y también estaba inscrita el otro grupo.

Y a María Elena le habían encargado que ella se haga cargo de ver cómo organizaba a las mujeres para alimentar a los más de no sé cuántos miles de personas que iban a ir.

Y ella organizó a los comedores. Pero cuando se entera de que han igual ido, agarró y dijo compañeras, paramos todo el tema de la alimentación y nos vamos allá, nos vamos a reclamar esto.

Y se fue, pues, en una movilización, quien estaba, tenía un cargo en ese tiempo era Ricardo Lets, que estaba así viendo el tema de la alimentación.

Yo recuerdo esa anécdota porque estábamos haciendo en la cola nosotros, viendo cómo nos inscribíamos, y en eso llegan como 300 mujeres con una mancha, con María Elena a la cabeza, y Lets agarra, se para y le dice Compañera, le pido que se retire de acá, porque estaba generando todo el caos.

Y María Elena decía no me voy a retirar, me tienen que escuchar.

Porqué ella no iba a hacer caso.

Y venía con todas las mujeres.

Y si recuerdo, si: “nosotros no vamos a permitir que ustedes registren esa nuestra organización. Están contribuyendo con la división de nuestra organización. No vamos a permitir, esta es una asamblea nacional”. Bueno, todo su discurso bien, bien construido, y todos los delegados que en ese tiempo estábamos ahí tratando de registrarnos, estamos en la cola mirando. Y yo recuerdo que las señoras agarraban y empezaron a amenazar a todos, como que si no se logra gato, les vamos a dar gato.

Tamia

¿Qué significa eso?

Noemí

Les decía no, que… un poco más y los vamos a envenenar por si no nos hacen caso.

Venían muy molestas.

Al final logró María Elena… pero ya entonces era una cosa muy grande, y ellas estaban responsables de todo el trabajo logístico.

Y María Elena lo hizo, y al final lo hizo muy bien, pero no dudó en parar todo días antes. Es un evento de miles de personas, y ellas estaban viendo toda esa parte… entonces y recuerdo así el enfrentamiento que tuvo con Lets, y ella decía “a mí ningún Lets me va a venir a detener si tiene que ver con nuestra organización. Podrá ser muy dirección nacional, no me importa”. O sea, no era alguien que recibía directivas y así. No, no, no, no. Había construcción partidaria. Y ellas ejercían ahí… esté…

Tamia

Creaban.

Noemí

Sí, ellas no, no era… felizmente el PUM permitía eso. Es distinto, por ejemplo, a la gente Patria Roja, y lo digo porque alguna vez una compañera de patria se enamoró de alguien del PUM y él la convence para que ella pase al PUM. Se integra al PUM y se integra la comisión femenina. Y me recuerdo: “¿y ésta?, está acostumbrado a que la manden”, porque cuando terminó [dijo]: “Ya, ¿cuáles son las directivas?, ¿qué tenemos que hacer?”. Y entonces las propias compañías compañeras la miraban: “¿Ellos te van a dar las directivas, nosotros definimos las directivas”, “No, pero qué…”, “¿cómo que la dirección, la dirección somos nosotras compañera”. Entonces… y recuerdo que a mí me dijeron: “esta está loca. Están acostumbradas a que las manden”, entonces eso no es así. Entonces yo notaba esas diferencias. No sé si era el caso solamente de ella, pero algo así debe haber habido.

Tamia

Y ahí sí ya estamos por acá, cuando va apareciendo también, bueno, Jefferson estaba en lo suyo… y en muchos lugares más aparecen… perros muertos.

Noemí

Las primeras acciones de Sendero, sí. Yo venía de una fiesta con los chicos de la parroquia y veníamos abrazados, nos gustaba, hasta ahora recuerdo que hacíamos… veníamos abrazados, cada uno cantaba una canción distinta, pero a viva voz y al mismo tiempo. Entonces era escándalo en la noche hacer eso, porque las noches son silenciosas pues. No había luces… No, ya había luces en aquella época. Y veníamos caminando, entonces como me venían a dejar a mi casa, casa, teníamos que cruzar el parque y a lo lejos veo algo colgado, algo negro así: “¿qué es esto? ¿Alguien se ha olvidado la casaca que dejaron?”. Eso es lo que al inicio fue lo primero que pensé. Cuando nos fuimos acercando vi… “me parece que es un perro colgado, ¿pero quién es capaz de hacer eso?” O sea, eso es macabro pues, ¿no?

Y entonces fue una de las primeras expresiones, o sea, sentimientos de miedo.

Pero además yo decía, ¿quién es capaz de hacer esto, de colgar a un pobre perrito en el cesto de donde se juega básquet en el parque? Estábamos así muy preocupados y nos asustamos, porque acá dijimos debe haber alguien que está loco y todo eso. Al día siguiente nos enteramos de que será una acción a nivel de todo Lima: “Muera el perro Deng Xiaoping”.

Ya aparecieron pintas con Sendero reivindicando.

Fueron las primeras acciones con más a nivel nacional, porque al inicio ellos actuaban en Ayacucho, básicamente.

Entonces pero sí, yo dije “estos están locos”, o sea, “esta gente está tronada”.

Es como que tú ves una secta y dices: “Imposible, ¿quién va a seguir a estos?

Pero bueno, la historia luego fue siendo distinta.

Pero fue una de las primeras cosas que te causan miedo, estupor, qué se yo…

Entonces… pero todavía no asociábamos a lo que era Sendero, algún grupo minúsculo, no asociábamos.

Pienso que la concepción de Sendero, de lo que es… lo tienes -, al inicio no. Uno de los primeros es Gorriti, pues, porque Gorriti hace todo un trabajo de investigación sobre lo que fue la experiencia de… le llama: “La guerra milenaria en el Perú”.

Entonces… y él describe además cómo fue al inicio toda esa experiencia y lo, digamos, lo ignorante que éramos todos frente a lo que ocurría.

Aparecen Sendero en estas acciones, la policía dice esto, el gobierno dice esto y la gente dice esto, y la gente de izquierda es mutis, entonces… y van sucediendo los hechos y luego, digamos, lo que dicen los actores. Bien interesante eso es uno de los libros bien interesante es. Él no hace como publica una parte y luego creo que ya no porque lo deportan, algo así. Gustavo Gorriti. Pero para mí, cuando lo leí después de muchos años, realmente es muy documentado, muy… es un trabajo que él hizo muy importante.

Tamia

Pero reconociste eso, que ustedes no identificaban muy bien…

Noemí

Totalmente, totalmente.

Tamia

¿Pero sentían su presencia? En qué momento empiezan a sentir la…

Noemí

Esa fue la primera acción, ya después de algunos años, cuando empiezan a aparecer la hoz y el martillo. Luego cuando empiezan a conocerse también más o menos, porque no es que se conozca como ahora, o las noticias puedan correrse como ahora, los atentados en Ayacucho.

Pero una cosa que sí fue impactante y que creo que favoreció a Sendero, fue la muerte de Edith Lagos, una chica de 20 años, que además se difunde una foto de ella, una chica así de rasgos andinos con sus… su escopeta.

Recuerdo porque el entierro de esa chica fue multitudinario, La República sacó toda una página en la prensa, la muerte de Edith Lagos, las circunstancias, todo eso. Entonces en esos días así como que la promocionan como una heroína y mucha gente decía: “bueno sí, pues…”. Ahí se gana algunos adeptos y junto con eso empieza…

La posición de la izquierda es todavía como ambivalente, unos que sí, otros que no, otros que no se atreven a condenar, otros que más bien dicen: “oye hay que buscar alianzas con ellos”. Entonces el sector más maoísta de la izquierda, Patria Roja, el MIR, se vinculan un poco con Sendero que es más maoísta, gente del PUM, que se vincula, no todos, ¿no?, un grupo, sectores, con el MRTA. O sea, eso es un poco como veo luego cómo se van sucediendo un poco… acercamientos, no digo que haya habido… pero si hubo eso.

Tamia

Y Jefferson se va hacia el MRTA.

Noemí

Sí, pero también era incipiente, porque él lo que decide es formarse militarmente. Pero era flaquito, no es él el chico que digamos es así…

Tamia

De porte militar

Noemí

No, no, no, para nada. Él era flaquito, además era más de leer, o sea, era otro perfil. Él estaba estudiando derecho, también había ingresado a San Marcos. Entonces, a nosotros nos juntó vernos en San Marcos un poquito, aunque ahí nos veíamos realmente menos, pero una que otra vez quedamos ahí para salir, después en Villa la comunidad cristiana. Entonces, como que sin querer nos fue… nos fue acercando por varios lados. Entonces, este, él empieza a acercarse.

Entonces él decide unirse a lo que ellos llamaron el Batallón América. Es un batallón, quedó como un destacamento de gente de Perú que se va a para formarse militarmente con las FARC. Pero para ellos formarse militarmente, al parecer, era hacer intervenciones junto con ellos. Yo sé, bueno, ahora es que sé, que en aquel tiempo había también, como en todos los lugares, diferencias, y gente que no los trataba bien, o gente que de alguna manera los lanzaba para cosas donde puedan exponerse. Entonces parece que las cosas no fueron bien allá. Y entonces cómo él enfrentó eso, no lo sé, pero en una intervención, eso es lo que me informaron, que en una intervención hieren a varios y ellos empiezan a escapar, pero ve que su amigo, o sea, uno de los que más se vinculan con él, se está quedando atrás, parece que estaba herido, y él decide quedarse con… no quedarse, sino regresar, para ayudar a escapar a su amigo. Eso es lo último que saben de él. Nunca más se supo de él. Lo que nos dicen es que después de unas semanas ellos fueron a peinar el lugar, o sea, a recorrer, y no encontraron nunca nada, ni su cuerpo ni nada. Y no nos avisaron inmediatamente, porque no querían poner en riesgo a los que estaban con vida. Entonces dos de ellos murieron,

Tamia

Jefferson y otro más.

Noemí

Y otro más, sí…

Tamia

Y de eso tú te llegas a enterar después de un tiempo, estuvo “no habido”…

Noemí

Como un mes antes de que él ya retornara, yo ya estaba diciendo “ya viene”, o sea, “ya toca que venga”.

Tamia

Ah, se supone que era solo por un periodo, de formación.

Noemí

Porque yo recuerdo que él se fue un 4 de diciembre y yo le dije: “¿vas a estar para tu cumpleaños?”, que es el 2 de febrero, para sacar cuentas, ¿no? Porque él no me quería decir cosas: “no voy a estar”. Y después le digo: ¿Y vas a estar para mi cumpleaños?” Y me dice: “para tu cumpleaños sí voy a estar”. Y digo: “uy, pero estamos diciembre, mi cumpleaños en agosto… todavía falta mucho”. Pero ya más o menos seguramente seis meses, siete meses. Y en julio yo decía “ya estamos julio y ya en cualquier momento llega”. Un día, viene un amigo suyo a tocarme la puerta, y viene a decirme: “quería comentarte que Jefferson no va a venir”, que no sé qué. Me quebró. Sí, sí, recuerdo mucho. Hay cosas como que claro, te marcan también. “¿Pero así nada más, no hay nada? ¿Su mamá ya está enterada?”, “le están velando la ropa”. Pero es una sensación así… Y siempre se me ha ocurrido que quizás está por allí, o sea, es eso es terrible.

Y me da pena porque él era el mayor de sus hermanos y toda la vida de la familia se transformó.

La mamá, este que lo lloró, se destrozó la familia, luego al poco tiempo murió la hermana, luego murió el papá, hace algunos años murió la mamá también, pero siempre en medio de heridas, del dolor, o sea, como que no pudieron superar eso.

Tamia

Esa presencia y esa ausencia.

Noemí

Sí, y en mi caso pasó a ser más como algo, no sé, se transformó en algo más bien así platónico, así en algo no real quizás, pero que siempre está, siempre está, siempre lo recuerdo. Y ya tengo 62 años. Sí. Y te estoy diciendo de cuando teníamos 23, 24 años.

Tamia

Bueno, es que también nunca volvió, o sea, lo esperaste y…

Noemí

Sí, sí. Y finalmente es como cuando tú te quedas con lo que viviste, con esos recuerdos, no avanzó más. Entonces incluso su imagen, la foto que tengo, o sea, yo he envejecido, pero su imagen es de joven

Tamia

Del chico de veintitantos años.

Noemí

Sí, eso.

Tamia

Después ya la izquierda tiene bastante presencia en Villa El Salvador y ahí ganan las elecciones, que es lo que tú marcas acá.

Noemí

Sí. El año 83, gana la izquierda por primera vez, Barrantes en Lima, y no solamente, bueno, muchos distritos de Lima. Entonces, uy, fue una cosa hermosa. Si vieras, escuchar un mitin así multitudinario y escuchar la canción, el himno de la izquierda unida, era un himno muy bonito. En ese tiempo estaba también “Tiempo Nuevo” y otros grupos cantando, era una cosa, así, impresionante. Entonces fue un triunfo con mucha esperanza, con muchas cosas. Y creo que se hizo mucho esfuerzo por hacer bien las cosas. Fue una gestión bien bonita. Y la de Michelle también.

Tamia

¿Y el debate seguía entre esto de participar democráticamente…?

Noemí

No, ya se había decidido, y por lo tanto ya ahí se dan las primeras también rupturas de gente que ya se va con Sendero y así, ¿no? Y entonces pero todavía… porque la ruptura formalmente ya es más adelante, pero digamos, es lo primero, porque hasta ahí veníamos actuando nosotros como PUM, de manera militante, toda la gestión de la izquierda. Entonces luego en la primera gestión es donde se impulsan con más fuerza el tema de la Federación Popular de Mujeres, la movilización social se hace muy fuerte, ya no es solamente la vecinal, sino también las otras, los movimientos de cultura, de jóvenes también se empieza a dinamizar mucho más también.

Y Villa El Salvador empieza a tener reconocimientos, en parte por su historia, pero también porque Michelle recoge banderas interesantes. Entonces la declaran Ciudad Mensajera de la Paz, le dan el premio Príncipe de Asturias por el protagonismo que tiene, por las marchas, por los eventos que empiezan a hacerse también tremendos. Los primeros cabildos abiertos, esos primeros, que eran muy preparados y que eran todo un proceso de debate dentro de las militancias, de cómo enfrentar, enfrentar los temas, y como nosotros también tenemos que estar allí, porque siempre había pugnas de poder pues, ¿no? Entonces era prepararse mucho. Yo no pertenecía a la municipalidad, nada de eso, pero era militante, entonces ahí teníamos que estar.

Tamia

¿Y Sendero o presencia de militares se vivía?, ¿cómo se sentía ese conflicto en esas épocas?

Noemí

Mira, primero los debates y esto… no eran así tan, tan lindos, terminaban en broncas y peleas. La CUAVES también tuvo sus problemas, hubo toma de la CUAVES, hubo dirigentes que… Se dan esos procesos en los cuales las organizaciones y allá sobre todo [en VES], como que se construyen reglas de juego claras, se tienen estatutos, formas de proceder, el ejercicio democrático como se debe dar. Pero también empiezan a surgir dirigentes como que te cambian las reglas de juego, y te cambian las reglas de juego sin que eso haya sido aprobado en asambleas o instancias. Entonces es cuando empiezas a romper un poco eso: “ya, oye, ¿cómo está haciendo esto?”, entonces empieza a surgir. Algunos le llaman adaptación un poco a lo nuevo, pero claramente también era, ¿sabes?, era ver cómo resuelves de manera… de la manera más pragmática y además deshaciendo un poco todo lo que son un poco… la institucionalidad.

Tamia

Que ustedes habían creado.

Noemí

Así es. Entonces había también pugnas internas, dentro de gente que era propiamente izquierda. Sendero al inicio no tiene tanta presencia acá, pero el MRTA sí, cuando yo te cuento esto de Jefferson, no era solamente Jefferson, había todo un movimiento en ese tiempo.

Además, había una chica a nivel nacional que se llama [nombre de mujer], creo, no sé qué fue de ella, pero tenían como un grupo en alianza que se llamaba algo así de “pueblo en marcha”, una cosa así. Eran como un frente social o algo que querían hacer dentro del MRTA, que trabajaban en el ámbito, si se quiere, como que cuando tú tienes el brazo militar y tu brazo más social, una cosa así. Y entonces ellos participaban en la CUAVES más de una vez. Empiezan a ver las primeras reuniones, estamos en asamblea y viene una gente armada con su cosa acá [señala el pecho]. Pero lo que hacían era, bueno, ahí no teníamos miedo, yo no tenía miedo. Pero lo que hacían, porque no sé por qué, a esas alturas, realmente, no me daba miedo a mí. Eso finalmente era… porque sabíamos que estos ya tenían sus pistolas, todo, pero nosotros no éramos sus enemigos… quizás esa certeza, pero la tenía también de Sendero. Y luego me equivoqué. Pero en ese tiempo ellos venían con sus capuchas, con sus rifles acá, tomaban la palabra, hablaban, “ta, ta, ta”. Querían que escucháramos un ratito, a uno, dos o tres. Yo alguna vez me pareció reconocer a alguien de los que estaban hablando. Y ya, y después se iban y la asamblea continuaba. O sea, hasta ahí.

Entonces, pero sí, claro… “Y estos, ¿qué?, uno tiene que escucharlos por qué? Que vengan, pues, que saquen esto y a ver qué debatan”.

Porque bien fácil es agarrar, ¿no es cierto? Me apoyo en el rifle que tengo para hacer que me escuchen.

¿Qué cosa constituye su poder?

Entonces, así… Pero la gente así… Con Sendero no pasa eso. Porque Sendero veía enemigos también en la gente y los acusaba de ser agente de la CIA. Eso es lo que hicieron con María Elena. La desprestigiaron diciendo que ella se estaba enriqueciendo con los recursos de la gente, que ella traficaba. Así feo, feo, que era agente de la CIA, que era soplona, que era ahí… todas las cosas.

Tamia

¿Y eso se hablaba así, por lo bajo?

Noemí

La volanteaban, la volanteaban, la volanteaban. Entonces, en ese tiempo eran los mecanismos por donde se llegaba más.

Tamia

¿Pero no se podía identificar claramente quienes hablaban, así?

Noemí

Ehh

Tamia

Más o menos.

Noemí

No, sí se sabía más o menos, más o menos. Porque lo que pasa es que ellos tenían también estrategias de… Sí sabemos que tú eres de Sendero en el barrio, porque abrías la boca y ya sabíamos por dónde pateabas. Pero normalmente ya tú eres de este barrio, pero en este barrio no actúas. En este barrio tú puedes dar información: “mira, tal, hace esto”, pero tú pasas piola por acá, tú actúas en un lugar donde no te conocen. O sea, esa es la estrategia que tenía. Entonces sí había gente de Sendero. Yo recuerdo hasta ahora un vecino que ahora ya está muerto, pero fue el primero que nos advirtió, decía: “a María Elena la están siguiendo”. Y él era el que dice: “por si acaso el partido tiene 1000 ojos y 1000 oídos”, esa expresión.

Tamia

¿Quieres parar un ratito?

Noemí

Mjú [conmovida].

[pausa en la grabación]

Tamia

Perdón que estés incómoda.

Noemí

No, no, no, tranquila.

Tamia

Entonces acá me estás contando, ya me has contado de cuando muere Jefferson en Colombia. Bueno, desaparece.

Noemí

Desaparece, sí, porque nunca hubo nada de él. Nada. Ni una carta, nada, nada.

Tamia

Y es… es una imagen difícil, ¿no?, porque desaparece en Colombia, no creo que esté registrado en Colombia como un desaparecido, acá velan su cuerpo… sus ropas, pero…

Noemí

Hace como unos dos meses justo hablé con [menciona un nombre] y él me dijo que estaban haciendo cartas y me dijo “a ver, vamos a tratar de recordar todo lo que podamos recordar acerca de él para ver si logran algún tipo de búsqueda allá”, porque parece que también han iniciado algo así con el presidente. Un proceso de búsquedas.

Tamia

Es que se queda ahí, como dices, como una imagen en la memoria…

Noemí

Sí. Y entonces y [menciona un nombre] dice “yo siento que hay una deuda”. Y entonces me pidió a mí la foto o cosas así. Lo tengo, una sola fotito, sí, que lo puse en un recuerdo, te lo voy a traer porque tengo varios de esos, y claro, lo tengo en digital. Por acá también lo tengo, creo. Sí. Entonces… y él me pide eso.

Tamia

Pero bueno, entonces tú pasas del espacio juvenil, al espacio vecinal, y ahí me contabas que era un espacio no tan cómodo para ti.

Noemí

Sí, yo me sentía súper cómoda en el espacio juvenil. Justo se da cuando Jefferson también me dice que se va y que nos despedimos. Y cuando yo le digo trato de saber cuándo va a volver, sobre todo, o sea, qué es lo que va a hacer. Ya ni le pregunté, pero ¿cuándo vas a volver?, entonces las respuestas que él me da y “ya, pero cuídate”, y “sí, tú también”. Y bueno, entonces justo cuando él se va, a mí en el partido me dicen que necesitamos fortalecer la parte vecinal. ¿Por qué? Porque en Villa El Salvador, digamos, nosotros… no era distrito todavía, y el órgano de poder era el espacio de la organización vecinal.

Tamia

O sea, todavía no era distrito… pero ya habían ganado elecciones y todo.

Noemí

A ver, estamos… Ah, no, creo que sí, ya éramos. Yo estoy perdida un poco con la fecha, a ver dónde estamos por acá [mirando su línea de vida]. Pero sí, es 1986, entonces. Sí, sí, ya éramos distrito. En 1984, se crea el municipio de Villa El Salvador. El 83, sí, y empieza la primera gestión en el 84. Entonces, hasta antes del 84, el único órgano de poder era la CUAVES, que era la organización comunitaria. Entonces, cuando sale la municipalidad, mucha gente no quería que fuera, porque entonces va a ser una competencia de poder. Y claro, lo era con recursos y todo eso. Michelle lo que dice es que: que Villa sea distrito va a ser de todas maneras, como que es un hecho. Y en tanto es un hecho, más bien hay que prepararse para asumir la gestión antes que dejar que otros asuman. Y más bien desde el lado de la municipalidad, apoyar lo que es la organización comunitaria. Y de alguna manera creo que se esfuerza en eso, porque lo primero que hace, la primera ordenanza municipal que saca Michelle es ley municipal… no: “Ley comunal es ley municipal”, y es totalmente simbólica, pues. Es la primera. Es que la ley comunal: que lo que se decida a nivel comunal es ley municipal. Entonces incluso por ejemplo, era en la asamblea de la CUAVES donde se decidía qué se va a hacer este año con la plata que llega del autoavaluo. Entonces a ese nivel, digamos, de decisión había. Entonces sí recuerdo que el PUM tenía presencia a nivel de jóvenes, tenía presencia en mujeres con la Federación Popular, pero a nivel vecinal no tanto. Y entonces hay la necesidad de insertarnos más en la dinámica, porque son espacios de poder, de decisión. Si hay esta ley, ¿no es cierto?, entonces hay que estar en ese espacio. Y por lo tanto empiezan a evaluar quiénes tienen posibilidades de ser secretarios generales en su grupo, quiénes pueden ser elegidos, porque no todos… Si alguien, hay un muchacho que… ya, en mi grupo nadie me conoce, yo no he hecho actividad, nada, no te van a elegir pues, ¿no? Pero en mi caso yo había pertenecido al grupo Rikchari y toda la gente me conocía ya, entonces: “Noemí, tú tienes que asumir la secretaría general de tu grupo”. Bueno, lo asumí como parte de, digamos, un acuerdo dentro del partido, hay que fortalecer esto. Pero no es que a mí me encantara la idea: “ay, pero de trabajar con gente joven, así, voy a trabajar con full tíos y tías”, decía, “pucha, bueno”. Este, eso ¿no?, como que no me agradaba tanto, ya no vamos a trabajar todo lo que eran las presentaciones de música, de arte, ya es otra dinámica. Yo tenía 24, me iba para los 25 años y justo me había despedido de Jefferson. Entonces la novedad, recuerdo… Por… porqué de todas maneras ser un secretario general si era tener una cuota de poder, y entonces sí era como de todas maneras prestigio y más porque era joven y también porque fui la primera secretaria general joven mujer. Entonces claro, yo decía bueno, a Jefferson no se le va a alegrar, yo estaba, cuando lo esperaba, estaba con eso, por eso es que asocio mucho aquella época: “él no sabe que ha sido elegida secretario, le va a gustar, que no sé qué”. Y entonces además que creo que es una oportunidad para decir oye, estamos más en comunidad. Sobre todo porque yo de algún modo trataba de persuadirlo, sin saber que estaba tan metido, trataba de persuadir de que… porque hablábamos de la Federación juvenil y él decía: “no, no hay condiciones para la federación juvenil”, “ya, pero bueno, no hay condiciones para esto que es más básico y tú consideras condiciones para otras cosas”. Pero… recuerdo mucho eso, ¿no?

Era el espacio de decisión fuerte. Sí, estaba la municipalidad, pero esta ley hacía que fuera muy importante participar. Entonces sin embargo… igual creo que fue una escuela de aprendizaje muy buena. En algún momento formé parte de las comisiones, de varias comisiones importantes, porque el hecho de ser joven, mujer. Entonces eran puros hombres. El 90 % eran hombres y eran adultos, y eran mayores. Entonces a veces yo me perdía un poco entre ellos. No era un espacio donde yo me sintiera tan cómoda como para, por ejemplo, como en el espacio juvenil, [donde] ya yo pedía la palabra, hablaba. O como María Elena, que sabía ir a contracorriente. Allí no, me intimidó al inicio.

O sea, era muy activa, sí, la actividad en mi grupo seguía siendo muy dinámica, también. En mi grupo la gente me quería. también. Pero en la CUAVES mi presencia no era tan fuerte. Sin embargo, era como que “lo distinto”. Y eso hacía que [por ejemplo]: se forma la comisión para la convención estatutaria en Villa El Salvador, nombran al dirigente del primero, del segundo y el tercero, pero después dicen… María Elena y todas: “¡puros hombres, puros hombres!”, empiezan a gritar: “no, vamos a integrar a la compañera Noemí.

Entonces María Elena, que abogaba también, a pesar de que ella no votaba, pero a través del bochinche hacía sentir su [voz]… porque no era secretaria general, y allí en una asamblea solamente votan los secretarios generales, entonces allí la federación no tenía ni voz ni voto. Pero siempre iban, siempre iban para hacer presión o para hacer escándalo, o para pegar a alguien si era necesario. Entonces, eso y después esa convención fue bien interesante, porque para mí implicaba, por ejemplo, analizar lo que fue los estatutos. Ahí veo claro… la CUAVES se define como una organización que apuesta por el socialismo.

La CUAVES tiene principios muy fuertes. Y hay todo un estatuto así bien interesante. Y habla de todos los ejes de desarrollo. Es la construcción de una concepción de ciudad, el diseño que tiene Villa El Salvador. Mucho se ha cambiado, pero aun así es quizás lo que hace distinto una ciudad con potencial y habitable. Entonces… y que sí creo refuerza los conceptos de ciudadanía, que es la posibilidad de ejercer mis deberes y derechos en condiciones dignas también.

Entonces, yo siento, o sea, que ahí aprendo.

Tamia

¿Y cómo se expresaba eso? Tú dices que se expresaban los estatutos y sentías que se reflejaba también en la forma en que funcionaba…

Noemí

Yo los aprendí, o sea, aprendí a entender eso. Porque cuando entro a la CUAVES estaba muy pollita. Pero justamente si me meten a la convención estatutaria, tengo que leerme el estatuto. O sea, tengo que leer, aprender, saber, para poder opinar y ver. Igual yo siempre fui más activista que lo otro, pero me vi obligada también a… por eso digo que aprendí a entender eso y a reflexionar a partir de eso.

Sí siento que el quehacer partidario a veces era… como era hegemonista. Entonces el tema de la pluralidad, de la diversidad, no era todavía un discurso. O sea, más bien era un poco arrasar mayorías y minorías y tratar de convencer a que la gente se alinee. El tema de alinearte: “alíneate, compañera”. Entonces sí era un proceso así.

Y luego lo otro que me pareció una maravilla en aquella época, de repente ahí puedes preguntar también por otros lados, lo que ha significado fue la Asamblea Nacional Popular. La Asamblea Nacional Popular que era el sueño de articular a todas las organizaciones y movimientos sociales más importantes a nivel del país en una asamblea, en un espacio de poder popular. Era construcción de poder popular. O sea, ese discurso de crear, forjar poder popular se expresaba en la Asamblea Nacional Popular. Fue la primera vez.

Tamia

¿Y eso quién lo organizó?

Noemí

Ahí había una organización nacional, pues, que era a nivel de partidos de izquierda. Ahí es donde te digo que estaba Ricardo Lets, era la dirección nacional de la izquierda. Quizás Santiago ahí pueda comentarte también un poco más de quienes estaban. Yo conozco cómo se dio el proceso de decisión dentro de la CUAVES, porque fue… todo mundo pujaba por entrar. Y la CUAVES, porque era en Villa El Salvador, teníamos como seis a ocho cupos, porque lo que buscaban era la representación de toda la diversidad de organizaciones que existe en el Perú. Y entonces eso significaba que de tal grupo va uno o dos, de tal uno o dos, porque eran inmensos. Entonces esa fue una experiencia así tremenda. Y yo fui elegida por la CUAVES en parte por la necesidad de incluir perfiles distintos, no porque me vieran todavía y yo era como una representante del discurso comunal, pero también es porque yo creo que no lo asumí así, había vertientes coavistas que tenían todo el concepto de autogestión y todo el concepto que Velasco en su tiempo desarrolló con lo que fue su gobierno revolucionario. Había muchos dirigentes velasquistas que también trabajaron para el gobierno de Velasco en aquella época. Entonces respondían a una corriente política partidaria, las diferentes que eran las izquierdas.

Tamia

A una tradición de todas maneras, porque bueno, no tan larga en el tiempo, pero comparando con lo que hay ahora…

Noemí

Y el PUM no tenía, digamos, lo que tenía como principios era el tema de que es la comunidad como espacio de poder el que va decidiendo su futuro. No creía mucho en el proyecto autogestionario, decían desde el punto de vista social es muy importante. Desde el punto de vista económico se sostenía que no era posible tener una isla socialista en un mar capitalista, donde las relaciones económicas no las puedes aislar. Tienes que comprar papa de acá, tienes que… es otra cosa. Porque en Villa se pensaba: bueno, acá esta es una ciudad donde la gente va a trabajar acá y vas a crear empresas, empresas comunales”. Entonces había la ferretería comunal, la farmacia comunal, la bloquetera comunal. O sea, todo, digamos, la diversidad de empresas comunales. Y empezaron a, digamos, a funcionar a la caja comunal, todo. Es como crear tu mini estado con tus empresas y todo eso. El problema es que, claro, las empresas vistas por un lado, desde el punto de vista comunal, no es lo mismo que cooperativo. Porque en lo comunal, en una cooperativa, hay 10 integrantes asociados y ellos deciden. En lo comunal es toda una comunidad. Es imposible que una comunidad pueda gestionar. Siempre son los dirigentes. Y ellos lo que hacían es no pensaban tanto en la empresa comunal como una unidad económica, sino como un espacio que podía proveer ingresos para fortalecer la actividad comunal. Y en el fondo eso significaba de alguna manera, que la empresa no va a crecer, sino más bien la empresa puede irse debilitando. Y esa concepción hizo que mucha gente: “Oh, quebró, que se han robado, que no sé qué”. Yo no creo que hayan robado, saben mucho. O sea, no siento el espíritu en aquella época de gente que estaba dispuesta. No sé si es mi percepción, pero yo creo que así era. Y que más bien lo que ocurrió es: “Mira, necesitamos hacer tal cosa, la movilización o esto, o sea, para la acción social no tengo esto”. Ah, ya: cojo de la farmacia comunal, cojo de esto.

Tamia

Un espacio que proveía, para otros fines…

Noemí

Y terminó quebrando. Quebrando, claro.

Tamia

Porque ya proveyó…

Noemí

Y porque eran empresas que eran emergentes. Entonces no es lo mismo tener una empresa consolidada, donde tú sabes que tienes un margen de rentabilidad y que ese margen de rentabilidad puedes utilizarlo sin dañar la dinámica interna de la empresa, digamos, no va a crecer, pero se puede sostener.

Tamia

Era otra lógica, otro objetivo.

Noemí

Era otra lógica. Y entonces por eso digo que no es mirar la unidad económica como necesidad de crecer, que se yo, lo que quieras, capitalista, lo que quieras. Pero también había eso: estamos apostando por pequeña burguesía o la nueva burguesía.

Todos esos debates, algunos absurdos, otros no tanto, pero igual interesantes. Entonces, para mí, por ejemplo, todas esas lógicas fueron importantes. Las fui aprendiendo. No las aprendí en otro lado, las aprendí en Villa.

Tamia

Y las puedes enfocar hacia otras cosas en el futuro.

Noemí

Así es, así es. Entonces, o sea, Villa fue una escuela para mí. Y la Asamblea Popular Nacional, el ver expresado en ese evento al que fui yo, obviamente no dijo una palabra es mía, porque yo sentía que no tenía mucho que decir ahí, sino más bien mucho que aprender, porque escuché a las mujeres campesinas, que eran unos cuadros increíbles. No sé qué fue de ellas ni dónde están, pero eran unos cuadros increíbles. Y que estaban vinculadas al PUM, los movimientos universitarios también, luego estaban los del SUTEP, la diversidad de organizaciones en el país. Fueron miles de personas. Y se hizo en Villa el Salvador por lo simbólico que era, pero también es porque era la municipalidad que apoyó para la organización. Pero sobre todo las mujeres, porque normalmente ya cómo resuelves el tema de la alimentación para miles, desayuno, almuerzo y cena. Y entonces María Elena en ese tiempo tenía los centros de acopio, tenían los comedores, y ella organizó todo eso, que fue una cosa enorme, pero ella lo hizo. Entonces, ciertamente también ya ella cogió cosas de los centros de acopio que iban para los comedores, para ese evento. Y así como cogió para eso, cogió [para]: “Oye, tal persona está muy mal, o hay un compañero del partido que está muy mal”, “¿Sabes qué? Hay que hacer un costal para él y a darle. O sea, María Elena tenía mucho de sus actos de solidaridad que eran internos, pero que mucha gente lo vio como robo. María Elena no, yo la reconozco, o sea, no era de la que se agarraba cosas así. Pero la acusaron de ladrona, pues. O sea, Sendero dijo que ella traficaba con los alimentos y todo eso, que es una forma de desacreditarla. Horrible fue. Pero no, ella era más bien, o sea, actuaba en función a lo colectivo, a sus principios. Yo notaba eso.

Nunca estuve así tan cerca, pero era lo que veía, porque es como que andamos juntas y vamos viendo, veo cómo te desenvuelves, cómo te relacionas, el tipo de sentido de justicia y solidaridad que desarrollas en lo cotidiano. Eso se nota, se puede ver.

[1] Eugenio falleció pocos días después de que Noemí compartiera su historia de vida al Archivo La Oruga.

Parte 2: Historia de vida de Noemí (2)

Tamia

Ya habíamos pasado porque estabas asumiste la secretaría de tu grupo, fuiste parte de la CUAVES, fuiste delegada en la Asamblea Nacional Popular, también, contaste qué cosa era y las mujeres que conociste ahí. Antes ya habías comentado sobre Jefferson, que murió en Colombia. Y acá he marcado con una estrellita la ruptura en el PUM y como la militancia se dispersa y me parece que por ahí nos hemos quedado… Igual ya hay cosas que me has ido contando que seguramente podemos repasar nuevamente. Si sientes la necesidad, pero ya si quieres me cuentas cómo fue esa ruptura.

Noemí

Sí, mira, la verdad aquí en Villa sabíamos que había un debate muy fuerte sobre qué camino seguir en la izquierda.

Sin embargo, aquí en Villa, el tema de Villa El Salvador era lo que más nos unía.

Entonces nosotros teníamos proyectos para Villa El Salvador, conversábamos mucho un poco sobre lo que son las líneas estratégicas acá.

Entonces era como que lo que nos nucleaba, además de una relación de amistad, pues éramos muy amigos, es parte del barrio y todo eso.

Entonces el PUM representó un espacio de articulación, de conspiración, de sueños, era entonces como que sentía la máxima instancia, el espacio así clave para impulsar cualquier cosa.

Entonces la ruptura fue terrible en ese sentido, terrible en términos no solamente ideológicos, sino en términos de amigos, de todo eso.

Porque de pronto, digamos, unos están por quedarse en el PUM y otros no, “¿pero cómo? ¿Pero si estamos juntos en todo esto, qué es lo que está pasando?” Recuerdo que Michelle llama rápidamente a una reunión y trata de nuclear a todos, pero luego hay compañeros muy queridos que ellos dicen “no”, porque digamos, la actitud fue un poco ya, “vamos a hacer esto”… Pero es como que ya es asumir la división y empezar a activar y ya dejamos atrás a un grupo importante de compañeros.

Entonces es el resquebrajamiento de la amistad tan buena, pero sobre todo un poco de: “¿y ahora qué hacemos?”. Porque nos salimos del PUM sin tener mucha claridad y por lo menos de todo el debate… más o menos sabía, ¿no?, pero no es que en Villa no hubo un debate así, ni siquiera con los compañeros que se quedaron. Ellos se afirmaron básicamente porque el PUM era su identidad. Siempre recuerdo además que el PUM tenía las más bonitas consignas partidarias, eran hermosas.

Tamia

¿Recuerdas algunas?

Noemí

Sí, por supuesto, por supuesto. Sí, sí, sí, sí, sí. En un ratito más te las cuento. Pero era… era todo eso. Entonces parte de ese resquebrajamiento es la célula juvenil.

[nombre de mujer] y yo éramos muy amigas y ella se queda en el PUM. Y yo no. recuerdo que cuando se da la reunión que Michelle nos convoca, él nos dice convoquen a todos. Y yo invité a todos los que conocía, y fueron también las hermanas de [nombre de mujer].

[nombre de mujer] me recriminó eso.

Yo pensé que [nombre de mujer] iba a estar con nosotros.

Y me recriminó: “¿por qué tú invitas a mis hermanas a un espacio…?”

Es de pronto: “tú y yo somos hermanas, casi somos amigas, casi hermanas”.

Y entonces, ¿qué está pasando?

Y lo conversamos, pero más a nivel amical.

Yo le dije: “yo no sé, no hay ningún problema con que ellas hayan ido, finalmente habla tú con ellas”. Pero, o sea, fue horrible, fue horrible la sensación, todo eso.

Y además de incertidumbre, de desconcierto.

Te decía, uno de los partidos más bonitos.

No he tenido nunca una experiencia partidaria luego como esa.

No, no ha habido.

Con tanto cuidado, con tanto esfuerzo, con tanta disciplina.

Entonces y de pronto te quedas así, sin ese espacio que te articula, que de alguna manera empieza o le da sentido también a tu vida.

Ÿ en la lógica del compromiso, el espacio, digamos, final e importante es el partido.

Es la máxima instancia para nosotros.

Dicen que el ser humano, tú tienes diferentes formas de organizarte, pero la organización partidaria, claro, desde esos enfoques, obviamente, porque ahora es cualquier cosa, es una de las instancias como más importantes, porque te planteas, digamos, los temas no solamente de poder sino de la sociedad, de cómo la quieres tener.

Es decir, vas más allá de mi familia, de mi barrio, de mi comunidad.

Es como sueño mi país también.

Entonces todo eso se viene abajo.

¿Y ahora qué afirmamos?

Obviamente, Javier Diez Canseco se queda en el PUM.

Yo lo admiraba mucho.

Entonces, todas esas cosas, o sea, son… están mezcladas, no solamente no era solamente un debate ideológico.

No, no, no.

Finalmente, las personas ahora felizmente se […] mucho.

Somos sentipensantes, ¿no es cierto?

Y entonces y la fuerza que tiene todo esto así afectivo, es un Oye, yo te quiero, no te vayas para allá.

¿O lo mismo para ellos, para respecto a mí, no a mí por qué te vas si nos queremos tanto?

Entonces, eso fue lo doloroso y fue fuerte.

Ahora, a lo largo, yo pienso que pudo hacerse mejor las cosas, intentar una actitud más concertadora.

Siento que algunos aprovecharon para de repente sacar del camino a alguna gente que no les caía bien o con quien tenías diferencias y que me pareció malazo.

Por ejemplo, recuerdo que María Elena nos quería, no hubiera querido irse, pero María Elena estaba ya con un núcleo, una compañera que estaba radicalizándose así.

Y entonces lo primero que hacen es… de la gente que se sale rápidamente, forman que luego creo que fue el PMR, ya no recuerdo eso.

O la Coordinadora Maríateguista fue el coma.

Luego el PMR, algo así, forman la célula juvenil.

Y entonces María Elena, como se queda un tiempo acá, ella dice si voy para acá, acá ya formaron el núcleo femenino y ya no tengo mayoría.

Sé porque mis amigas, o sea, había también toda una lógica de le voy a entrar y me van a golpear en la célula femenina, [nombre de mujer] y yo éramos todos los demás eran varones y éramos de las compañeras como más fuertes, resquebrajadas.

Ahí no estuvo bien.

Creo que en el caso de ella tenía que ver porque ella estaba enamorada de un compañero en ese tiempo que estaba en el PUM.

Todo eso se mezcla.

Al final decidió quedarse y así.

Luego María Elena finalmente se sale del pum, pero no, no vuelve al PMR porque dice no hay condiciones ahí para que ello vuelva.

Entonces y se vincula luego al MAS, que era el Movimiento de Afirmación Socialista, que era más bien más cristiano.

Quizás a mí me hubiera correspondido estar más allí.

María Elena no viene de las canteras católicas ni nada de eso, entonces, sin embargo, encuentra que hay una oportunidad, una cobertura y ya, ¿no?

Entonces ahí, pero yo sentía que sí, somos lo mismo, pero se manejó mal también, eso pienso.

Por lo menos acá a nivel nacional quizás era mucho más difícil, además, porque allí había mucho más debate político.

Pero acá, además de todo el debate político, había una tremenda amistad.

Eran lazos muy, muy, muy fuertes, muy fuertes.

Entonces fue bien destructivo, así yo lo sentí.

No sé los demás, pero a mí me golpeó mucho.

Y entonces, si tuviera que resumir la etapa en la que uno pierde un poco los mitos o pierdes tu unicornio, yo diría que tiene que ver con esa etapa, para mí.

Entonces, la dispersión no solamente es que tú te vayas, sino ¿y ahora qué hago?

Y bueno, y a nosotros justo se da también con todos estos procesos de cambio, de crisis.

Ya eran tiempos en los que estaba Alan García.

Y Alan García empieza a impulsar lo del PAIT, que era un programa en el que ciertamente se daba empleo a la gente más pobre, qué sé yo, pero también organizan grupos un poco más de delincuenciales.

Y en todos los grupos de Villa El Salvador empiezan a surgir pues, gente alrededor de ellos.

Todos los cambios que yo recuerdo a mucha gente que conocía, que eran amigas, de pronto entraron a trabajar en los colegios como personal administrativo, ya sea limpieza, asistente, que se yo, porque no tenían la calificación.

Al poco tiempo todos ellos fueron profesores, docentes, hay toda una generación que sé que no ocurrió solamente acá.

Entonces, digamos, son cosas visibles que se dieron, que los viste.

Entonces, si había un militante “ah, ya su esposa ya entró, ya es profesora, ya” es entonces, el nivel de copamiento, si algo hicieron ellos, fue copar, copar los órganos del estado, de todo lo que había acá.

Había unas señoras que eran militantes, y las empezamos a ver en el área de limpieza del hospital María Auxiliadora, que en esos tiempos estaba creando.

O sea, todo, todo, todo era copado.

Lo mismo el poder judicial, ya sean estudiantes entonces eso era muy visible.

Y junto con eso, el tema de la devaluación, el sol cada día valía menos, cada día valía menos.

Con ese dinero cada día podías comprar menos.

Entonces era terrible.

Toda la gente acá ganaba en soles, y entonces el empobrecimiento era… era una cosa así de día a día, terrible.

Empiezan a ver las colas, desabastecimiento, pero también, digamos, las maniobras de mucha gente por guardar para luego ganar más.

Había de toda especulación.

Tamia

Me acuerdo de la propaganda.

Noemí

Sí, pero era terrible.

Teníamos que hacer colas para conseguir el arroz, para comprar pan en las tiendas también no había productos en el mercado.

Las señoras te decían ya puedes llevar azúcar, pero también llevas ABCD, sale con eso.

Entonces tenías que llevar así algunos otros productos, porque así o tenías que ir primero a este puesto, luego mi mamá mandaba al otro puesto.

Pero nosotros éramos una familia grande, y teníamos mucha, mucha demanda.

No era que fuéramos muy dulceros, pero en general, si ella hace una olla inmensa de avena todos los días, entonces necesitaba y se siente pues mi papá trabajaba como mozo.

Después de algunos años, él también se queda sin empleo, porque muchos de los negocios también empiezan a reducir.

O sea, sí, todo empieza es el tiempo en que muchas empresas empiezan a quebrar, empiezan a quebrar, a cerrar el tema de la moneda, y la crisis económica realmente se hace terrible.

El nivel de desempleo empieza a crecer, a crecer.

Y claro, allí ya no teníamos, ya no teníamos y ya sentíamos eso.

Entonces recuerdo que por eso, aún junto con todo el tema, eso se sentía también con la militancia.

Entonces allí es que María Elena, por ejemplo, busca que si hay una actividad o algo, armaba como pequeñas bolsas de víveres para dar hay que dar a los compañeros que están apoyando acá.

Y yo cada cierto tiempo también venía con mi bolsa de víveres acá a la casa.

Mi mamá no participaba en el comedor, porque al ser tantos, ya no te convenía ni siquiera participar en el comedor.

Entonces hacía falta eran tiempos en que hacía falta la comida igual.

Recuerdo hasta cómo se inventaba ella las tortillas de plátano, que las empezaba a hacer de esos plátanos así súper maduros, que ya en el mercado casi no los quieren, y que ella los compraba así muy baratos para hacer así tortillas de plátano o tortillas de verduras o tortillas de lo que sea.

En ese tiempo la quinoa era barata, felizmente.

Ya después es con toda la valorización que eso se disparó.

Pero era comer quinoa con huevo.

Con María Elena algunas veces venían en aquel tiempo unos depósitos, unas bolsas de papel grueso, venían de EE.UU.

sería parte de los programas de Cáritas o algo así.

No sé cómo venía.

Pero la cosa que llegaba mucho a los comedores, bastante llegaba entonces, y era una sopa como de leche con productos deshidratados.

Tú veías puntitos y después cuando se hacían hervir, empezaban a verse las verduritas y la carne molida así.

Era agradable.

Aunque yo con el tema de la leche andaba peleada, así que a mí no me gustaba tanto.

Pero a mis hermanos, a todos ellos sí les gustaba mucho.

Entonces y María Elena de vez en cuando veía, porque era una situación de crisis.

Entonces todos veníamos a veces con nuestras bolsitas, me las daban, o atunes.

Así era el asunto de ver cómo parabas la olla

Tamia

Cómo ayudabas a sobrevivir a otra gente, también, ¿no?

Noemí

Sí, sí, sí, sí, sí.

Pero yo entiendo que por esa forma, digamos, de ella manejar también muchos dentro de los propios comedores y otra gente y bueno, ella está… está utilizando para vender.

Y María Elena no hacía eso, ella era misia igual.

O sea, si no tenía para esto eran más bien eran más actos de solidaridad con la gente del partido, que no necesariamente participaba en el comedor o los comedores.

Entonces así se da.

Esos eran los tiempos de Alan García.

Y en ese contexto es que se da también esta crisis del partido.

En ese contexto también, aunque eso fue el primer año, es que muere también Jefferson.

Y por otro lado, empieza a sentirse cada vez más en ese escenario la presencia de Sendero.

Tamia

Es como hay crisis, es una crisis que está llena de crisis dentro de ella. ¿Y tú ves la relación entre todas estas crisis?

Noemí

Yo creo que sí, por supuesto.

Este primero, por el desconcierto, ganó la izquierda una primera vez, pero luego perdieron las reglas de juego en el escenario.

Si se quiere legal, no eran las más convenientes.

Siempre buscaban el modo de bloquear a la izquierda, como hasta ahora hemos visto.

Entonces muchos cuestionaban, como que eran elementos que se sumaban al cuestionamiento de trabajar o que la lucha se traslade a este espacio.

Entonces que por ahí no es por un lado eso.

Por otro lado, la presencia de Sendero y el MRTA.

Este Sendero primero con las explosiones, generando el caos, el desconcierto, se radicalizan, se crea el comando Rodrigo Franco, que empieza a matar gente.

Entonces de pronto empiezan así las muertes, los apagones.

Aquí era una cosa, cosa de todos los días, los apagones.

Entonces todo eso se va dando.

Supongo que eso hace también que Sendero sienta que hay condiciones para entrar a Lima, porque ellos actuaban básicamente en el sur, y en el sur a sangre y fuego se habían impuesto ante la gente.

La gente por miedo colaboraba con ellos, porque no tenían tampoco como aliado a las fuerzas armadas que hacían lo mismo, tenían el mismo comportamiento que Sendero.

Ellos iban, los miraban con desconfianza, veían en todos los ayacuchanos, campesinos, que se yo, veían a enemigos.

Entonces intervenían en la idea de que eran senderistas, se los llevaban, los golpeaban, violaban, todas las cosas que ahora sabemos que han ocurrido, que no son habladurías, o sea, ha ocurrido.

Y entonces, pero Sendero no fue la excepción, solamente que no se conocía tanto.

Ahora, a lo largo ya un poco de la reconstrucción de las cosas, tú te das cuenta también, y me parece que la Comisión de la Verdad hizo un trabajo tremendo de reconstrucción de memoria, porque ellos atienden muchos casos, muchos, y la gente sabía quién fue.

Entonces por eso es que la conclusión también es que de toda la cantidad de muertos que ha habido o asesinados, la mayor responsabilidad la tiene Sendero, que mató gente y el ejército.

Respecto a Sendero, lo único que yo podría decir era que al inicio pensábamos que en la lógica de ellos no van a matar a gente del pueblo, ellos van a matar a los enemigos del pueblo, a la gente de poder, qué se yo.

Pero eso no ocurría.

Ya después vimos lo que ocurrió, porque nos enteramos de lo que ocurrió, de que también así entraban a un pueblito y… ajusticiaban a aquella que tenía dos, tres vaquitas como si fueran terratenientes y empezaban a matar y a humillar, o de pronto llegaban a y confiscaban todos los animalitos que tenían, la gente que no tenía más remedio que dar.

Y fueron de alguna manera desolando pueblos, porque algunos preferían irse.

Ni siquiera yo recuerdo, mis papás son de Apurímac y tengo tíos que lo que quisieron fueron vender sus vaquitas, esto para irse, pero no pudieron vender nada y tuvieron que irse así con la ropa que tenían.

Los que pudieron escapar, los otros fueron asesinados, en una comunidad o comunidades en la sierra.

A veces ser distrito es, digamos, es una necesidad para ellos por el nivel que tiene, porque puede llegar algo de presupuesto, qué sé yo.

Pero lo primero que hicieron también fueron volar los municipios, que la gente lo construía, ni siquiera el Estado construía.

Entonces Sendero ha hecho esas cosas en aquel tiempo no se sabía por qué, digamos, todo estaba centralizado acá en Lima, no existían los niveles de comunicación que ahora existen, entonces era imposible.

Iban llegando algunas cosas de gente que empieza a señalar, pero entonces, y llegamos al año 1990 en medio de una crisis económica tremenda, en medio de este, de la presencia de sendero cada vez más creciente, sin una estrategia clara.

Quizás una de las cosas, de las pocas cosas buenas que hizo este Alan García, bueno, otros dirán que no, pero bueno, yo ni recuerdo ni quiero recordar, fue crear el grupo GEIN, ese grupo de inteligencia que finalmente fue el que hizo realmente inteligencia y empezó a hacer seguimientos así, aunque por ahí yo sé que después en el tiempo Fujimori, ellos eran denigrados, les decían algo así como los cazafantasmas, así, porque ellos no buscaban necesariamente encarcelar a alguien inmediatamente, sino empezaron a seguir, a seguir, a seguir para rastrear, analizar residuos, todo lo que hicieron que luego supimos que hizo el grupo GEIN.

Y que tan es así que lo atrapan a Abimael cuando Fujimori estaba, no sé si de vacaciones, una cosa así, ese nivel de desconexión, y que la gente no ve noticias, o sea, ¿de dónde le atribuyen el triunfo de haber atrapado a Abimael a Fujimori?, cierto, fue en su periodo, pero más bien no tuvo nada que ver.

Pero en fin, son parte de esas cosas.

Fue un contexto así, por un lado de crecimiento, de violencia, de crisis económica.

Bueno, y también debo decir, aunque me da vergüenza, yo voté la primera vez por Fujimori, porque claro, entre lo que proponía Vargas Llosa, que era el Fredemo y Fujimori, digamos, Fujimori era un desconocido, era cualquier cosa, pero lo otro era la derecha tremenda, la derecha sin tapujos, una derecha además muy soberbia y que tenía una fuerza tremenda con todos los recursos y todo eso.

Y ante eso es un poco esa suerte de condena que tenemos de votar por el menos malo, desde aquella época más o menos.

Entonces sí voté por Fujimori.

Es más, al inicio él articula con alguna gente de izquierda porque la izquierda en su conjunto votó por Fujimori para no votar por FREDEMO, no había otra opción.

Recuerdo que una de las primeras ministras fue Gloria Helfer, que era una mujer de izquierda y todo eso, es una mujer de izquierda, pero que luego, claro, ya se da la ruptura y se da la ruptura cuando este Fujimori decide hacer el viraje, decide hacer su autogolpe de estado y apoyarse en las fuerzas militares, apoyarse en Vladimiro y todo lo demás.

Entonces ese era el contexto en el que vivíamos, por un lado, lo que ocurría en el país.

Por otro lado, lo que ocurría también a nivel de Lima en términos de violencia, junto con esa suerte de, digamos, de dispersión, también el hecho de que ya no puedas reunirte si quisieras reunirte, es así, ¿y cómo te articulas?, porque aun así lo hacíamos.

Había un nivel de, digamos, los empiezan a haber los toques de queda, la presencia de militares, todo se militariza

La iglesia empieza a tener un rol nuevamente activo, ya no tan grande, porque eran las movilizaciones en defensa de la vida y la paz.

Entonces eso empieza a surgir y bueno, nosotros empezamos, digo nosotros, pues toda la gente que nos conocíamos, a apoyar eso, porque era como que parte de las cosas que nos diferenciaban con sendero también Sendero tenía un desprecio por la vida.

Sendero cada vez más nos enterábamos de que no solamente mataba, sino mataba con mucha crueldad, con mucha crueldad.

Y claro, uno decía “estos están pero enfermos”.

Pero obviamente respondía a una cosa bien pensada.

El asunto para ellos era generar miedo, el miedo como una acción paralizante para la gente.

Entonces el miedo que hizo que mucha gente huyera o se metiera a sus casas.

Entonces uno.

Empieza, yo recuerdo mucho, si hace años yo me sentía dueña de Villa El Salvador, joven, caminando por las calles sin temor a nada y caminándolo todo a pie.

Ahora de pronto tengo miedo de la persona que va y de repente lleva, empiezo a mirar quién va con una bolsa que lleva una suerte de naranjas.

Si alguien te mira con cierta insistencia, voltear para ver si alguien te sigue, empiezas a vivir un clima de zozobra.

Tamia

Tú misma tenías esos temores, por sendero.

Noemí

Por sendero, por la acción que hacíamos, pero también porque lo que pasa es que nosotros no es que nos quedamos quietos, empezamos a organizarnos.

Ellos vienen a hacer pintas acá no podemos permitir que hagan sus pintas.

Entonces empezábamos a armar como pequeños piquetes para ir a borrar las pintas de Sendero.

Y ese borrar pintas de Sendero no era, o sea, como ahora que tú vas y despintas porque no, no, no.

O sea, de pronto se aparecía Sendero ya, porque estaban por ahí también dando vueltas y ellos venían armados.

Entonces, más de una vez, recuerdo que nosotros ahí había dos camionetitas de compañeros, con ellos íbamos y más de una vez terminábamos correteados y dando vueltas y ver cómo nos escapamos por aquí, por allá.

Otra cosa que hicimos fue, bueno, ellos están volanteando en los mercados, ya nosotros también vamos a salir a volantear los mercados, vamos a salir a volantear los mercados en defensa de la vida, de la paz y “No a Sendero”.

O sea, empezamos a responder a Sendero.

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empezamos a responder sabiendo que eso podía implicar en algún momento refriegas, un peligro concreto.

Entonces, recuerdo que en ese tiempo… la gente nuestra también empezó a andar con armas para defenderse.

Bueno, si ellos nos quieren matar, por lo menos nos lo bajamos, decía.

Mira ese nivel de lógica ahora puede sonar a locura, pero así era.

Entonces yo recuerdo que armamos pequeños piquetes y entonces decíamos lo mismo, ya, yo voy a ir a volantear, pero voy a ir a volantear, no voy a volantear acá, porque acá todo el mundo me conoce.

Entonces ya a mí me toca Pachacamac, a ti te toca tal, así, donde no te conocemos.

Repartíamos, íbamos en grupos de dos o de a tres, y entonces yo tenía que entrar al mercado, volantear de manera rápida, y un compañero iba detrás mío armado para defenderme ante cualquier eventualidad.

Entonces, y eso empezábamos a hacer.

Sentíamos que cada vez el peligro era mayor.

A veces digo yo, hemos hecho cada locura, pero en verdad las posibilidades de confrontar con Sendero estaban allí.

Y eso era lo que estábamos haciendo.

Y ya muchos compañeros empezaron así a conseguir.

Nosotros decíamos: “no nos vamos a dejar, esta es nuestra comunidad, no nos vamos a dejar intimidar”.

Ya empezaron a surgir también reuniones en la CUAVES

En las cuales este Sendero entraba, obviamente entraba, ellos armados, cubiertos, encapuchados.

Y nosotros teníamos que escuchar que ellos dieron toda su perorata, luego se iban y sabíamos pues, ese tiempo solamente nos quedamos escuchando, escuchando y nosotros tratando de mirar, tratando de identificar voces, si eran gente de acá o no.

Pero usualmente hacían ese tipo de cambios, si tú estás acá, tú vas allá.

Pero eran tiempos así de zozobra y nosotros nunca fuimos indiferentes.

O sea, hubo acciones, nunca nos quedamos de brazos cruzados.

Eran por un lado las movilizaciones de defensa de la vida, de afirmación de la paz, eran por otro lado, el borrar sus pintas, que nosotros no queríamos que aquí aparezca.

Entonces era una cosa permanente de pelea en las noches y después de ver cómo nos íbamos a la casa a descansar.

Y eran también esos volanteos.

O sea, algún tipo de respuesta

Algún tipo de respuesta.

Nosotros decíamos nosotros ni el Estado que mata, ni Sendero, entonces tiene que haber una tercera alternativa.

Había gente no, “para estar bien, mejor pegarte al Estado”, no, pero si el Estado no te respeta, igual te terruquea y te mete en la misma bolsa, que eso fue lo que ocurrió, pues.

Tamia

¿Cómo se sentía eso en el cotidiano de ustedes?

Noemí

Entonces se da lo del tema de Fujimori, la pelea acá es así, todas las semanas se volaban los bancos, todas las semanas había apagones.

Entonces eran tiempos de vela que vas a utilizar computadora ni nada tampoco.

Entonces nada de eso no teníamos, no había Internet.

Creo que finalmente en esa época recién teníamos los teléfonos en la casa más o menos también, pero era igual.

A veces tenías que irte a un teléfono público para llamar o algo así, pero ya era un avance.

Pero, aun así, o sea, eran las primeras, si se quiere, señales, cero celulares.

No, eso no había todavía, pero el asunto era así.

Entonces en ese contexto Fujimori asume, Fujimori asume, está el 91, el 92, el 5 de abril Fujimori declara el autogolpe, que declara también ya todo un viraje total, porque en ese tiempo lo primero que hizo fue detener y buscar a los líderes de izquierda a nivel nacional, pero acá también en el barrio, o sea, si no detener detenidos un montón.

Y justo coincide con el hecho.

Bueno, y poco antes, poco antes de lo del golpe de estado de Fujimori, mis hermanos ayudan a un herido, pero era porque el herido pasaba, pasaban vecinos, llevaban con carretilla un herido y pasan por la esquina.

O sea, es como que pasan por tu casa.

Por mi calle, pasan por la calle donde mi hermano [nombre de uno de los hermanos de Noemí] vivía, mi hermano vivía ahí.

Entonces este y [nombre de otro hermano de Noemí] lo había ido a visitar.

Entonces detienen a todo el grupo que estaba, que lo estaban llevando al hospital que está ahí por ahí cerca.

Tamia

¿Por qué, porque lo detienen al grupo?, ¿estaba herido en qué circunstancias?

Noemí

Porque decían que era un senderista que había hecho una intervención.

Entonces es un senderista que ha hecho una intervención y ya.

Pero todos son vecinos del lugar.

Si, [nombre de hermano de Noemí], también vivía en la misma cuadra, pero la diferencia era que [nombre de hermano de Noemí] era San Marquino, [nombre de hermano de Noemí] era San Marquino y [nombre de hermano de Noemí] era estudiante de medicina.

Entonces a todos los vecinos los soltaron, menos a mis hermanos

Tamia

Por sanmarquinos

Noemí

Por sanmarquinos.

Estos ya son… todos los estigmas juntos.

Allí nos ayudaron, no sé si fue Javier, no sé quiénes fueron, pero nos ayudaron la gente que era del partido, que ya no éramos partido, pero que digamos todavía en ese nivel de circunstancias, o sea, se andaba juntos.

No recuerdo qué gente entró y salió.

Eso fue como en enero, ya estaban los paros, los paros nacionales, paro armado se llamaban los paros armados en los primeros días.

¿Cómo se llama?

Michelle también sufre un atentado, lo quieren matar.

Entonces María Elena llama a una movilización por la paz también.

O sea, en general cuando iba a la iglesia, o sea, como que tenía más fuerza, María Elena llama, pero fue bien poca gente justo en el parque industrial, también ya era como que “oye, tal” si es senderista y el otro de pronto no sabías cuál era el grado de compromiso que cada uno tenía.

Porque lo que es clave es de pronto pareciera que oye, todo el mundo era senderista, pero no, lo que pasa es que sendero lo que forma son como grupos de apoyo, que es parte del Socorro Popular, que no eran militantes propiamente, sino grupos de apoyo.

Entonces eso, frente a todo lo que ocurría y todo eso, empezabas a ver gente descender.

En el parque industrial había, en los comedores y en las organizaciones también, de mujeres también.

Y sabemos de nombres, sabemos quiénes fueron.

O sea, porque se notaba en el discurso.

En aquel tiempo decíamos tú abres la boca y ya sabes si eres de sendero o no, por las cosas que decías, por cómo lo decías, por los términos que utilizabas.

Esa idea del partido tiene 1000 ojos y 1000 oídos, ¿cómo se llama?

“Van a ser ajusticiados”.

Hay muchos más, ahorita no recuerdo, pero eran muchos más que era fácil saber ya sé de dónde viene esto.

¿Y eso por qué?

Porque había formación política y porque sabíamos que podías diferenciar el discurso más maoísta, el discurso más mariateguista.

No es que ya…

Pero había formas.

Por eso para nosotros también era claro distinguir el sendero del MRTA.

O sea, ese nivel, digamos, de diferenciación teníamos.

Tamia

Como mujer te sentías… ya estaba Sendero, pero también estaban los policías. Es la época en que Fujimori hace más detenciones. ¿Tú como mujer te sentías más vulnerable?

Noemí

Creo que la militancia me ayudó un poco a ser más fuerte.

Sí sentía miedo, pero no sé si asociarlo solamente a una cuestión de género.

Sentíamos que teníamos la obligación de hacer algo, de no permitir que.

Pero también yo te para ser sincera, yo no pensé, a pesar de que te están siguiendo, están haciendo esto a todo mundo, no pensé que llegarían a matar a María Elena, por ejemplo.

De verdad no creí que fueran capaces.

Porque finalmente decía, pero es una lo dirán para tratar de dar miedo así, pero es una dirigente del pueblo, ¿cómo se van a meter con dirigentes del pueblo?

Pero ya en esa época empezaban a matar.

Mataron a un regidor, mataron a Galindo, mataron a los esposos Pantigosos, entraron a su casa, le dispararon al esposo y a la esposa y sus cinco hijos chiquitos se quedaron al desamparo.

Empiezan a ver esos cuadros, mataron a tal.

Incluso mataban a gente que no sabíamos quiénes eran, que no eran dirigentes.

Después nos enteramos, no, parece que él es dirigente sindicalista y está acusado de soplón.

O sea, los estos les dejaban incluso su cartel.

O sea, eres muerto por soplón.

Había miedo si, te decía antes de esa sensación que antes uno tenía de seguridad en vía, cambió totalmente por el miedo.

Y era un miedo de todo.

Era un miedo también de la policía, del comportamiento que tienen, de ya no escuchar, no hay reuniones, ya quedan detenidos, o sea, ante cualquier cosa era una acción siempre arbitraria.

Entonces la iglesia significaba un espacio por lo menos, o sea, de las movilizaciones por la paz.

Pero lo que empezaban a hacer también era a infiltrarse en la movilización, unos cinco en esta, y empiezan a gritar consignas distintas.

Entonces y ya tú sabías que no debías seguir.

O si no haces tú guerrita de consignas, que era como muy obvio también eso no pueden agitar entonces porque de pronto empiezan con sus consignas: “la sangre derramada no ahoga la revolución sino la riega.”

Esa era una consigna horrible de Sendero.

Sendero tenían… y eran y eran además hasta sus formas de agitar y todo eso eran distintas, uno lo sentía.

Entonces empezamos también a ver cómo desarrollamos los temas de seguridad para que ellos no entren y para aislarlos.

O también hacer acciones de provocación, tirar piedras, romper, hacían eso, o sea, digamos, generar el conflicto.

Entonces si había una movilidad, esa era otra estrategia de Sendero, digamos, generar el conflicto, el enfrentamiento, todo eso.

Y obviamente no le importaba poner en riesgo a la gente que caminaba en defensa de la vida, que iba con sus familias, con esposas.

O sea, esa sensación de que pueda ocurrir algo eso es lo que daba miedo.

Eso es lo que daba miedo.

Tamia

Pero no en particular por ser mujer.

Noemí

No. Sí me preocupó la primera vez que mis hermanos son detenidos.

Porqué

Es allí que después que ellos salen, conversamos en familia y bueno, nos enteramos de este, dónde estaban cada uno, dónde estábamos todos.

Incluso medio discutimos.

En cualquier momento nos íbamos a encontrar nosotros en la calle totalmente confrontados.

[Noemí cuenta que uno de sus hermanos, que en algún momento se radicalizó, confrontó a Sendero. Ante ello, recibió amenazas de esa agrupación, y la familia decidió que tenía que salir del país. Ellos no tenían recursos, estaban en “las condiciones más precarias”, pero con ayuda de la iglesia lograron que viaje. Todo esto antes de que Sendero asesinara a María Elena Moyano]

Y obviamente era inminente también, porque ya nos habían dicho: María Elena estaba seguida y todo eso.

Por eso que María Elena ya no vivía en Villa El Salvador, ella estaba hospedada en la casa de una amiga, pero obviamente siempre venía, ya tenía, no solamente ella, sino todos nosotros teníamos que tratar de no hacer rutinas, ¿no?, de cómo no hacer lo mismo todos los días, en fin, estrategias distintas.

Entonces él [su hermano] se va, se logra… nos dijeron después, no sabíamos, no tenía comunicación con él, “tu hermano ya no está acá en el Perú, está seguro, estén tranquilos”.

Pero luego sucede los de María Elena la cosa se pone más terrible todavía para todos en términos de.

Porque incluso en el entierro de María Elena, ahí nos dimos cuenta que también había gente de Sendero.

Entonces, no es que había gente de izquierda, había miles de personas, todos, pero ellos también estaban presentes.

Nos enteramos que en las cárceles celebraron, la gente de Sendero celebró la muerte de María Elena.

Entonces ya, y tú dijiste ya, para nosotros ellos pasaron todos los límites, porque a María Elena no solamente la matan, la dinamitan, destrozan todo de ella, todo.

No quisieron dejar rastros de ella.

Y además era lo que le hicieron a ella, pero lo que quisieron hacernos a nosotros también fue terrible.

[Noemí se conmueve]

Fueron extremadamente crueles con María Elena.

Antes de eso, además, se habían encargado de difamarla tanto, o sea, de descalificar tanto como para de alguna manera justificar su muerte.

Y es terrible porque hasta hoy hay gente que cree que ella traficaba con los alimentos, que traficaba con esto, que traficaba con ellos.

Y era todo lo que Sendero, Sendero señalaba.

María Elena no se quedaba callada.

O sea, María Elena sacaba pronunciamientos, sacaba volantes, pero obviamente no tenía.

Es, digamos, el nivel de respuesta, o sea, no era tan contundente.

No había los mecanismos de ahora.

Incluso la prensa la buscaba.

Y María Elena iba a la prensa en un tiempo en el cual también te decían tenemos que estar más perfil bajo, más perfil bajo.

¿Y recuerdo que muchos compañeros decían por qué María Elena responde a la prensa?

Se está poniendo al frente, que no sé qué, por aquí, que por allá.

Y la prensa obviamente como la buscaba.

Tamia

Pero era por cuidar que no se vuelva un blanco.

Noemí

Sí, porque ya ella estaba amenazada, ya ella ya le habían volanteado, un montón de cosas, o sea, y ya mucha gente de ellos mismos se ven, la están siguiendo, la están reglando y todo eso.

Bueno, no solamente a ella.

Entonces, este, cuando se da eso, se da además después de un día en que ella había hecho la marcha por la paz, todo eso, y fue justo un 15 de febrero.

El día anterior ella había ido con amigos por el día del amor, de la amistad, a la playa un rato.

Y entonces ese día, ese día ella en la tarde, ella había dicho, unas compañeras en el primer sector estaban haciendo de una apoyada, y María Elena dijo yo de todas maneras voy a pasar.

Comprometió su presencia.

Eso parece que fue este digamos, ya la venían siguiendo y sabían que iba a venir, anunciaron la presencia de ella.

Entonces ese día, cuando ella llega a ese lugar, estaban con gente, compañeros también recuerdo que hay uno que le dijo, dice María Elena, ¿qué haces acá?

Y ella le dijo yo toma esta cerveza y me voy.

Pero luego lo que sabemos en la reconstrucción es que ellos entraron por el lado donde están las canchitas deportivas, botaron a todos los que estaban, porque estaban así con sus armas, mira ese nivel así, o sea, entran a un espacio abierto, público y botan a toda la gente que está ÿ está ahí.

Y luego una chica, ella se desplazaba en un carrito, en un Volkswagen azul, el Volkswagen de Chocano, así le decíamos, el señor Chocano.

Y iba con una persona de seguridad.

Ella se acerca, le guiña el ojo y lo dispara al única seguridad que tenía María Elena.

Y luego María Elena al escuchar el disparo, reacciona.

Básicamente ella dijo ya me fregaron.

Entonces tenía sus dos niños, ella estaba con los dos niños y lo que dijo fue llévense a mis hijos.

O sea, hasta el último momento lo que fue es proteger a sus hijos.

Entonces corrieron, luego a ella la dispararon y luego la llenaron de dinamita y la volaron.

Eso hicieron.

Antes no me resultaba, no siempre podía contarlo.

Ahora lo cuento, pero igual me duele, me afecta como ser humano, como como todo, por lo amiga que era, por muchas cosas.

¿Entonces y obviamente, pues detestar a sendero, no sólo en lo político, sino también qué clase de gente pretende gobernar un país haciendo tanto, tantísimo daño?

Y claro, no solamente era eso, sino otras otros asesinatos.

El tema de Tarata, que fue Miraflores y que conmovió a mucha gente, bueno, porque era Miraflores y porque era Tarata.

Pero eso también hicieron en Ayacucho, eso también hicieron en otros pueblos, de gente que a veces, claro, sus nombres quizás no eran tan conocidos, pero igual actuaron con tanta crueldad.

Entonces no, pues no era por un lado eso era lo social.

Entonces todo ese proceso de duelo era un proceso… fue muy difícil porque por un lado fue una movilización tremenda el entierro de María Elena, pero también era la inquietud, el esto de estar mirando porque están acá, y que podían hacer algo contra cualquiera.

Entonces había gente que, claro, está dolida y todo eso, pero era una sensación rara de miedo también.

Entonces “ahorita vienen y matan” y había miles de personas y ya nos dábamos cuenta que ellos no vacilan, no vacilan, no vacilan entre ellos, con sus propios compañeros, con la propia gente así.

Entonces fue en esas circunstancias que ocurre lo de María Elena, que fue un 15 de febrero, dije 16, 17, vino medio mundo, prensa, todo eso.

Estuvimos allí.

A los días teníamos que ver cómo sacábamos a la familia de mi hermano, porque sentían que mi cuñada decía están rondando.

Tamia

Primero se fue tu hermano, su familia se quedó acá.

Noemí

Sí, su esposa y sus hijos.

Y tuvimos que sacarlos de esas despedidas sin despedidas, así como quien te vas y además como quién te vas así a un paseo nomás, con tu mochila, o sea, muy desnudos en general, de todos ellos.

Ya después uno dice “¿no tienes una foto?, ¿no tienes esto?”…

¿No?, así dejando todo, porque no podías irte como quien se va de viaje, ¿no?

Tenías que salir así.

Entonces se tuvo que escapar para que no los mataran.

Y nosotros estar con esa angustia, entonces de ¿qué va a pasar?

¿Dónde están?

La familia se va, fracturando, y no pasó ni un mes, porque eso fue en febrero.

A la semana siguiente que se vayan.

O sea, viendo un poco cómo nos salvábamos, cómo nos protegíamos.

Luego, la última semana de marzo, a [uno de los hermanos de Noemí] lo detienen.

A él vienen y lo sacan de su casa donde vivía con [nombre de la esposa de su hermano].

O sea, vivía él, su esposa y su hija.

Y lo sacan a [nombre de hermano de Noemí].

Entonces no entendíamos por qué [nombre de hermano de Noemí].

Entonces, en aquella época tú ÿ tenías como un periodo de 15 días para poder sacar a tu hermano.

Pero justo se da el 5 de abril el autogolpe y todos los que estaban detenidos en el poder judicial lo pasaron de frente a Canto Grande.

Y entonces [nombre de hermano de Noemí] tenía que pasar el proceso judicial preso.

Todo eso fue muy difícil, muy difícil.

La gente de Aprodeh nos dijo que podían asumir el caso.

Finalmente estaba representando a una víctima también.

Entonces ella dijo sí, yo me voy a hacer cargo.

Bueno, ya está bien.

Entonces sí, eso significaba, bueno, también ahora, atender a [nombre del hermano de Noemí] ir a visitarlo.

[Esposa del hermano de Noemí] fue los primeros meses, al inicio.

Luego creo que ella misma le dijo a mi hermano que ella ya estaba involucrada con otro tipo.

La policía lo que decía es ya no recuerdo que… pero es como que te digan a ti “tú eres la camarada Juanita”.

Y la camarada Juanita ha hecho ABCD delitos.

Entonces obviamente decían: “él sí está metido porque ha hecho ABCD”.

Tamia

Como si él fuera ese camarada.

Noemí

Así es.

Ya.

Pero así de esos habían “N” casos.

Entonces de pronto tú tenías una lista inmensa de responsabilidades.

Yo no sé si para ella fue más cómodo creer o qué sé yo.

Al final eso lo demostró Lanssiers, la comisión[1], porque había otras personas que también era el mismo camarada.

O sea…

Tamia:

Varias personas acusadas bajo ese mismo bajo ese mismo…

Noemí

Bajo ese mismo seudónimo.

Y resulta que cuando al final encuentran más o menos uno, era efectivamente un médico, pero ya mayor y estaba no habido.

Y entonces y él logra demostrar que el perfil que la propia policía había construido no correspondía al de [nombre de hermano de Noemí].

No era [nombre de hermano de Noemí].

Por lo tanto, no tenían ninguna una acusación.

Pero eso quien lo demuestra es la investigación del grupo del padre Huber Lanssiers.

Cuatro años o casi cinco años después.

Entonces, pero en aquel tiempo, [nombre de la esposa del hermano de Noemí] decide creer lo que la policía dice.

[Nombre de hermano de Noemí] era alguien que todo el mundo conocía, que conocía en la parroquia.

O sea, no, ese [nombre de hermano de Noemí] era un dirigente [de izquierda].

Yo era dirigente, [nombre de hermano de Noemí] también, [nombre de hermano de Noemí] también, mi hermano [nombre de hermano de Noemí] también.

Cada uno en el espacio donde estuvo, era dirigente.

Y entonces y [nombre de hermano de Noemí] también es como la segunda generación, cuando yo asumo lo vecinal, quien asume la parte juvenil, así.

Entonces él era querido y la gente preguntaba, y todo eso.

Yo y mi mamá y mi hermana [nombre de hermana mayor de Noemí] íbamos siempre.

Entonces cada semana nos turnábamos o íbamos de a dos, pero “decíamos a [nombre de hermano de Noemí] nunca le va a faltar comida. Tenemos que llevarle sí o sí su comida, su alimentación, porque si él se sostiene con la comida de allá nada más va a enfermar”.

Tamia

Y venían, se iban desde acá, desde Villa hasta Cono Norte, hasta Canto Grande… Bueno, es hacia el centro… Este.

Noemí

Entonces, digamos, en todo ese contexto de… de violencia, de todo eso, bueno, ver el tema de [nombre de hermano de Noemí]

Tamia

¿Y cómo era esto de vivir la cárcel de tu hermano?

Noemí

Fue horrible.

Fue horrible porque, ¿sabes qué?

No puedes ni comer tranquila, ¿no?

Recuerdo que iba en el micro y las lágrimas se me caían por saber cómo está [nombre de hermano de Noemí], lo que le harán, todo eso.

Entonces, pero, por otro lado, [nombre de la esposa del hermano de Noemí] empieza como aislarse.

Al inicio solamente se aísla.

Nunca fue sincera, nunca fue nada.

Ni siquiera nos dijo no voy a asumir el tema de [nombre de hermano de Noemí], nada.

Entonces ya [nombre de la esposa del hermano de Noemí] lo está viendo y nosotros dejamos.

Tamia:

El asunto legal.

Noemí

El asunto legal así. Nosotros veíamos la parte más cotidiana de alimentación, todo eso.

O sea, todo era en medio de todo lo que había ocurrido.

Por un lado, mi mamá, mi papá, entendiendo menos de repente, pero al mismo tiempo sufriendo mucho porque no sabían nada de [nombre de hermano de Noemí].

[nombre de hermano de Noemí] ahora estaba preso, ¿pero por qué está preso?

O sea, ¿por qué, digamos, toda la incertidumbre?

Y nosotros tratando entre dos o tres hermanos, tratando de reservar también para no transmitir más dolor a mi familia.

Entonces como que fuimos entre dos o tres que nos tragamos un poco más los sapos.

Felizmente, mi hermano, por una de esas razones de la vida, él debía ir al pabellón de Sendero.

Pero unos amigos o gente que él no conocía, que él decía de pronto así, le llamaban [nombre de hermano de Noemí], ven.

Cuando él estaba llegando.

[Nombre del hermano de Noemí repetido dos veces] ven.

Y él no sabía, y con cierta duda fue hacia donde lo llamaban, porque reconoció a un joven que también había estado en Izquierda Unida, y que era seguridad aquí en el banco.

No me acuerdo cómo se llama ese banco, pero ese banco quedaba microcrédito, Banco Popular, Banco no sé qué, ya no recuerdo.

Entonces él logra más o menos identificar y se va con él.

Eso fue una cosa buena, porque si hubiera ido al pabellón de Sendero, sabe Dios lo que le hubiera pasado.

Porque Sendero maltrataba a su propia gente, trataba como sirvientes a gente que desconfiaba.

O sea, la crueldad con que se manejaban dentro del pabellón, era terrible.

Ahí, si tú vas y dejas un alimento, nada es para la persona que llevas.

Yo recuerdo que iban y ellos tenían una mesa ahí adelante.

Yo miraba de lejos y la gente iba y dejaban todos sus alimentos allí.

Y luego, ¿cómo se distribuía eso?

Había la dirección política que existía dentro de la cárcel que decidía cómo se distribuía eso.

Según ellos, era para distribuir de manera equitativa, porque había gente que era de la sierra y que no tenían visita, cosa de ellos.

Pero [nombre del hermano de Noemí] no estuvo con ellos.

Ehhh, sí, había algunos que eran denominados taitas.

Había algunos taitas.

Los taitas, sabes que a veces yo esa vez veía que estos ladrones que uno ve todos chuceados, que dan miedo hasta verlos, son como que, dentro de la estructura de la cárcel, el nivel más bajo les decían los pelícanos. Más bien los de banda -una aprende en la cárcel- los de banda son gente que se organiza, que piensa y que tienen, si se quiere, doble vida.

Por un lado, son delincuentes, pero por otro lado tienen una vida totalmente normal.

Incluso son gente no solamente pobre, sino gente de clase media, bien parada.

Entonces yo ahí conocí a uno que se llamaba el Che Carlitos, que era uno alto, bien guapo, blancón, bien parado, todo eso.

Él era un taita.

Conocí al cojo Denis, que eso sí salió en los periódicos, todo eso.

Pero el cojo.

Denis era delgadito, de corte cabello lacio, bien cortado, impecable, tenía una leve cojera y era bien guapo.

Entonces, una imagen del taita distinto.

Y además el taita era una persona o eran los delincuentes que tienen cierto nivel y se sentían además en el nivel de conversar, de dialogar con los líderes políticos.

Ese es un nivel de relacionamiento distinto.

Sendero no.

Sendero tenía un pabellón exclusivo, así como tienen los policías, qué sé yo.

Empiezo a ir y a conocer también. Subimos incluso a la azotea.

Yo pude normalmente, digamos, una visita no es eso, pero yo sí subí a la azotea.

A la azotea pude ver el dibujo en flor que tiene la cárcel de Canto grande.

Subí arriba y ahí vi a un muchacho, se vi del otro pabellón donde era de sendero.

Estaba un chico que le decíamos Kiss, de acá de Villa.

Y entonces yo hago así mi mano, le digo si lo saludo, porque lo conocía, pues, no Kiss, porque él tenía como un lunar rojo así casi en la mitad de la cara.

Y en ese tiempo estaba de moda el grupo Kiss.

Tamia:

Como el maquillaje de los…

Noemí

Así que le decían Kiss, no sabía que él se había radicalizado y estaba ahí.

Pero obvio que desconfiaban de él, porque él tenía una ruma inmensa de ropa que tenía que lavar.

Y él agarró, se paró, escuchó, pero nada más, no hizo más.

Y recuerdo que este amigo que me llevó a hacer el recorrido me dijo: no nos va a saludar.

Ellos no tienen no tienen ese permiso de saludar ni contactarse con nadie, nada.

Entonces ya nos vio, dijo así y bajamos.

Entonces fue un tiempo, por lo menos de saber que donde estaba [nombre del hermano de Noemí], gracias a Dios, no estaba con Sendero.

Entonces era su vida no corría peligro.

Entonces, por un lado, ya saber que además los amigos decían no se preocupen.

De alguna manera ellos sabían cómo también se siente la familia.

Entonces ellos decían “, no se preocupen, nadie lo va a tocar, nadie, estará acá nosotros”.

Entonces yo ahí sentí como más confianza.

Entonces eso me dio un poco de tranquilidad por el lado de [nombre del hermano de Noemí].

Entonces por eso decíamos vamos a ver el tema de su alimentación, todo eso.

Pero luego el tiempo pasaba y no sabíamos nada y todo eso.

Una vez, de modo casual, de modo casual, yo me encuentro con el abogado que estaba viendo el caso de [nombre del hermano de Noemí].

Y entonces yo lo abordo, le digo Doctor, ¿qué tal?

¿Cómo estás?

Mire, yo soy no sé si me recuerda, soy hermana de [nombre del hermano de Noemí].

Sí, por supuesto, me acuerdo de ti, que no sé qué.

Y entonces, este, yo le digo sí, quiero ver, ¿qué avances hay, cómo están?

Y me dijo: “pero si ustedes lo han abandonado”.

No, doctor, a nosotros [nombre de la esposa del hermano de Noemí] nos dijo que ella está viendo el caso.

Yo no veo a [nombre de la esposa del hermano de Noemí].

La primera vez, cuando conversamos aquella vez, hace un año de ella no la he vuelto a ver.

A mí se me… m afectó en medio de todo esto.

O sea, hemos abandonado a [nombre del hermano de Noemí].

¿O sea, fue terrible, ya?

Fue terrible.

¿Además, este sabes qué?

También mis sentimientos hacia [nombre de la esposa del hermano de Noemí] yo no puedo entender.

¿Y por qué no nos dice nada?

Si lo va a abandonar, si no va a ver, ¿por qué?, ¿no?

Odiaba la sola presencia.

Es una lucha, ¿sabes?

Es una lucha bien fuerte para no odiar.

Es una… ehhh, porque cuando tú estás como en el suelo, que suceda eso te afecta, pues, ¿no?

Entonces, recuerdo que vine y llamé a [nombre del hermano de Noemí].

Yo lo llamé y le dije: ¿sabes qué?

Mira, esto está pasando.

Y él también se sintió así, recontra mal.

Pero él hizo algo bueno, escribió dos cartas, una a Michelle y otra a Eugenio, el padre.

El padre amigo nuestro, el padre que decidió tomar más cartas en el asunto, que nos conoce bien, nos conoce desde chibolos, de cuando empezamos nosotros a hacer militancia cristiana, nos conoce bien.

Ya nos estaba ayudando él con [nombre del hermano que tuvo que salir del país].

Y el padre es el que decide buscar a Hubert Lanssiers.

Y es él el que también le dice “yo pongo las manos al fuego por [nombre del hermano de Noemí]”.

No sé si yo misma lo haría por alguien, no lo sé.

Pero de una generosidad que bueno, que en situaciones así, te conmueve…

Te conmueve.

Tú dices Pucha, es que estás desesperada.

En ese lapso yo empecé a hacer una suerte de armé unos files sobre la historia de [nombre del hermano de Noemí].

A [nombre del hermano de Noemí] allá adentro le dio por escribir poemas, por hacer tarjetas, por hacer trabajitos.

Para qué, digamos, pueda ocuparse en algo en su caso, no, es que él no era que necesitaba.

Habíamos visto cómo resolvíamos esto en ese lapso.

Tamia:

Y él era médico, ¿no?

Noemí

Sí.

Y hacía ese rol también allá.

Entonces, por lo tanto, empezaron a respetarlo, o sea, digamos, todo eso.

Y acá [nombre de la esposa del hermano de Noemí] decidió vender la casa que era de ellos.

Ella decía bueno, como no tengo ingresos, o sea, así.

Pero ya era realmente asumir su vida así.

Me imagino, aconsejado por la pareja que también tenía ya en su propio rollo.

Y entonces, así pasa [nombre del hermano de Noemí], pero todavía supo proceso de demanda seguía.

Y encima [nombre del hermano de Noemí] estaba en un expediente donde había un montón de detenidos.

Por otro lado, se da el motín en la cárcel, de Sendero, que también murió mucha gente.

Y empezaron a desde el cielo, a bombas, balas, dinamita, todo eso desde el cielo.

Tamia:

¿Y ustedes cuando se enteraron de eso?

Noemí

Estábamos afuera en las cárceles rezando para que no le pase nada a [nombre del hermano de Noemí], sobornando policías para que lleve una cartita para saber si [nombre del hermano de Noemí] está este incluso allí nosotros no sabíamos.

Yo ahí había algunas señoras que eran como más moscas.

“Ya, mira, sí, mi hijo, sí, ya le llegó la cartita, me ha escrito, mira, dice que sí, está bien, que no sé qué, que están vivos, están agazapados y no sé qué te llamas”.

Sí, nosotros éramos conocidos y entonces era público.

Pero yo sentía además que era injusto, obviamente lo que estaba pasando y cómo todo lo que venía ocurriendo en el país nos afectaba.

Por ejemplo, el hecho de que empiecen a ver los jueces sin rostro, mi hermano fue juzgado por jueces sin rostro, que en aquel tiempo siento que, si había una intervención o algo, la gente se exacerbaba.

Entonces una manera era de… y se hicieron sanciones a todo mundo, de todo el expediente, no importa si fuera ABC y si había… La gente sendero en aquella época, incluso en los juicios reivindicaba su rol, ellos no negaban.

Entonces… y había gente que claramente no tenía ninguna responsabilidad.

Y a la hora de las sanciones, 20 años para todos.

Así, ¿no?

Entonces, a [nombre del hermano de Noemí] le dieron 20 años justo unos días antes de Navidad.

Nosotros esperábamos que [nombre del hermano de Noemí] lo saquen, porque no tenían nada contra él, salvo el hecho de que dijeran, le atribuyeran, pero sin ninguna prueba, que él era el seudónimo tal.

Entonces, para nosotros fue terrible eso.

Vivíamos pues en una sensación de zozobra.

Y además de decir “bueno, cómo lucha si es un tema más también del sistema”.

Recuerdo que yo empecé, decía, hacer unos expedientes, hice 50 files con el caso de [nombre del hermano de Noemí], con quién era él, porque él acá era un dirigente también de comunidades cristianas, escribía poemas, un poco las cosas que hacía.

Y que él no tenía ningún cargo ni responsabilidad, ni tampoco tenía, digamos, él no es que haya herido a alguien, no había tenido ninguna intervención, o sea, nada.

Y bueno, y está preso y ahora le han dado 20 años.

Y yo me fui así a tocar, así, sin contacto, sin nada.

Sabes que, por mesa de partes a todos los diarios en aquella época, a toda la todo lo que podía, que sentía que…

Le empezaron a llegar cartas a [nombre del hermano de Noemí] de todo el mundo.

Le llegaban a la cárcel dándole su respaldo, qué sé yo.

Estábamos en esos afanes.

Y claro, uno de esos días de visita, mi mamá le atropelló el carro.

Ya sentíamos que estábamos así deshechos.

Y lo de mi mamá nos… yo siento que nos hizo tocar fondo.

[ se conmueve]

Si hay algo que en la vida tenga que ver para mí con eso, fue eso.

Es que siento que mi mamá era una mujer muy amorosa, dulce, así, ¿no?

Pero, sobre todo, siempre tan sacrificada.

Nunca pudimos darle satisfacciones.

O sea, me duele que se haya ido en un momento en el cual, o sea, su vida fue solo sufrimiento.

[conmovida]

No pudo ver a mi hermano libre, no pudo ver a [el hijo/hermano que salió del país]

Y nosotros estábamos muy mal.

Entonces… y yo siento que no fue un accidente cualquiera en el sentido de que Ah, bueno, no, o sea, ¿no?

Sí tiene conexión con todo lo que es.

Porque finalmente yo te comentaba que mi mamá era una persona que su nivel de movilidad no era tan grande.

Eso ocurre con muchas mujeres aquí… sigue ocurriendo.

Si mi ámbito de acción, si mi chamba está por acá, si mi nivel de movilidad es solo Villa El Salvador, que era lo que ella tenía, obviamente voy a desconocer eso.

Entonces forma parte de todo eso.

Ella enfrentó a nosotros aún nos resulta extraño cómo mi mamá si no cruzó pista, la gente dice que el carro se metió, que era un carro que creo que estaría tratando de ganar, que era un carro de una empresa que estaba por ahí nada más.

La gente lo identificó.

Tamia:

Una “combi”…

Noemí

Era una camioneta de una empresa.

De una empresa.

Y entonces, encima ese día nosotros buscábamos a mi mamá, porque sabíamos pues que mi mamá no es alguien que se va a ir a tal lugar.

Ella no siempre es así, sus rutas, voy de acá, luego regreso.

Porque ese nivel de movilidad era cierto.

No es que de ahí ella se va donde tal tía.

No, siempre iba con alguno de nosotros.

Entonces, y para nosotros eso sí fue, no solamente para mí, sino en general para mi familia, fue un golpe muy duro, y además sorpresivo.

Entonces sí siento que fue una etapa de sombras en mi familia.

No solamente por el duelo que se lleva, sino porque como que si alguien te quiere aplastar, o sea, es una manera de serlo así muy fuerte.

Entonces, en medio del sufrimiento que pasara eso, igual recuerdo que vino mucha, mucha gente.

Vino mucha gente porque, como te digo, la situación de mi familia era muy conocida.

Los compañeros militantes, todo el mundo llegó.

Pero fue difícil.

Fue Eugenio, el cura, el que fue avisarle a [nombre del hermano de Noemí] en la cárcel de que mi mamá había muerto.

O sea, digamos, había mucha gente que quería ayudarnos, pero obviamente no era sencillo.

Gente que también lo visitaba [nombre del hermano de Noemí] y todo eso, de todos lados.

Pero aun así [nombre del hermano de Noemí] tenía 20 años de sentencia y no había modo de revertir.

Y en medio de todo eso también declaran el régimen cerrado, que también fue una cosa horrible.

Eso mi mamá ya no lo vio.

Pero el régimen cerrado hacía que tú ni siquiera puedas abrazar a tu familiar.

Eso también me parece de una crueldad increíble.

Yo recuerdo que tenía que sobornar al policía para poder subirme a una silla y darle la mano a mi hermano así.

Entonces así súper cruel eso.

Y eso fue para la gente pues, para todos los acusados de terrorismo.

Entonces, durante dos años o hasta que salió [nombre del hermano de Noemí], estuvo en el régimen cerrado ya, no, no podíamos verlo bien, porque tenías una malla acá y otra malla acá y tratabas de verlo así un poco.

No podíamos verlo si estaba bien físicamente desmejorado o no.

Entonces, el asunto empieza a avanzar con el padre Hubert Lanssiers, que fue una comisión que nombra Fujimori, una comisión de indulto, digamos, para buscar, porque ya había casos en ese tiempo también en el país empezaban a haber casos extremos de violación de derechos humanos y todo eso.

Y entonces él encuentra que una salida ya vamos a crear la comisión de indulto, que realmente no debería ser así, pero bueno, una de las cosas que Hubert Lanssiers decía bueno, no es lo mejor, pero funciona.

Y entonces y él presidió esa comisión.

Y él con un equipo de abogados fueron a investigar los casos, los casos así.

Y [nombre del hermano de Noemí] sale en el primer grupo.

¿Y sabes que nos enteramos?

Ni siquiera sabíamos que ya iba a ser, nos enteramos como todo el mundo, un día en radio programas dicen hoy saldrán el primer grupo de indultados de la comisión de la verdad… no… de la comisión especial de indulto, algo así, comisión presidencial, algo así se llama.

Y empiezan a dar los nombres.

Y entonces eran como las 6:00 a.m.

Una vecina, porque te digo que todo el mundo estaba hacia el tanto, una vecina viene y toca la puerta así con fuerza, ya que hace que nosotros porque ya vivíamos así, o sea, todo era: ¿qué pasó, que esto?

Porque en medio de todo eso y de [nombre del hermano de Noemí] preso y todo eso, la policía vino y desbarató mi casa, desbarató todo.

Tuvimos que deshacernos de muchas cosas.

Yo había estado en la universidad que había dejado ya, pero tenía los libros del capital de Carlos Marx, que eran libros de cursos que yo llevaba.

Eran cursos, no es que yo lo quiera tener, porque por otras razones sí, o sea, tenía yo en economía llevamos el curso de El Capital uno, El Capital dos, no me acuerdo que más, o sea, pero había varios cursos.

Y entonces y eso la policía no lo iba a entender nunca pues.

Entonces me tuve que deshacer de todos mis libros, de todos los recuerdos que tenía.

Yo en el año 85, que fue el Año Internacional de Juventudes, viajé a Moscú, porque era el Encuentro Internacional de Juventudes, un encuentro bonito.

Y aquel año, por primera vez decidieron incluir a las delegaciones, que siempre eran delegaciones universitarias, iban gente de la Católica, San Marcos, de todas las universidades del país van a esos eventos.

No sé si todavía hay, la verdad, creo que ya no.

Pero era un Encuentro Internacional de Juventudes.

Decidieron esa vez incluir algún movimiento barrial juvenil y dijeron Villa El Salvador.

Y en Villa El Salvador, ¿qué cosa hay?

Las coordinadoras juveniles.

¿Quién estaba?

Primer sector, segundo sector.

Bueno, una de ellas era yo.

Y me eligieron para ir.

Entonces fui sin conocer a nadie, porque no era parte de mi mundo en el sentido del mundo universitario era un mundo más así de debate, de polémica, de chicos súper leídos, así.

Era bonito.

Y recuerdo que acá me dijeron Trata de conectarte con los partidos verdes, trata de conectarte con los movimientos barriales que hay.

A ver, de repente hay jóvenes de barrios.

A ver, tenía 23 años.

Sí, sí.

Entonces pero como ya andaba metida así en todos mis afanes, es así.

Entonces, esa vez allá nos regalaron muchas cosas, pero entre otras, recuerdo unas cabecitas que son del busto de Lenin.

Me traje como cinco porque me los regalaban así.

Entonces, aparte de los recuerdos.

Y claro, también te regalaban estos prendedores.

Pero los prendedores allá todos eran con la hoz y el martillo, porque ese era el símbolo ruso.

Entonces tenía un montón de cosas bonitas así que a mí me gustaban.

Pero es porque me gustan los detalles, en general.

Eso es algo que siempre he tenido.

Siempre me han gustado las artesanías.

Y yo allá no llevé, recuerdo que no llevé nada de plata.

Alguien me dio $, no recuerdo quién, que fue todo lo que yo llevé y ya.

Entonces, no era que yo tuviera para comprar, sino nos regalaban gente así, los niños, recuerdo que coleccionaban banderitas.

Tú le firmabas en la bandera peruana y ellos te regalaban tu prendedor.

Su juego era identificar a gente de distintas nacionalidades y tener sus banderas llenas con las firmas y nosotros andando así.

Pero bueno, fue una experiencia bien bonita.

Pero todos los recuerdos así que tuve de que los tuve que desaparecer.

Entonces, en medio de todo eso, es como cuidarte de todo mundo.

De hecho, la policía ya te veía pues como alguien de quien había que sospechar.

Vinieron acá, la casa, bueno, ahora no estaba como aquella época, estaba más precaria, pero igual desarmaron todo, botaron todo así.

Y tú tenías que mirar cómo hacían eso.

Entonces es violentarte.

Y entonces, claro, mi familia fue violentada, pues.

Entonces todo eso ha significado ese proceso y todo eso en el gobierno Fujimori.

Entonces entenderás mi poca simpatía por todos los mecanismos que mucha gente ni recuerda, el efecto que pudo haber tenido o no que haya jueces sin rostro, el efecto que pudo haber tenido o no, las cárceles cerradas, o el régimen cerrado, o qué sé yo, o todas las otras cosas que fueron terribles.

Y no solamente para mí, yo veía cómo sufría mucha gente, quechua hablantes, que además encima no entendían.

Cuando íbamos, tratábamos de ayudar.

Yo siempre traté de ayudar.

Creo que me metí en aquella época, si había celebraciones navideñas, a ver cómo ayudaba, ponía de mi sueldo.

O sea, siempre, digamos, traté de hacer cosas.

Mi hermano me decía más bien: “, tranqui, no te metas mucho”.

Pero yo creo que siempre fui un poco así.

Entonces, este un día, como te digo, la familia, una vecina, la vecina Riega de acá al frente, toca la puerta y me dice [nombre del hermano de Noemí] va a salir, [nombre del hermano de Noemí] va a salir.

“¿Y cómo?”, “escuchen radio programa, escuchen radio programa.

Esos programas que salían con una voz horrible, un señor siempre me daba miedo escuchar.

Y entonces y empezaban entonces empezaron nuevamente, porque ellos las noticias las repiten y escuchamos todos ya ahí, todos así estábamos todavía así con la ropa de cama, todo eso.

Y escuchamos que dicen el nombre de [nombre del hermano de Noemí].

Luego empiezan a llegar los vecinos, la gente, empiezan a llegar todo mundo.

Yo recuerdo que tenía que hacer algo en el trabajo, pero no quería ir.

Y de todas maneras fui, hice lo que pude porque no me daba la cabeza.

Y vinimos igual mis hermanos fueron de frente para allá, porque yo fui todavía La Recoleta, que era donde funcionaba, funcionaba la oficina del padre.

Y me dijeron, ¿tú qué haces acá?

Tienes que ir allá, tu hermano ya debe haber salido.

Y no había forma pues de comunicarnos con un celular.

Entonces dije mejor voy a Villa El Salvador, si ya salió, me vine acá a Villa.

Y [nombre del hermano de Noemí] salió, [nombre del hermano de Noemí] salió y siento que salió de una manera reivindicada.

Los vecinos y vecinas le hicieron carteles a [nombre del hermano de Noemí] diciendo Bienvenida, Radio Stereo Villa.

La gente vino a entrevistar a [nombre del hermano de Noemí] ese mismo día, ese mismo día que estaba acá, mi casa estaba llena, aquí afuera, todo, mucha gente.

Entonces fue así.

Incluso hasta esa alegría me costó, o sea, estaba obviamente contenta, pero me costó como asimilar.

Tenía miedo, tenía miedo de que suceda algo y en algún momento lo vengan a llevar.

Y además [nombre del hermano de Noemí] cuando fue detenido, no fue detenido acá, sino en la casa que él vivía ahí.

Y [nombre del hermano de Noemí] ya no estaba volviendo a esa casa.

Pero el día que sale, él quiso ir para allá a ver a su hija, con quien le escribía cartitas.

Ella también le grababa cosas.

Entonces, de todas maneras, era la zozobra.

¿Entonces todos esos días cuando él estaba [nombre del hermano de Noemí], dónde está [nombre del hermano de Noemí]?

Y bueno, ahí fue pasando el tiempo y [nombre del hermano de Noemí] también decide retomar los estudios de medicina, a rehacer un poco su vida.

Sentí una suerte de reivindicación, aun cuando no todo el mundo supiera historia de injusticia que [nombre del hermano de Noemí] sufrió, los lazos que [nombre del hermano de Noemí] había construido mucho antes, digamos, su labor comunitaria, todo eso hacía que la gente se afirmara también eso.

Y, por otro lado, mientras él estuvo preso, sus amigos fueron a visitarlo.

No solamente nosotros.

Hubo toda una… una suerte de movilización.

Nosotros hicimos también unos plantones frente al Palacio de Justicia por él, exigiendo justicia, exigiendo que su caso se viera, que se yo.

De allí nunca obtuvimos nunca ninguna respuesta.

Así como de la prensa.

Por ejemplo, curiosamente, tuve una persona que me atendió.

En ese tiempo existía el Diario El Mundo.

Era un diario parecido al Comercio, grande.

¿Y sabes quién me llamó?

Sonali tuesta

Esta que estaba iniciando todavía no tenía ella el canal del Siete.

Y entonces y ella me llamó, y entonces hicimos la entrevista el caso de [nombre del hermano de Noemí].

Y fue el único diario que sacó más de así como el Comercio es una página enorme, y ahí ya sacó más de la mitad sobre [nombre del hermano de Noemí].

Entonces, este…

Tamia:

¿Te entrevistó a ti?

Noemí

Sí.

Y también vino a Villa El Salvador.

Entonces la vi así como que muy dispuesta a escuchar.

En ese tiempo, su apariencia me dio así como que media hippie, así, pero estaba atenta.

Publicó también uno de los poemas de [nombre del hermano de Noemí].

Entonces fue una entrevista interesante, pero esperanzadora, porque de todos los expedientes, fue la única.

La única.

Y obviamente me dio una muy buena señal antes de que saliera.

Antes de que saliera.

Entonces nosotros estuvimos siempre en movimiento.

No es que nos quedamos tenía miedo, pero no me paralizaba.

Entonces, igual, como te digo, si yo me he ido a todos los diarios, tocaba puertas, llamaba por teléfono, igual en ese paralelo tenía que trabajar.

Entonces estaba trabajando y empezábamos a mover ayudaba a las campañas navideñas, o cualquier otra cosa donde me necesitaran.

Allá había gente que no tenía vínculos con su familia.

“¿Puedes llevar esta notita, puede llevar esto?”…

Y mi hermano, el que más bien iba diciendo “No, ya no tanto, no, de tal persona, sí, de ese no, porque no, no se porta bien, de tal…” así bueno.

Entonces era como que ya no estaba la acción tanto partidaria.

O sea, estaba tenía amigos.

Johnny Rodríguez se había ido al país, la gente se había dispersado.

Los otros estaban por un momento sentí que nos perdíamos un poco.

Nos perdimos un poco.

En esa época sí, recuerdo cuando hubo las pequeñas movilizaciones, llegaron algunos así.

Yo trataba un poco de hablar, de decir y en medio de todo eso, bueno, [nombre del hermano de Noemí]sale.

Entonces fue un hecho así distinto.

Eugenio vino, hizo también así.

O sea, todos los amigos fue importante ese respaldo después de todo lo que habíamos pasado.

Para [nombre del hermano de Noemí], obvio, lo más doloroso también fue lo de mi mamá.

Entonces él decide estudiar y [nombre del hermano de Noemí]sigue eso sin parar.

Yo sigo haciendo, activando políticamente.

Pero ahí se empieza a crear una suerte de frentes.

Eran tres frentes, uno era el grupo Solidaridad, otro era Plataforma y el otro era Reflexión y Acción, el grupo más vinculado a la iglesia.

Los tres se incluyen en izquierda, en Somos Perú, entonces, y yo asumo ser regidora acá en Villa El Salvador.

Solidaridad era somos Perú.

Tamia

No, pero Solidaridad dijiste que se llamaban.

Noemí

Sí, pero no tiene nada que ver con Castañeda, sino eran grupitos locales que eran gente de izquierda.

Entonces eran los de izquierda vinculados al unir Patria Roja, se llamaban el grupo Solidaridad.

Michelle tenía un grupo que se llamaba Plataforma Democrática o algo así.

Tamia:

Se reagruparon…

Noemí

Sí, en algo, en algo.

Entonces y acá era el grupo Reflexión y Acción, que era el grupo más bien de izquierda vinculado a la parroquia.

Tamia:

Y tú estabas ahí…

Noemí

En Reflexión y Acción.

Entonces todos se conforman y entramos somos Perú y ahí yo asumo una regiduría.

Entonces, digamos, dentro de todo nunca dejé baja una cosa, le doy fuerza a tal esto, pero siempre estuve activando.

Y desde allí.

Tamia

Esa palabra “activando”, ¿cómo la definirías?

Noemí

Como actuar para tu comunidad sin parar.

Tamia

¿Y es un término que se usa desde que militabas al inicio?

Noemí

Creo que ahora se habla más de activaciones, es más como más moderno.

Hay algunos términos “activistas”, por ejemplo, se utilizan otros términos.

Pero si bien es cierto, ya no había militancias, no había, digamos, no perdí mi vínculo ni conexión en lo que hubiera, ya no hay esto.

Bueno, está la parroquia, están habiendo.

Entonces nos pasábamos la voz algunos, sabes que están habiendo.

Entonces las relaciones estaban allí, oye, se suman a la organización, hay que tratar de convocar a tal gente.

Entonces así estábamos en movimiento, por decirlo de alguna manera también.

Y esa vez me proponen a mí asumir la regiduría, yo acepto en la campaña, obviamente sale también mi vínculo, mi familia y todo eso.

Entonces eso hacía difícil también que mis hermanos, mi vínculo…

Tamia:

El vínculo… el estigma.

Noemí

Pero a pesar de todo, igual, ¿no?, ocurrió.

Entonces como que es una etapa, porque yo asumo ya el 98, entonces es y por otro lado también las denuncias a Fujimori, todo eso cada vez son mayores.

El tema de los vladivideos ya es casi en el 2000, todo eso que sale.

Pero ya antes empiezan a surgir las movilizaciones de los 4 Suyos, todo eso.

Y yo también empiezo a participar en eso.

Empezamos a movilizarnos a nivel de Lima para para botar a Fujimori.

O sea, digamos, esa fue una acción que también se fue asumiendo con lo que quedábamos.

Y a nivel como regidora también.

Como regidora yo me involucré con…

En ese tiempo ya se empezaron a trabajar lo que llamaban las mesas de concertación, no había organizaciones.

Entonces se arma la Mesa juvenil y la Mesa de mujeres y en los dos me involucro yo.

Y es la primera vez que me involucro directamente en temas de género, porque hasta antes estaba trabajando a nivel juvenil, vecinal, luego más político.

Pero el tema de género, curiosamente tenía muchas amigas en el entorno que estaban muy metidas, pero yo directamente no.

Entonces ahí es cuando empezamos a trabajar mucho más lo del tema de género.

Se crea también toda una red.

Pero igual me conocían, o sea, nos conocíamos porque andábamos en los diferentes espacios, entonces la gente no es que fuera una desconocida tampoco, pero ya se empieza a vivir una etapa distinta.

Tamia

¿Y esos temas de género desde que enfoque en ese momento lo veías?

Noemí

Reivindicación de derechos, el tema de violencia, que empieza a asumirse, violencia hacia las mujeres de manera más fuerte, el tema de feminicidio, no sé si estaba todavía, todavía en esa época, pero ya empiezan, o sea, sí a cobrar más fuerza, más fuerza a eso.

El tema de la Federación Popular de Mujeres que fue dividida, que hasta ahora sigue dividida.

Entonces son varias cosas.

Eso como un espacio de articulación, eso nos ayudó un poco a frenar al fujimorismo acá.

[nombre del hermano de Noemí]termina la carrera y recuerdo que Eugenio hizo una ceremonia acá, una ceremonia de reivindicación también.

Pero él dice también cómo sintió un poco el proceso de nuestra familia, de cómo fue.

Entonces para nosotros fueron periodos también de ir sanándonos porque sí, no fue que ya pasó y lo superaste.

No, no, fueron años de heridas también.

Siento que este [nombre del hermano de Noemí], digamos, [nombre del hermano de Noemí] es una persona que creo que, en las situaciones más difíciles, él más bien sacó lo mejor de sí mismo.

[nombre del hermano de Noemí]era la persona que nos daba más bien valor, nos calmaba y era como que un poco nos como cuando uno tiene que digamos, a veces uno está como con el arma en la mano, en el sentido de frente a la vida, estás a la defensiva.

Y él un poco como que nos calmaba.

Eso nos ayudó que fuera justamente él el que está pasando por esa situación, que asuma esa actitud frente a la familia, también fue parte de las cosas que nos ayudó a todos.

Es un proceso que…

Digo que incluso hasta ahora todavía quedan algunas cosas, algunas heridas.

Pero para mí significó también, bueno, un periodo de empezar a dedicarme a algunas cosas mías.

Me postergué, tuve una relación de enamorados, pero en ese tiempo ni me importaba.

O sea, como que entre que se acabó el amor, pero al mismo tiempo no era prioridad.

Ya después yo me casé el 2001, estuve casada 11 años, 12 años y después me divorcié.

Pero también era una etapa en la que empecé a retomar mis estudios, quise estudiar, no había hecho igual hice la maestría.

Yo sentía que eran deudas conmigo misma, son deudas que quería saldar.

Y entonces empecé a hacerlo y a tratar de enfrentar la vida, primero asumiendo de que indiferentes no vamos a ser nunca.

Pero, por otro lado, creo que en la vida es importante valorarla y ver las cosas buenas que nos han tocado vivir dentro de todo.

Entonces siempre pienso que me hubiera encantado tener espacios bonitos con mi mamá.

No los tuvimos.

Yo digo, me hubiera gustado, por ejemplo, ir alguna vez a un restaurante con mi mamá.

O sea, nunca hicimos eso.

Primero porque no había plata para eso.

Y segundo, nosotros recién estábamos empezando a laborar a todos.

Entonces no hubo si ella recuerdo que vio cuando ya yo empecé a chambear, yo empezaba a aportar porque hacía falta para la comida, o sea, eran todo se juntó, como te decía hace un rato, en aquella época la crisis económica, las decisiones, los temas que vivían el país, nuestras militancias, las opciones que hay que tomar entre los hermanos, los caminos que asumimos.

Pero qué bueno que nuevamente de alguna manera nos han vuelto a vincular, sabiendo que así somos y aun así nosotros nos podemos haber equivocado mucho.

Le digo eso a mis hermanos, pero ellos creían en esos sueños, como muchos otros jóvenes, como mucha otra gente que estaba convencida de que era la forma correcta de cambiar el mundo y de lograr que cada día haya menos pobres, de ser un mundo más equitativo, era parte de sus sueños.

¿Entonces ahora ya no están muchos de ellos?

Muchos, pero eso no los desmerece para nada.

Me da pena más bien.

Yo siento son como pienso en Jefferson y los sueños que tenía él, tan lindo.

Pienso en [nombre de hombre], un chico lindo con un hoyuelo acá, que tenía una risa súper contagiosa.

Y otros chicos que ya no están, y que no solamente ya no están, sino que han quedado como estigmatizados.

Hace poco con [nombre] hicimos la misa por [nombre] y por Jefferson, y fue un poco reunir a las familias así.

Y yo me di cuenta, por ejemplo, que en el caso de Poner BIP al nombre tachado tiene una hija ya joven que ha heredado el hoyuelo que él tenía.

Y ese día ella cuando habló de su papá, ella se puso a llorar porque decía yo ya no puedo preguntarle a mis abuelos por él, porque cuando preguntaba lloraba.

Entonces yo ya no quiero que sientan pena, pero yo extraño a mi papá.

Entonces cómo.

O sea, y ellos también que se quedan con esa herida que va a estar siempre porque nunca lo pudieron enterrar, porque nunca lo pudieron ver, porque no tuvieron esa oportunidad.

Y encima con el estigma de que no pueden hablar de él porque se avergüenzan, como no lo entienden, algunos se avergüenzan.

De Jefferson solamente queda un hermano, su familia también quedó, la mamá murió, el papá también, la hermana también, digamos, todo eso desencadenó como la familia se va destruyendo, entonces queda solamente el hermano menor que tiene vagos recuerdos de él.

Y nosotros le contamos más bien un poco las cosas y le decimos cómo era su hermano, ¿no?

Y realmente Jeferson era excepcional, era un líder.

Recuerdo que una vez un compañero del PUM me dijo así, ¿no?

me dice así realmente si uno viera más allá del partido, lo que pasa es que yo tengo que optar por los compañeros del partido, pero realmente, si tuviera que elegir a un líder juvenil que refleje ese es Jefferson, me dice él es un líder increíble, un chico del mundo popular, que leía, inteligente, ávido, de mucha entrega.

Entonces, esos eran los jóvenes.

Y yo digo esos son los chicos que yo conocí, con los que conviví, caminé, todos ellos… y que ahora no están.

Bueno, son partes… esas historias.

Tamia

Y hace un rato, ahora que estamos hablando de este tema, mencionaste algo así como cuando se rompió el PUM, algo así como que se perdió una ilusión. Y también dijiste como que se perdió el unicornio, como esto que es real, pero no real al mismo tiempo, pero que existe como un símbolo mágico, fantástico. Y esa forma de involucrarse, esa forma de hacer política hacia la comunidad, ¿queda algo de eso, de ese unicornio, de esa ilusión?

Noemí

Yo, ¿sabes que siento?, que el sueño colectivo, porque es así, no es solamente individual, el sueño colectivo es lo que falta todavía reconstruir.

Entonces, lo que siento es mucha gente, como cuando hace un rato te comentaba de este amigo Juan, que es el activista, como que te aferras a algo.

Entonces es todavía mantener un poco quizás, pero en tanto no sea colectivo, no va a ser pues.

Porque de alguna manera, yo te decía la vez pasada ¿qué me alienta a mí?

Bueno, yo me siento de izquierda y hay principios por los cuales yo voy a apostar, es mi vida.

Seré medio dinosauria

No lo sé, quizás un poquito, un poquito, no.

He tenido algo de adaptación a lo nuevo, a tratar de mirar la nueva realidad que vivimos, los enfoques, qué sé yo.

Pero aun así creo que es posible.

Y entonces eso hace que me motive.

Entonces, encontrar el colectivo Mujeres de Arena como un colectivo de mujeres, mujeres de otro perfil, además

No son solamente las compañeras que, digamos, han trabajado en ollas, no, no, no.

Son generaciones de gente joven, yo soy una de las más adultas de gente joven, gente con formación, me refiero a formación más profesional, ¿no?, hay ingenieras, la otra socióloga, la otra es educadora, digamos, con un poquito más de recursos como para pensar y repensar el quehacer y las cosas que son necesarias, cosas que no hay y que podemos hacer de manera conjunta.

Entonces, para mí es un poco esto de que: oye, cualquier cosa menos la indiferencia, entonces hay que seguir, y por lo tanto hay acciones.

Sucede esto en el país,

Bueno, hay que actuar.

Hay esto de acá, ya veamos cómo hacemos.

Y si hay momentos en los cuales nosotros dijimos esa vez que llegaron gente acá y se albergó acá envía un montón de gente, como 800 llegamos a albergar.

Claro, no fue al mismo tiempo, pero llegamos a tener como 300.

Preparar alimentos para 300, nosotras que no estábamos muy metidas en eso, tuvimos que Compañeras, por favor, necesitamos ayuda.

Pero se logró armar una red, una red grande, fuerte.

Tamia

¿Eso fue por las protestas?

Noemí

Sí, y porque hubo gente que botaron de San Marcos, todo eso.

Entonces al final hubo una respuesta acá.

Entonces sí siento que podemos avanzar, pero no es algo que se sostiene.

Pero el colectivo que tengo sí permite un poco ir trabajando.

Además, vivimos también en un sistema en que el tema del individualismo pues ha calado tanto, que hablar de sueños colectivos es como que “Oye, ¿de qué hablas?”

Yo lo sé, estoy consciente de eso.

Pero aun así insistimos en la idea de que hay muchas cosas que nos unen y podemos tener miles de diferencias en otros temas.

Avancemos en aquellas que nos unen, avancemos en aquellas que nos articulan.

Los temas de violencia hacia las mujeres, ahora por el N, hay que hacerlo de las distintas maneras de cómo nosotros venimos actuando.

Los chicos que vienen desde el arte, las compañeras feministas también, ¿no?

O sea, todos, todos.

Yo siento que tenemos muchas coincidencias.

Te decía, pero no sé si llamarme feminista, no lo sé.

Pero es una lucha.

Tamia

No se definen como feministas.

Noemí

No, pero hay, digamos, una lucha que tiene que ver en general por los derechos.

Y si por el N nos sumamos, obviamente porque estamos hartas sobre todo de la violencia hacia niños, niñas, entonces sí, sí.

Tamia

Y acá yo ya veo que estamos llegando al final de tus hitos. Justo acá habías puesto: “Mujeres de arena”, y acá has puesto: “Soy militante de izquierda y activista”… ah… pero también falta el tema de la agricultura urbana.

Noemí

Ya, bueno, a nivel laboral, yo entro a trabajar en una ONG que trabaja temas ambientales.

No tienen que ver, digamos, con mi discurso político, porque dentro de temas ambientales, no, pues el tema ambiental es amplio, abarcamos temas de residuos.

Entonces, en aquella época en Lima, digamos, no había todavía programas de caracterización de residuos.

O sea, ya tenemos basuritas, ¿cuánto de esa basurita es recuperable?

¿Cuánto de esa basurita es orgánica?

Digamos, clasificar los tipos de residuos.

¿Qué pasaría si es que nosotros separamos los tipos de residuos y hacerlo sobre todo en zonas populares?

La calidad de los residuos está directamente relacionado con el nivel de ingresos.

O sea, porque si yo no tengo plata, yo reutilizo al máximo todo.

Ya, más o menos.

Entonces reutilizo todo.

Es decir, si un baldecito se me rompió, qué sé yo, ya lo pego y lo utilizo de maceta.

Este o si era el baldecito de pintura, ahora yo lo utilizo como baldecito para regar mis plantas o qué sé yo.

Entonces, digamos, si un cartón tengo, bueno, ahora hasta soy cartonera.

Pero empiezan a hacerse esos estudios en Villa El Salvador, y yo me meto a ese tema, me meto a ese tema, porque era lo laboral, o sea, era mí y me empieza a gustar.

Entonces, pero al final me voy metiendo dentro de lo que es el tema de residuos.

Trabajamos también el tema de los compost como abonos, mejoradores de suelo.

Villa El Salvador es un lugar arenoso.

Acá agronómicamente caía agua y no crecía nada.

Entonces había que mejorar.

Y si tú de alguna manera vas agregando compost, vas mejorando el tipo de suelo, y por lo tanto empiezan a surgir ya pequeñas plantitas, cosas así.

Entonces, a partir de eso también, y junto con… ya mejoras el suelo agronómicamente.

¿Pero eso es para qué?

Para que crezca algo.

En ese ver que crecer, uno dice ya, lo primero que uno quiere obviamente es de repente que haya gras, verdecito, todo el mundo, ¿no?

Pero el gras requiere mucha agua, mucha más agua de la que podría plantearte de repente tener plantitas.

Entonces es ahí en la que se empieza a trabajar.

Ahora no es una cosa solo mía, o sea, la institución apuesta por eso.

pero aquí en Villa El Salvador había la zona agropecuaria.

¿Entonces uno dice Oye, zona agropecuaria en Villa El Salvador?

Bueno, sí, zona agropecuaria en Villa El Salvador.

¿Con qué?

Con aguas tratadas.

Había lagunas de oxidación, y hubo gente que adquirió sus terrenos así, súper cómodo.

Y algunos, incluso los Benavides y otros apellidos conocidos, estaban por acá, con grandes extensiones de tierra, y donde tenían, criaban caballos, vacas.

Entonces en la zona agropecuaria podías comprar leche, en la zona agropecuaria había bailes de marinera, de caballos, algo así, no sé cómo le llaman eso.

Bueno, pero eso era y empiezan a haber actividades así.

Y también a árboles, era una zona verde.

Eso ahora ya no está, porque el suelo pues ahora ha cobrado fuerza.

Ahora están los grandes almacenes de Ripley, Saga Falabella, el alcalde tiene terrenos, están casi todos los centros de comercio grandes del país, Saga, Tai-loy.

Hoy todos tienen inmensos depósitos de almacenes aquí en Villa El Salvador, en lo que era en lo que era la zona agropecuaria.

Me imagino que habrán hecho todo el lobby para que cambien de uso, y ya está.

Pero ahora todo el mundo tiene así.

Estas grandes empresas tienen, entonces, sus grandes locales de depósitos, almacenes inmensos.

Solamente en Tai loy, por decirte, trabajan 500 personas.

Entonces este es un lugar también de mucho movimiento.

Además del parque industrial.

El parque industrial que lamentablemente en estos últimos años no ha tenido mucho fomento, no ha tenido mucho esto, porque el alcalde actual es un Castañeda a nivel distrital, solamente hace cemento, cemento, cemento y más cemento.

Es cierto que se necesita cemento también, yo no digo que no, pero reducir una gestión a solo, digamos, hacer cemento, no pues.

Entonces ahora se hace más evidente el tema de generar aires, porque pone cemento y la temperatura, digamos, se hace más evidente, es más caliente.

Todo eso ha cambiado, el tema de los vientos, todo.

Entonces te plantean, no solamente porque el tema de cambio climático ya nos afecta, sino también porque creo que una de las ventajas que Villa El Salvador tiene es que tiene un diseño urbano, y eso potencialmente le da una fuerza increíble.

Una fuerza, digo, porque Villa El Salvador sí puede ser verde, con aguas recicladas, con un sistema, me parece, de forestería urbana y agricultura urbana, totalmente posible, factible.

Yo lo veo incluso, no solamente como una práctica bonita donde está la gente de la tercera edad, qué sé yo, porque incluso hoy día tengo un taller en la tarde con uno de los huertos y está bien bonito y todo eso.

Pero yo pienso que sí puede ser una política pública, sí puede ser un eje de desarrollo en la ciudad, no solamente acá en el país.

En Brasil lo han impulsado, en Cuba creo que eso es lo que los ha salvado, en Europa también vienen impulsando los jardines urbanos, qué sé yo.

Y hay diferentes experiencias, cada vez más.

Entonces acá se podría hacer.

Tenemos problemas por el tema del agua, pero igual siempre hay alternativas.

Entonces ando metida yo en eso.

Me gusta, gracias a Dios, digo, encontré también una chamba que me guste, una chamba que disfrute.

Una chamba que suma un poco a las cosas que hago acá.

Tamia

Sí, pero además que tienes que vincularte con la gente.

Noemí

Sí.

Tamia

¿Y qué tal lo toman las señoras?

Noemí

Es sobre todo trabajar con…

Grupos de comunidad.

Grupos de comunidad, entonces, que forman un huerto comunitario.

El huerto comunitario tiene un diseño que lo hacen los ingenieros agrónomos, con quien también trabajamos.

Le decimos oye, no solamente es lo verde, es generar un espacio… el huerto urbano es generar un espacio donde tengan varios componentes, parcelas productivas, áreas de camino, porque a veces se piensa que todo es producción, ¿y por dónde caminas?

Entonces áreas de camino, áreas donde se reúnen y generan convivencia, donde las señoras se juntan en la tarde y toman su mate caliente mientras van regando sus plantitas.

Entonces y además espacios de flores, porque nos interesa que las abejitas vengan.

El enfoque agroecológico es ese, es un enfoque que busca producir respetando el ambiente, utilizando, digamos, recuperando residuos, reusando, reciclando, o sea, digamos, todos los componentes de carácter ambiental.

Es bonito, las señoras hacen decoraciones con material reciclado, hacen flores, hacen macetas, pintan las macetas, traemos las llantas, pero las llantas tienen que estar pintaditas para que sea un espacio bonito.

Si es el espacio público, decimos bueno, tiene que ser un espacio bonito.

El huerto no solamente tiene que ser solo la lechuga, sino la diversidad de productos, que también es parte del enfoque agroecológico.

La asociación de cultivos, así le llamamos.

Sí, les gusta, se sienten bien para gente de la tercera edad, se sienten productivos.

Ellos dicen yo vengo acá y acá me relajo, me olvido de mis problemas y así.

Y en esos espacios, bueno, yo soy psicóloga, que qué cosas es lo que hacemos, tratamos temas de, por ejemplo, todo lo que es gestión de las emociones, todo lo que es manejo de conflictos, todo lo que es fortalecimiento organizacional.

A mí me toca ese componente y hay componentes de compañeros que trabajan la parte más agronómica, entonces ahí estoy y acá es.

Tamia

Lo último que pones es como una definición, parece más que un hito, dice soy militante de izquierda y activista ambiental. Como una definición de tu identidad, ¿lo pensaste en ese momento cuando lo armabas?

Noemí

Sí, es bastante básico, ¿no?

Pero si alguna vez me preguntaran, es eso, me considero militante de izquierda, pero no milito en ningún partido, tengo simpatías, obviamente, pero creo que la experiencia del PUM me marcó mucho, además, porque siento que no maduramos en algunas cosas, entonces siento que es posible hacer cosas desde fuera y articulando.

Siempre estoy en comunicación con ellos, hay eventos, hay cosas en las que estamos, entonces, pero por ahora prefiero estar así.

Y el colectivo en el que estoy y la chamba que también me permite por ahora por lo menos hacer cosas también para Villa, pero desde otra mirada, se articula igualmente, entonces, pero es otra gente, es otras relaciones que se van sumando a las que ya tenía igual en vía y además en esa actúo a nivel de Villa El Salvador, San Juan y Villa María del Triunfo.

Tamia

Hay un par de preguntas que hemos elegido, así como para, o sea, no están como parte de la historia de vida, pero son como un poco conclusivas.  Y este, ¿qué te gustaría transmitir sobre tu vida durante el conflicto? ¿Qué es lo que podrías decir hacia afuera, hacia, por ejemplo, otras mujeres, jóvenes? Un mensaje o una reflexión, más que un mensaje.

Noemí

Una de las primeras cosas y preocupaciones también para mí tienen que ver con la memoria, con la historia y con la justicia.

Entonces en memoria porque no podemos ni debemos olvidar lo que ocurrió en el país.

Historia, porque creo que hay todo un movimiento por querer cambiar la historia de lo que ocurrió, distorsionar la historia, satanizando, estigmatizando, a la gente.

Y entonces yo sí creo que… una de las razones que me motiva a hablar tiene que ver con eso, tiene que ver con la necesidad de que sabes que no es la historia oficial o la historia de quienes ganan o la historia de fujimorista la que debe primar.

No he hablado mucho, pero, por ejemplo, el hecho de cada cierto tiempo generar detenciones y exponer acá sí senderistas y no sé qué, con gente que realmente ni tuvo que ver, fueron parte de toda una práctica cotidiana.

Entonces, para muchos sí, pues fueron los héroes, ¿no?

Fueron los héroes, se comportaron peor que Sendero.

Entonces y yo sí creo que de repente muchos no compartirán lo que yo pienso, pero para mí forma parte de las vivencias que tuve, de las cosas que nos tocó ver.

Y entonces creo que la historia tiene que contarse, que no solamente es la mía.

Hay mucha gente que no dice nada, que se cayó, que se oculta, que se avergüenza.

Y yo primero, no tengo nada de qué avergonzarme, al contrario, me siento orgullosa de las respuestas que pudimos dar.

Las personas respondemos a nuestra historia.

Entonces yo siento que es eso.

Y si hay una motivación es por esos tres: por memoria, por historia y por justicia.

Porque todavía creo que hay que redimir a mucha gente que fue injustamente encarcelada, injustamente estigmatizada, gente que todavía sigue buscando, como muchos de los casos que vemos cotidianamente.

Ojalá la gente pueda ir más al Lugar de la Memoria, a conocer un poco más.

Sé que a veces uno no quiere como que indagar allí donde nos duele, pero creo que eso nos toca.

Entonces, bueno, esa es una de las primeras motivaciones que tengo.

Tamia

Sí, justo esa era la otra pregunta. ¿Qué te motivó a aceptar conversar para dar tu historia de vida al archivo?

Noemí

Sí, tiene que ver con eso, tiene que ver con eso, con la necesidad de que se cuente.

Y en verdad lo digo, o sea, a mi hermano también escribe, hermano, si quieres como pequeñas historias, escribe, porque va a haber una historia oficial, te quieren cambiar cosas, entonces no, entonces hay que escribir y ahí tenemos una responsabilidad, aunque sea como pequeños cuentos, aunque sea en libros cartoneros, así como la Magari [Maga Cartonera], pero hay que escribir.

Y esa es mi motivación, ciertamente.

Tamia

Muchísimas gracias.

Noemí

Gracias a ti por la oportunidad también.

Ficha Técnica

Nombre o seudónimo Noemí
Formato Archivo de audio
Serie Historia de vida
Rol Mujer
Número 3
Duración 4 horas 19 minutos
Idioma Español
Perfil

Noemí nació en Lima en 1962. A través de su historia de vida, Noemí cuenta también la historia  la de Villa El Salvador, de la izquierda y del conflicto armado interno. Ella se define en la actualidad como «militante de izquierda y activista ambiental». Ha participado en proyectos y actividades comunitarias desde muy joven, y se dedica también a ser activista por la defensa de los derechos de las mujeres.

Ubicación Web https://laoruga.pe/noemi/
Fecha de Publicación mayo 2025
Lugares Apurímac, Rusia, Surquillo, Villa El Salvador
Anonimato

Autorización para nombre: NO

Autorización para voz: SÍ

Autorización para imagen: NO

Autorización para detalles familiares: NO

Fuentes Primaria. Entrevista a la protagonista.
Fecha/s de recojo del testimonio Diciembre y enero del 2025
Acceso a fuente primaria Público
Ubicación Archivo Digital de Memoria La Oruga
Soporte Audio
Palabras clave Abogados, Activistas de DDHH, Adolescencia, Arte, Asesinato, Ciudadanía, Democracia, Derechos Humanos, Desaparecidos, Detenciones arbitrarias, Ética, Fotografías, Género, Iglesia, Infancia, Izquierda, Jueces sin rostro, Justicia, Leva, Lucha contrasubversiva, María Elena Moyano, Migración, Música, Partidos políticos, Sendero Luminoso, Terruqueo, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Villa El Salvador, Violencia política
El epidosio incluye
Audio completoÁlbumLínea de tiempoTranscripciónFicha TécnicaCréditos
Álbum
Derechos Humanos que aborda A la justicia / A la presunción de inocencia / A la vida / A no ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado / A vivir con dignidad / Al ejercicio ciudadano
Vínculo con Currículo Nacional

Enfoques: Enfoque de Igualdad de Género, Enfoque de Derechos, Enfoque Ambiental, Enfoque de Orientación al bien común

Areas: Comunicación, Personal Social y Ciencias Sociales

Vínculos con otros episodios
Créditos

Historia de vida de: Noemí (seudónimo)

Investigación y producción: La Oruga – Tamia Portugal

Imagen de portada: Captura del video de la canción Recuerdos de Villa

Edición y posproducción: Rafael Ramírez

Cortina: Time To run de Dexter Britain

Créditos

Historia de vida de: Noemí (seudónimo)

Investigación y producción: La Oruga – Tamia Portugal

Imagen de portada: Captura del video de la canción Recuerdos de Villa

Edición y posproducción: Rafael Ramírez

Cortina: Time To run de Dexter Britain

Fecha de publicación: mayo 2025

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